Mié 30.04.2008

EL PAíS  › LAS POLíTICAS DE SEGURIDAD EN EL NUEVO LIBRO DE MARCELO SAIN

Todo el poder a la política

Junto a los columnistas de Página/12, Horacio Verbitsky y Mario Wainfeld, el autor de El Leviatán azul analizó en la Feria del Libro los desafíos de la Seguridad. Los vínculos entre el poder político y las cúpulas policiales.

“En los últimos 30 años de desarrollo institucional del país hubo una tendencia de los sucesivos gobiernos de delegar el gobierno de la seguridad pública en las cúpulas policiales, y esto es un grave error”, aseguró el interventor de la Policía de Seguridad Aeroportuaria, Marcelo Sain. Lo hizo en la presentación de su libro El Leviatán Azul. Policía y política en la Argentina, en la sala Alfonsina Storni junto a los periodistas Mario Wainfeld y Horacio Verbitsky. Así, desde una óptica que conjuga sus saberes académicos con su práctica, el también politólogo criticó los paradigmas tanto de la izquierda como de la derecha y reivindicó la urgencia de una reforma que habilite una mayor intervención política, dado que es el Estado, explicó, el único actor capaz de juzgar cuál es la resolución democrática de los conflictos.

Para la izquierda, el dilema de la seguridad siempre estuvo presente. Y, proveniente del progresismo, Sain no evitó el escollo: “Ni la izquierda ni la derecha tienen una lectura seria sobre la diversidad y las causas del delito. La derecha cree que todo es atribuible a los sectores vulnerables y pobres de la sociedad. La izquierda cree que la exclusión y la marginalidad está detrás de todo. Ninguno indaga sobre los resortes políticos de cómo se gestiona la seguridad. Tercero: Ninguno tiene una visión sociológicamente cierta sobre la policía. Así, la derecha plantea todo el poder a la policía, y desconoce que es ella gran parte del problema y la izquierda piensa que es una institución exclusivamente represiva, abusiva y corrupta ignorando que gran parte de los conflictos de la sociedad son abordados positivamente”.

Despojándose de simplismos, uno de los principales ejes expuestos en la conferencia a salón repleto fue la complejidad de la puesta en marcha de la urgente reforma. Sain, quien fuera viceministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires en 2002, postuló que para una verdadera transformación se requiere “voluntad política, equipo de gestión y un proyecto de financiamiento serio y sostenido”.

En un marco de creciente “policialización”, como él llama al fenómeno, Sain destaca dos procesos. El de Aníbal Fernández al frente del Ministerio del Interior en la gestión de Néstor Kirchner por cómo administró las masivas y constantes protestas y movilizaciones sociales al comienzo del mandato sin heridos ni muertos. “Con (Gustavo) Beliz –quien como ministro de Justicia estaba a cargo de Seguridad–, hubo una abstención de efectivos en la calle que daba la sensación de desgobierno. Eso duró hasta los sucesos de la Legislatura. Luego, se comenzó a trabajar con una impronta de gradualismo, con influencia del ministerio de Trabajo, del de Desarrollo Social y de negociación en Interior. El mérito estuvo en que Kirchner dijo con esto no se jode, y todos se encuadraron.”

Otro de los reivindicados fue el ex ministro de Seguridad bonaerense, León Arslanian. “El tenía un proyecto, equipo de gestión y generó una estructura con impronta de reforma. Cuando fue ministro, el que mandaba era él. Y lo hizo bien, porque demostró, a diferencia nuestra, que la reforma era políticamente viable”, agregó. Respecto de la política de Daniel Scioli y su ministro Carlos Stornelli, consideró lisa y llanamente, que es de derecha.

El primer orador fue el presidente del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) y columnista de Página/12, Verbitsky, quien hizo hincapié en un análisis del sistema penitenciario. El argumento central consistió en que la prisión preventiva hoy en día representa un sistema paralelo dado que más del 70 por ciento de los presos son procesados sin condena.

Por su parte, Wainfeld también columnista de este diario puso el acento en la influencia del esquema de seguridad en la totalidad de sistema democrático: “Con Alfonsín la consigna era que con la democracia se comía, se educaba y se sanaba. Hoy hay un imaginario prolijamente inverso. Parece que el sistema no garantiza esos estándares básicos de ciudadanía según los cuales ninguna sociedad merece ser vivida. Creo que agotadas las alternativas a la democracia, esto no deriva en acciones golpistas, pero sí deteriora al sistema en sí. Y es en esta brega que son precisamente importantes los aportes de Sain”, concluyó.

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