Fue en la patria chica de Eduardo Duhalde, Lomas de Zamora. El primer símbolo. El estadio cubierto del club Temperley estaba lleno. Néstor Kir-chner llegó serio, sin los gestos que uno espera de tantos candidatos, con un discurso muy crítico con la situación, con Carlos Menem y “los que prometen una cosa y después hacen otra”. Lo esperaban jubilados, muchas mujeres con sus hijos y una barra con bombos que pusieron mucho grito y entusiasmo. El gobernador de Santa Cruz fue recibido en el bastión bonaerense como “el futuro presidente”.
En su discurso, Kirchner fue muy crítico con varios de sus adversarios de campaña. Aunque no nombró a sus competidores, cuestionó con dureza a Menem, a quien llamó “traidor”. “Yo estoy harto y tan cansado como ustedes de aquellos que usan el nombre de Perón y de Eva Perón para traicionar a nuestro pueblo”, dijo primero, sin nombrar al riojano. Pero inmediatamente aclaró a quién se estaba refiriendo. “Que no nos digan que el presidente que se fue (por Carlos Menem) va a salvar a la Patria. El nos hundió, él nos entregó. Le digo al ex presidente que ponga una urna y el pueblo le va a dar la lección que se merece”, dijo.
Desde un palco más bien simple, con una enorme bandera atrás que decía “Por un Frente nacional popular”, Kirchner continuó con su arenga, que se transmitió por dos pantallas gigantes. Comentó una anécdota en relación con su imagen de candidato serio, tal vez con la secreta intención de diferenciarse del puntano Adolfo Rodríguez Saá, asociado para siempre a su sonrisa indeleble. “A mí me dicen ‘Che, Néstor, tenés que reírte más’. Y yo me pregunto: ¿De qué me voy a reír? Me voy a reír cuando abramos las fábricas cerradas”, subrayó.
Después siguió con un par de definiciones políticas. Se lamentó por la privatización de YPF (“Hemos perdido la renta petrolera”) y propuso que con el aumento de la recaudación se financie un plan de obra pública de “dos millones de viviendas”. “Necesitamos trabajo, basta de planes de empleo”, dijo y la multitud, compuesta por muchos desocupados que cobran subsidios, reaccionó con una ovación.
El estadio cubierto mostraba las contradicciones propias de Lomas de Zamora. Banderas peronistas en un distrito que debería gobernar el Frepaso, pero que gobierna el PJ desde la asunción de Héctor Mensi, un ex concejal frepasista que volvió al peronismo para ser jefe comunal. “Nuevo Espacio. Lomas de Zamora. Chino Navarro”, decía una de las banderas más grandes, que compartía espacio con los colores rojo, verde y celeste del Frente Grande en la Unión Popular Lomense (UPL), la agrupación creada por el senador provincial Eduardo Sigal. Bastaba con mirar esas pancartas para comprobar cómo se realineó un sector del Frepaso bonaerense.
“Este es el momento, no queda otra. Ahora sí, o la Argentina cambia, o cambia. Y si hay que saltar el alambrado y abrir portones, lo vamos a hacer”, prometió, metafórico, Kirchner para cerrar su discurso. Al pie del escenario, Silvia –una desocupada del barrio Santa Marta, de Lomas de Zamora, que había llegado en los micros que pagó un sector del PJ– aplaudió con energía, como si con la fuerza del aplauso pudiera apurar ese cambio.