EL PAíS › EL FISCAL SOLICITó QUE SE DETENGA EN ARABIA SAUDITA A DOS SOSPECHOSOS POR EL ATAQUE A LA AMIA
El ex presidente de Irán Alí Rafsanjani y Moshen Rezai son acusados en la Argentina como ideólogos del atentando a la AMIA.
El fiscal Alberto Nisman pidió a Interpol que confirme la presencia en Arabia Saudita de dos iraníes imputados en el atentado contra la AMIA y reclamó que, en caso de que sean hallados, se proceda a su detención con fines de extradición a la Argentina.
Se trata de Moshen Rezai y Alí Hashemi Rafsanjani, quienes en la actualidad son presidente y secretario, respectivamente, del Consejo de Discernimiento de Irán, y se encuentran en Arabia Saudita para asistir a una conferencia internacional sobre diálogo interreligioso, que culminó ayer. Rafsanjani era presidente de Irán al momento de cometerse el ataque terrorista en Buenos Aires y su búsqueda tiene una prioridad “amarilla” para Interpol. La de Rezai, en tanto, es “roja”, al igual que otros cuatro iraníes también investigados por el hecho: el jefe de la Inteligencia Ali Fallahian; el ex agregado cultural en la Argentina Mohsen Rabbani; el diplomático Ahmad Reza Asghari y el general Ahmad Vahidi. En la lista de buscados también se encontraba uno de los principales referentes de la organización islámica Hezbollá, Imad Moughnieh, quien en febrero pasado murió en un atentado cometido en Damasco, la capital siria.
El pedido de Nisman se originó en una información que aparece en Internet, difundida por una página de prensa iraní, según la cual Rezai y Rafsanjani, en misión oficial, serán recibidos por el rey de Arabia Saudita. La solicitud de Nisman fue concretada anoche ante las autoridades de Interpol Buenos Aires para que fuera comunicada por “cable” a la central en Lyon, Francia.
A fines de mayo, Nisman había solicitado la detención del ex presidente Carlos Menem, de su hermano Munir, de quienes por entonces estaban en la Side, Hugo Anzorreguy y Juan Carlos Anchezar, del ex juez Juan José Galeano y del ex titular de la División Antiterrorista de la Policía Federal, Jorge Palacios. A todos les imputó encubrimiento, destrucción de pruebas y una larga serie de delitos cuyo objetivo central era frenar la investigación sobre Kanoore Edul, un hombre ligado desde hacía años a la familia Menem. El juez federal Ariel Lijo se tomaría un mes para analizar el escrito, reunir pruebas y decidir si accede a los pedidos de Nisman.
La hipótesis del fiscal consiste en que alguien relacionado con Edul le compró la camioneta a Carlos Telleldín, se la entregó a hombres del agregado cultural de Irán, Moshen Rabbani, y éste al terrorista que voló la AMIA. Sin embargo, esa secuencia todavía no pudo ser probada, a casi catorce años del ataque.
Una semana después del atentado, Kanoore Edul era uno de los sospechosos fundamentales del caso AMIA porque entre los escombros de la mutual judía se encontró el motor de una Trafic que había sido propiedad de Telleldín. Ocho días antes había recibido una llamada de Edul, quien nunca pudo explicar con detalle por qué mantuvieron esa comunicación.
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