EL MUNDO • SUBNOTA
Seis soldados murieron y 33 civiles resultaron heridos ayer en una ofensiva del ejército del Líbano contra islamistas atrincherados en un campamento de refugiados palestinos de Nahral Bared, al norte del país. En tanto, una fuente militar desmintió que se tratara de un asalto final y dijo que el objetivo es “estrechar el cerco” a los milicianos. Por su parte, un funcionario de la Unión Europea advirtió ayer sobre el peligro de que Al Qaida se expanda hacia territorios de Palestina. “Después de la salida de 140 a 150 civiles, ahora estamos tratando de evacuar a 45 niños y 21 mujeres”, dijo ayer la Cruz Roja, tras la embestida militar. La artillería comenzó a bombardear desde la mañana con toda intensidad el sitio de refugiados, con hasta 20 proyectiles por minuto, según testigos. “Este es el primer paso de la batalla final contra los terroristas que se han negado a rendirse”, dijo una autoridad en el lugar de los combates, de los que también participaron barcos de guerra. Una nube de humo se elevaba sobre el campo luego de que las descargas convirtieran en ruinas parte del empobrecido asentamiento en el que los combatientes del grupo radical suní Fatah al Islam, presuntamente cercanos a Al Qaida, se pertrecharon desde el 20 de mayo.
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