Raúl Riebenbauer es periodista y guionista televisivo. Fue colaborador del diario El País y del desaparecido Diario 16. El año pasado publicó El silencio de Georg (RBA Editores), una investigación que le llevó diez años de trabajo, en la que logró descubrir la verdadera identidad de Heinz Ches, uno de los dos últimos ejecutados, junto al militante anarquista Salvador Puig Antich, con el método del garrote vil durante la dictadura de Franco, el 2 de marzo de 1974. En esta entrevista con Página/12 analiza a la luz de su experiencia la nueva Ley de Memoria Histórica aprobada por el gobierno socialista.

–Después de todas las dificultades con las que se ha topado para descubrir la identidad de sólo una de las víctimas de la dictadura franquista y a la vista del debate que ha suscitado la recientemente aprobada Ley de la Memoria Histórica, ¿por qué cree que hay tantas dificultades en la sociedad española para abordar este tema?

–Creo que no existe una voluntad real de recuperar la memoria. Esta ley es casi similar a la Ley de Obediencia Debida y Punto Final de la dictadura argentina. Se establece que no se conozcan los nombres de las personas vinculadas a los procesos, de los verdugos. Es una forma de cerrar la historia en falso.

–¿Cuál es el temor que existe dentro del Partido Socialista? ¿Cree que la sociedad española no está preparada para abrir los juicios a los responsables del franquismo?

–La historia de España en el siglo XX es una constante sucesión de golpes de amnesia. La dictadura estableció la negación de la Guerra Civil como lo que en realidad fue, un golpe de Estado; implicó el olvido y la manipulación histórica de lo que significó la República y luego vino la Transición, que supuso la negación de lo que fue la dictadura. Recién en los últimos años se comienza a hablar del número de muertos, por ejemplo.

–¿Cuál es el núcleo del problema? ¿Por qué la Transición española sigue teniendo esta cuenta pendiente?

–Hay muchas personas vivas vinculadas al franquismo y lo que le falta al Partido Socialista es la valentía para sacar adelante una ley que no implique la espera hasta que mueran estos personajes. Y es obvio que el peso de las personas vinculadas a la dictadura que están en la actual derecha española, como Manuel Fraga Iribarne, sigue siendo muy fuerte.