EL PAíS
› CHARLAS CON OFICIALES Y AGENTES
Escuelas de policías
Una hojeada a los diarios de estos días muestra los crímenes de que son capaces los encargados de cuidar la seguridad. ¿Cómo se los prepara para su función? ¿Qué relación hay entre los planes de estudio de las academias policiales y el accionar de sus efectivos?
Por Virginia Feinmann
El oficial de la Bonaerense que habla mientras maneja es conocido por todos los periodistas. Es conocido porque participó en un par de famosas “masacres”. Es conocido por su vínculo con los acusados de la masacre mayor: la masacre de la AMIA. Pero, también, es conocido por su habitual inclinación a contar, con auténtico orgullo regodeado, las verdades más crudas del accionar de la fuerza a la que pertenece. El oficial de la Bonaerense –mientras pasa con su auto último modelo todos los semáforos de Libertador en rojo– dice: “Para esclarecer los casos, hay que ‘meter bolsa’. Es la única forma de sacar declaraciones. ¡Si no, no tenés elementos!”. Abunda: “Los informantes te avisan: fue ‘Pirulo’. El juez te pide: ‘Que declare el informante’. A vos no te conviene exponerlo. Entonces, ¿qué hacés? Vas, buscás a ‘Pirulo’, e intentás por 20 millones de maneras que confiese. Y entre esas 20 millones de maneras –sonríe–, por supuesto está la violencia”. Pero pronto aclara que eso se hace con “gente sucia”, con los “negritos así, villa-villa”. Que la gente que él mató “no se merecía vivir”, porque son “los que te roban, los que te violan”, y que “hasta los mismos fiscales te lo avalan. Te dicen: ‘Bueno, péguele, pero poquito’”. El oficial de la Bonaerense podría seguir y seguir. Pero no hace falta escuchar más para saber que la policía de este país tortura y mata, que carga prejuicios y odio contra las clases populares y que desprecia, o a lo sumo desconoce, el valor de la vida de otro ser humano.
Se trata sin duda –es la explicación más escuchada– de resabios de la dictadura militar. De prácticas aprendidas en los tiempos nefastos del coronel Camps. Pero desde entonces pasaron 25 años. Este mismo oficial bonaerense se formó íntegramente en épocas de democracia. También se han efectuado “purgas” y “depuraciones”, y algunas muy bien intencionadas como la de Carlos Arslanian en 1998. La pregunta surge con fuerza al intentar concebir una solución de fondo. Al ver las colas larguísimas en fecha de inscripción. Miles de adolescentes ansiosos por convertirse en los nuevos guardianes del orden. La pregunta, entonces, surge con fuerza: en las escuelas de policías, a los futuros policías, ¿qué les enseñan?
Los principales centros de formación hoy son: “Ramón L. Falcón” y “Juan Vucetich” para los oficiales, y “Alberto Villar” y “Rosendo Matías” para suboficiales y agentes. (Muchos ya advertirán aquí un elogio de la represión policial en la elección de los personajes que dan nombre a las escuelas. El dato es válido.) También está el Liceo Policial Jorge Schoo, un establecimiento secundario. Allí, los chicos entran a los 12 años a un sistema de internado en el que un oficial supervisor se encarga de formarlos “física, intelectual y espiritualmente” durante 24 horas por día, con sólo dos semanales para visitas de familiares y amigos los días miércoles.
Pero volvamos al planteo básico: el policía porta un arma capaz de eliminar en un segundo la vida de una persona. ¿Recibe, además del entrenamiento para usar el arma, una formación que le permita conocer y apreciar el valor de la vida que puede eliminar?
Entre los policías hay quien sostiene que sí. La Escuela Vucetich incluye en su programa las materias Psicología, Sociología, Derecho Constitucional y Derechos Humanos (Declaraciones, derechos y garantías. Derechos personales, sociales y los nuevos derechos), Lógica, Filosofía y Formación Etica (La práctica de la argumentación. Orígenes y características del pensamiento filosófico. El problema antropológico. La justificación de las normas éticas y la vida moral). En la Ramón Falcón hay Instrucción Cívica (Declaraciones de derechos y garantías. Derechos civiles y sociales) y Derechos Humanos durante los dos primeros años de carrera. En el Liceo Schoo: Psicología, Filosofía, Antropología y Educación Cívica, y además un increíble sitio en Internet donde –entre fotos del edificio, palmeras y gaviotas– suena de fondo el himno a la paz por excelencia: “Imagine” de John Lennon. Las dos escuelas de suboficiales ofrecen también, condensada en los seis meses que dura la instrucción, la materia “Derechos Humanos”.
Los policías que hoy están en actividad cursaron y aprobaron todas estas materias. Pero quizás un diálogo con varios egresados de esas academias deje claros los límites de los programas a la hora de formar nuevos efectivos. El egresado del Schoo dice: “Al que te roba, le deseás la muerte. Si es por necesidad robarían harina, no zapatillas”. “Son chorros por resentimiento, por el nivel de vida que no pueden tener.” Otro agrega: “Son chorros por el entorno”. ¿Por la pobreza, la marginalidad? “¡No! Por el entorno: madre chorra, padre y hermanos chorros.” ¿Y si tuvieran trabajo? “El que nace chorro no se cura más.” ¿Cómo saben que alguien es chorro? El egresado de la Villar dice: “Por la forma de vestirse”. Todos de acuerdo: “Zapatillas raras, grandes, equipo de gimnasia largo, gorrita con visera para atrás”. “Por la forma de hablar. Te dicen: ‘Loco, tirame una moneda’.” “Por la forma de caminar: con los brazos atrás de la espalda.” ¿Sólo por eso los detienen? (una noche entera –riesgosa noche entera– en una comisaría). “Sí, en el 50 porciento de los casos tenés razón.” ¿Un delincuente no puede ser alguien de traje impecable que vació un banco mandando dinero al exterior? Sin respuesta. ¿Y se acuerdan de lo que veían en Filosofía? “Sí, el ‘yo’, el ‘superyó’.” ¿Y en Psicología? “No, me mataste, no sé.” ¿Y en Antropología? (confundiendo con Arqueología). “La época de las excavaciones, que a una momia le pusieron ‘Lucy’ por un tema de los Beatles que justo lo estaban pasando cuando la descubrieron.” El egresado de la Villar reacciona: “En Derechos Humanos vino un juez a disertar”. ¿Qué dijo? “Ah –se ríe–, no sé. De eso encárguense ustedes, los periodistas.” ¿Materia preferida? Unánime: Técnica de Procedimientos Policiales (cómo esposar, cómo usar el arma, etcétera). El egresado de la Vucetich desea cerrar el tema: “En la escuela no aprendés nada. Pura teoría. Son unos fracasados que se la pasan haciendo gimnasia”. ¿No conviene estar en forma para correr a los delincuentes? El decididamente cierra el tema: “Para eso está el arma”.