Mar 08.05.2007

EL MUNDO • SUBNOTA

Se acabó la fiesta, vaya con el documento encima

En las calles francesas se hacía el mismo comentario de lo esperable de un gobierno de Sarkozy, ex titular de Interior de mano dura. El domingo hubo 730 autos quemados y 592 detenidos.

› Por Eduardo Febbro
Desde París

Los que estaban felices con la victoria de Sarkozy y los que aborrecían el momento político actual hacían las mismas bromas: se acabó la fiesta, llegó el orden, la disciplina, marche derecho y no se olviden de los documentos de identidad cuando salgan a comprar el pan. Extraño clima, entre denso y festivo, en un país que elige a un presidente y que, solapada o abiertamente, tiene miedo de él. Las paradojas son incontables. Un barrio burgués como el quinto distrito de París puso primera en las urnas a Ségolène Royal. En cambio, muchos de los suburbios que se revelaron en 2005 contra el entonces ministro de Interior optaron por él.

Los mismos barrios que quemaban autos llenaron las urnas con las boletas del candidato de la UMP. Las últimas cifras proporcionadas anoche por la policía francesa arrojaban un saldo asombroso de 730 autos quemados y 592 personas detenidas durante la noche electoral. La cifra del domingo al lunes no está lejos de los mil autos que se incendiaban cada noche durante la sublevación suburbana de 2005.

Mucha gente de los suburbios de París se siente defraudada y temerosa de lo que pueda hacer el presidente electo. “Cuando lo veo tiemblo, pienso que habrá redadas policiales, detenciones masivas, expulsiones de muchos amigos inmigrados, persecuciones y cosas así”, dice Ahmed, un muchacho de 25 años de padres tunecinos que reside en una localidad de Val-de-Marne. Mustafa, joven de Massy, dice: “Es un golpe duro, nos inscribimos para votar pensando que frenaríamos a Sarkozy y hoy nos sentimos decepcionados. Acá la gente tiene miedo, los franceses blancos de nosotros y nosotros de los blancos que votaron por Sarkozy”. La Red de Educación Sin Fronteras, grupo que milita por la regularización de los indocumentados con hijos escolarizados en Francia, confesó su temor de que se produzcan “expulsiones masivas”. A su vez, el Movimiento contra el Racismo y por la Amistad entre los Pueblos se mostró “extremadamente preocupado” por el futuro de los inmigrantes.

Más paradójico aún, en París, unos cien liceos manifestaron para protestar contra la elección de Nicolas Sarkozy. Las escenas eran cómicas: los chicos querían tomar las escuelas y, en muchos liceos, intentaron cerrar las puertas poniendo tachos de basura en las puertas. Varios movimientos de extrema izquierda, entre ellos la Liga Comunista Revolucionaria, LCR, hicieron llamados a la “resistencia”, pero no adelantaron consignas específicas. Sarkozy es sin dudas el centro de la diabolización que toda campaña construye y también de las medidas extremas que adoptó y de unas cuantas palabras que, hoy, llevan a que amplios sectores de la sociedad duerman con el estómago apretado.

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