Si la montaña no va a Mahoma, el subsecretario de Asuntos Hemisféricos, Tom Shannon, vendrá a Buenos Aires. Se suponía que el funcionario se reuniría la semana pasada en Washington con el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, y también que saludaría a Néstor Kirchner. Pero ambos viajes se cayeron así que la mentada normalización de las relaciones entre Estados Unidos y Argentina continuaba en el aire. Para dar por concluida la cuestión, Sha-nnon le informó al embajador argentino en Estados Unidos, Héctor Timerman, que el jueves que viene estará en la Casa Rosada para encontrarse con la presidenta Cristina Fernández de Kirchner.

Los últimos tiempos no fueron sencillos para la relación bilateral. Cristina Kirchner había llegado a la presidencia con la promesa de una gestión que pondría mayor entusiasmo en la política exterior, y dentro de ella a afinar el vínculo con los países desarrollados. La relación del gobierno de su marido con la Casa Blanca había virado de normal a pésima luego del paso de George Bush por la Cumbre de las Américas de Mar del Plata, a fines de 2005. La idea era volver a normalizarla. “Relaciones maduras”, es el término que más se utiliza en la Cancillería.

Pero todo anduvo mal desde el principio. La Presidenta no tomó muy bien que en vez de Shannon –el funcionario del Departamento de Estado que se encarga de la región–, Bush enviara para su asunción a la secretaria de Trabajo, Elaine Chao. La enviada cumplió con el protocolo de pedir un encuentro para saludar a la Presidenta, pero Cristina Kirchner no encontró un hueco en su agenda para recibirla.

Tres días después el Departamento de Justicia difundió la famosa grabación a uno de los implicados en el caso Antonini Wilson que aseguraba que los 800 mil dólares del maletín eran para la campaña de Cristina Kirchner. Lo que enojó a la Casa Rosada fue que esas declaraciones obtenidas de manera clandestina a un venezolano que la propia Justicia norteamericana había detenido fueran reproducidas en un comunicado oficial.

El Gobierno tuvo una reacción airada y prácticamente cortó las relaciones, al nivel que dispuso que ningún funcionario podía volver a recibir al movedizo embajador norteamericano Earl Anthony Wayne. Todo pedido de audiencia debía ser centralizado a través de la Cancillería que archivaría la solicitud prolijamente en un cajón.

El tironeo duró unas semanas. Luego Estados Unidos se encargó de puntualizar que la causa de la valija que se investiga en Miami no tenía nada que ver con el gobierno argentino, que no formaba parte de la pesquisa. El primer paso para encarrilar el vínculo fue cuando la Presidenta recibió al embajador Wayne. El canciller Jorge Taiana se encontró en una cumbre con el dos del Departamento de Estado, John Negroponte, y acordaron “dinamizar” una relación que tiende a atascarse cada tanto.

El embajador Timerman había quedado ayer en desayunar con Shannon para repasar cómo venían las cuestiones bilaterales. Timerman está interesado en armar una agenda de aquí a fin de año, cuestión de darle más consistencia al vínculo. En el encuentro acordaron el viaje de Shannon a Buenos Aires, algo en lo que venían trabajando ambas cancillerías. Shannon hasta ahora estuvo dos veces en Argentina: en enero de 2006 y febrero de 2007. En ambas oportunidades –también cuando se cruzaron en los viajes de los Kirchner a Estados Unidos–, Shannon se mostró de acuerdo con el rumbo del gobierno argentino, aun en materia exterior.

La agenda prevé que Shannon permanezca en el país jueves y viernes. El jueves a las 17 está agendado el encuentro con la Presidenta en la Casa Rosada. El viernes, en tanto, tiene prevista una reunión con el canciller Jorge Taiana.