El mar parecía calmo en la CGT para la reelección de Hugo Moyano, pero lentamente van haciéndose públicas las disidencias. Primero fue el metalúrgico Antonio Caló, quien hace unos días reconoció que si las bases se lo pedían no tendría problemas en disputarle la conducción al camionero. Ayer, el titular del sindicato de Empleados y Comercio, Armando Cavalieri, apoyó la moción al pronunciarse por una “renovación” que traiga “nuevos aires” a la central obrera. En el moyanismo dicen que son lógicas las reacciones porque, de cara al congreso del 8 de julio, “todos van a querer posicionarse de la mejor manera”. Aunque descartan que se vaya a modificar la fecha del encuentro, aceptan que quizá no se pueda consensuar una lista única.

Cavalieri, uno de los más emblemáticos “gordos”, fue más allá al asegurar que la opción por el independiente Caló es tan sólo una de las que se barajan: mencionó al secretario general de Luz y Fuerza, Oscar Lescano (otro “gordo”), y al independiente de UPCN Andrés Rodríguez. “Son dirigentes con experiencia y una base no confrontativa, sino de convivencia”, dijo, en clara alusión a Moyano. “Me parece que es momento de que en la vida sindical haya un cambio”, disparó. Incluso se atrevió a un desafío: “Los empleados de Comercio no vamos a sentarnos en la CGT si no hay unidad”. Las críticas habrían cobrado fuerza después de que consiguieran aumentos que superaron largamente el techo del 19,5 impuesto por Moyano tanto la UOM (32 por ciento) y gastronómicos (31) como los trabajadores de la carne (32) y Smata (35).

Uno de los objetivos del sector crítico es modificar las fechas del congreso. Así, como el mandato de Moyano concluye el 14 de julio, habría una acefalía que les daría un margen mayor de negociación. Sin embargo, para el jefe del gremio de Dragado y Balizamiento, Juan Carlos Schmid, esto no ocurrirá. El argumento en el que se ampara es que el gremio de Cavalieri ya acreditó a sus congresales para el 8. “En el mundo sindical todos llevan el bastón de mando en la mochila”, reconoce, no obstante.

Una de las opciones que se venían discutiendo era la incorporación de Caló, hombre de vínculos fluidos con Néstor Kirchner, a una futura gestión cegetista. El enroque sería con el actual secretario adjunto, José Luis Lingeri. Esa podría ser una moneda de cambio, pero lo que el núcleo duro del moyanismo sería más reacio a compartir es el consejo directivo, donde hoy se encuentran hombres de su riñón como José Omar Viviani (taxis), Julio Piumato (judiciales), Gerónimo Venegas (peones rurales) y el mismo Schmid.

Informe: Diego González.