EL PAíS › LAS NEGOCIACIONES POLITICAS SOBRE EL FUTURO DEL INTENDENTE DE PINAMAR
Roberto Porretti aseguró ayer que “no está determinada para nada” su suspensión. Pero en el Concejo Deliberante avanza el juicio político en su contra. Entre bambalinas, buscan convencerlo de que renuncie o pida licencia.
› Por Alejandra Dandan
El Concejo Deliberante de Pinamar no se cansa. Mientras avanza la negociación de su salida, el intendente Roberto Porretti salió a pelearles. “No está determinada para nada” la suspensión, aseguró ante los medios cuando llegó a su despacho. Tras el abrupto final del miércoles, ayer no se reunió la comisión investigadora sobre el escándalo de las supuestas coimas pedidas a un boliche nocturno. Se espera que lo haga hoy porque concluye el plazo de la pesquisa. La comisión debe pronunciarse, y convocar a una sesión extraordinaria para decidir si suspende al intendente. El PJ como el MUPP de Blas Altieri buscan alternativas para que la batalla entre unos y otros termine dirimiéndola Roberto Porretti: o pide la licencia o renuncia.
La decisión de la Cámara de Apelaciones de Dolores, que rechazó el pedido de eximición de prisión del intendente, dejó el martes al Concejo Deliberante en una suerte de asamblea permanente. Desde entonces, los diez concejales intentan ponerse de acuerdo para tomar una decisión por unanimidad. Ayer había consenso para suspender a Roberto Porretti, pero nadie se atreve a decirlo sin el condicional. En la trastienda dicen que los votos no se cuentan hasta que las manos no estén en alto.
En el Concejo hay dos sectores enfrentados. El PJ y el Movimiento de Unión por el Partido de Pinamar (MUPP), la organización vecinalista creada por Blas Altieri que mantuvo el mandato durante los últimos 16 años, hasta el recambio de la intendencia. De los diez concejales, 4 son del MUPP, otros 4 del PJ y 2 del Frente para la Victoria (FpV), y estos dos últimos van en bloques separados.
La suspensión requiere del acuerdo de por lo menos dos terceras partes de la cámara, según la Ley Orgánica de las Municipalidades. Eso significa, por lo menos siete concejales. Ninguna de las fuerzas los consigue por sí mismo, ni siquiera la alianza del PJ y FpV que ganó las últimas elecciones con la lista de Porretti.
En ese contexto, hay dos escenarios abiertos. Uno en el Concejo, para llegar a un acuerdo por la suspensión que no excluye un acuerdo de cogobernabilidad. Claro que para algunos más cómodo que para otros. El segundo, en cambio, está afuera del Concejo y son conversaciones de referentes de los partidos con el intendente para que renuncie o tome licencia.
El PJ sabe que para mantener el poder necesita que no vuelva a haber elecciones. En octubre le ganó a Altieri arañando, con poco más de 300 votos a favor. Ellos sostienen que si ahora hay elecciones es más probable que las pierdan como efecto del desgaste y el escándalo. Por eso, le piden a Porretti desde el comienzo una licencia porque no exige una elección inmediata sino dentro de año y medio con la renovación del Concejo.
Del otro lado, en el muppismo, optan por la renuncia por la misma razón. Una elección ya en Pinamar le puede devolver el poder a Altieri.
En esa línea, ambos partidos están trabajando también en torno del intendente. El PJ aún mantiene abiertas las chances de la licencia, y el MUPP le pide la renuncia a cambio de no dar quórum para la destitución. En el plano judicial, se especula con que Porretti puede quedar preso en veinte días, después de que termine el proceso de apelaciones de su eximición de prisión. Veinte días en que su decisión, cualquiera sea, terminará definiendo si le dará el poder a unos o a otros.
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