EL PAíS › LA CAUSA POR LA REPRESION EN BAHIA BLANCA SUMA MILITARES PROCESADOS
› Por Diego Martínez
El juez federal Alcindo Alvarez Canale procesó con prisión preventiva a dos ex miembros del Cuerpo V de Ejército de Bahía Blanca. Se trata del coronel retirado Jorge Mansueto Swendsen, ex jefe del Batallón de Comunicaciones 181, y del teniente coronel retirado Miguel Angel García Moreno. Ambos fueron trasladados al penal de Marcos Paz. El ex legislador porteño García Moreno fue procesado por su actuación como vocal en una parodia de juicio de un “Consejo de Guerra Especial Estable”, pero se benefició con faltas de mérito por los demás hechos por los que fue indagado como miembro del Departamento III de Operaciones. La causa bahiense tiene dos prófugos: el coronel Aldo Mario Alvarez, jefe del Departamento II de Inteligencia, y Leonardo “Mono” Núñez, oficial del Servicio Penitenciario Bonaerense que actuó como enlace entre La Escuelita y la cárcel de Villa Floresta, quien al menos hasta 2000 vivió en calle 27 al 3720 de La Plata.
El 19 de octubre de 1976 una patota secuestró a Pablo Bohoslavsky, Julio y Rubén Ruiz. Antes de llevarlos a La Escuelita los torturaron con un cable pelado en sus propias casas. Un mes después los tiraron en el Parque de Mayo. Mientras se aflojaban las vendas escucharon voces que discutían si perseguir o no a “los secuestradores”. Los socorristas les explicaron que los había “secuestrado la Triple A” y los trasladaron al Batallón 181, donde reconocieron la comida y los utensilios que usaban en La Escuelita. Los mismos actores simularon luego integrar un Consejo de Guerra que los condenó por tenencia de armas. En democracia la Justicia declaró la nulidad de esa farsa. Alvarez Canale procesó como partícipes necesarios de sus secuestros y tormentos a Mansueto, jefe del Batallón, y a García Moreno, quien actuó, en sentido literal, como vocal del Consejo de Guerra.
Mansueto también fue procesado por los secuestros y torturas de seis estudiantes de la Escuela Técnica 1. El 15 de enero de 1977, tras un mes en La Escuelita, los arrojaron en una ruta detrás del cementerio. Tras un simulacro de persecución y tiroteo los mismos militares preguntaron “¿quiénes son, muchachos?” y los cargaron en un camión que los llevó al Batallón 181. Durante una semana los curaron y los interrogaron para verificar la eficiencia de la parodia. En 1984, como jefe de Estado Mayor del Cuerpo V el coronel recibió a los estudiantes junto con una delegación de Conadep.
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