Dom 27.04.2008

EL PAíS  › LOPEZ MURPHY HABLA DE ECONOMIA Y DE LA RENUNCIA DE LOUSTEAU

“Kirchner tiene más problemas que Luis XVI”

Ahora sin partido, está retomando su rol de economista liberal. Dice que hay que “desacelerar” el gasto, que Moreno no es la suma de todos los males y que los impuestos al campo son tema peligroso: así empezó la Revolución Francesa.

› Por Werner Pertot

Fue profesor de Martín Lousteau y de Carlos Fernández. Del primero, en la Universidad de San Andrés; del segundo, en La Plata. Aunque no le interesa mucho recordarlo, el ex líder de Recrear Ricardo López Murphy algo influyó en la formación del ministro saliente y del entrante. Pero prefiere obviarlos a los dos y cargar contra Néstor Kirchner (de hecho, después de la reaparición del ex presidente, casi no habla de otra cosa). Tras su papelón electoral de octubre y luego de perder el partido que fundó, a manos del macrismo, busca reinventarse desde sus orígenes: habla como economista (neo)liberal más que como dirigente opositor. “Kirchner está peor que Luis XVI”, aventura el Bulldog, que plantea que hay que desacelerar el gasto público para contener la inflación.

–¿Qué le pareció el regreso de Kirchner?

–Lo más grave en el discurso del ex presidente es cuando les adjudica a los productores que el humo fue intencional y les adjudica las muertes en la ruta. Estamos pasados de rosca.

–¿Y quién tuvo la culpa del humo?

–Bueeeno, supongo que pueden haber ocurrido por accidente o desaprensión. No creo que hayan ido a quemar los campos para causar muertes en la ruta.

–La ministra de Medio Ambiente dijo que buscaban mayor rentabilidad...

–No, olvídese de los segundones. Hay que ir a la cabeza, porque la cabeza está descontrolada.

–¿La cabeza es Néstor Kirchner o Cristina Fernández?

–Bueno... a esta altura, la sensación que tenemos todos es abrumadora: el que lanza los gritos de batalla es él.

–¿Está de acuerdo con los cortes de ruta de los ruralistas?

–No, nunca auspicié los mecanismos de acción directa que auspició Kirchner. El que siembra vientos cosecha tempestades.

–El ex presidente criticó a los economistas que recomiendan “enfriar la economía”. ¿Se sintió aludido?

–No, con lo único con lo que no estoy de acuerdo es con hacerla hervir. Pero los enfoques térmicos no son mi especialidad...

–¿Qué consecuencias tiene la renuncia de Lousteau?

–Refleja que no podía soportar más la situación de pérdida de control de la gestión sobre su cartera y la percepción sobre que la situación se viene agravando: se necesita un programa antiinflacionario, que llevará dos años para volvernos a la normalidad. Hay que hacerlo antes de que las cosas sean peores. También una normalización del sector productivo: volvería al 10 de marzo y mandaría un proyecto de reforma impositiva al Parlamento. ¿Por qué no quiere Kirchner hacer eso? Porque, claaaro, con el impuesto a las Ganancias agarraría a Cristóbal López y a todos los amigos. ¡Porque no tendría la piñata para corromper el sistema político del país!

–¿Plantea, entonces, dar marcha atrás con las retenciones móviles?

–Con la enormidad de las retenciones actuales. En la historia de la Revolución Francesa, Luis XVI convoca a los Estados Generales para que le aprueben el aumento de impuesto al agro, y ahí se produjo el fin de la monarquía: Kirchner está peor que Luis XVI, porque ni tiene que llamar a los Estados Generales. Es una cosa muy atrasada, muy bárbara, muy primitiva.

–¿Qué piensa del nuevo ministro, Carlos Fernández?

–Escuché sus comentarios y me desconcertaron: todos querían saber qué va a hacer con el Indec y con Moreno.

–¿Si se va Moreno se solucionan todos los problemas?

–(Niega con la cabeza.) El fraude en el Indec hace mucho daño. Y en eso están de acuerdo hasta los economistas más heterodoxos. Ahí no hay dos médicos que diagnostiquen diferente. El único que lo ve diferente es Néstor Kirchner, que va al médico, le dice que tiene 360 de colesterol y él le contesta: “No voy a hacer ejercicio y me voy a dedicar a comer manteca. ¡Y huevo! ¡¡Yema!!”. Acá se ha desatado Frankenstein.

–¿Cuáles son las medidas antiinflacionarias que reclama?

–Primero, normalizar el Indec y ver la dimensión del problema. Para un programa antiinflacionario en serio le voy a dar una pista. Tomemos el ejemplo del 2004: hagamos crecer el gasto 1,5 por ciento menos que los recursos por año. También eliminaría algunos excesos tributarios: mi programa electoral decía que en cinco años desarmaba las retenciones. Tenemos que reconstruir la base fiscal del Estado, que se ha roto por el desmanejo, el populismo y la irresponsabilidad de los Kirchner.

–¿Cómo desaceleraría el gasto? ¿Con recortes?

–¿Cómo recortes? En el 2008, el gasto está multiplicado por cuatro. ¡Hablamos de números extravagantes! Es como que me dijera: “Pasó de 80 kilos a 200”, y yo no quisiera hacer dieta.

–¿En qué áreas recortaría el gasto?

–(Se enoja.) ¡Pero, yo no dije de recortarlo! ¡Se fue a la mesa de examen!

–¿No diga? ¿Me saqué un cuatro?

–No, dos. Pero va rumbo a ¡¡¡cero!!! Yo hablo de las tasas de crecimiento y nominalmente, no pienso bajarlas, porque sería una locura. Pero los gastos han subido espectacularmente. Lo que digo es bajemos esa tasa de 50 a 25 por año. ¿No es una suba atractiva? ¿En qué país se hace otra cosa? ¡En Zimbabwe! ¡¡En la dictadura feroz de Mugabe!! ¡¡¡No quiero ese país, yo!!! (N. de R.: el año pasado, la inflación en Zimbabwe fue del 100 mil por ciento.) Esto es lo que Lula evitó... (Reflexiona.) Mire a dónde hemos llegado que me parece que Lula es la referencia.

–¿Hitler tenía acuerdos de precios?

–Nada más feroz que los nazis para el control de los precios. Se ocupaba el mariscal Hermann Goering. Ni ellos pudieron con eso.

–Eso dijo Macri...

–Es un poquito más complejo que eso.

–¿Cuándo se rompió la alianza con el jefe de Gobierno?

–La defección en la elección nacional y las deslealtades fueron muy gravosas para nosotros. No hubo simetría de trato: nosotros en la Capital fuimos consistentes en el apoyo y a cambio recibimos una suma de deslealtades.

–¿Qué significa para PRO que el nuevo socio sea De Narváez?

–Escuché cosas que me asombran: ¿es cierto que dijo que quería parecerse a Berlusconi? Ese no es el camino, porque Berlusconi está por la estatización y acá en el kirchnerato estarían de acuerdo con las políticas de Berlusconi. Eso demuestra la confusión ideológica de este país.

–¿Cómo ve los primeros meses de gestión de Macri?

–Usted sabe que tengo una gran resistencia a la suba de impuestos.

–Si en la campaña habían prometido no subir el ABL...

–Exactamente. Además, el endeudamiento es como subir los impuestos, pero prorrogado en el tiempo. Se propuso aumentar la deuda en el momento de mayor holgura fiscal de la ciudad de Buenos Aires. Las reglas de compras creo que deben ser lo más tradicionales y nunca estoy de acuerdo con las emergencias. Ni para Kirchner, ni para nadie. Y el escándalo más grande es la concesión de juego al 2032 a Cristóbal López. ¡¡El 95 por ciento de impuestos a los aparceros como De Angeli y a los amigos, concesiones gratuitas y prolongadas en el tiempo!! Además, nunca se vio que un presidente le ordene aumentar las tragaperras en un 50 por ciento. ¡El juego es un vicio y no se promueve desde el gobierno! Eso requería una reacción del gobierno porteño.

–¿Por qué Macri no actuó?

–Es una buena pregunta.

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