Vie 27.06.2008

EL PAíS  › AVANZA EN DIPUTADOS EL CONSENSO PARA MODIFICAR LA LEY DE ARRENDAMIENTOS. APOYO DE LA FAA Y CRITICAS DE LA CRA

En la mira están los pools de siembra

El bloque kircherista en Diputados apoyará, con algunos agregados, el proyecto de Eduardo Macaluse, que tiene el respaldo de la Federación Agraria. Los dueños de los campos que alquilan obtienen ganancias espectaculares. Límites a los pools.

› Por Roberto Navarro

Como parte de la estrategia para que el Congreso apruebe el régimen de retenciones móviles en un marco de consenso, el Poder Ejecutivo ya tomó la decisión de avanzar en la reforma de la Ley de Arrendamientos y Aparcerías Rurales. La relevancia de esa iniciativa se encuentra en que el costo más importante para los productores agropecuarios es el del arrendamiento de la tierra. Y más del 50 por ciento de los campos cultivados del país son alquilados. Dos diputados del oficialismo presentaron proyectos de reforma a la ley vigente, que rige desde la primera presidencia de Juan Domingo Perón: Luis Ilarregui y Beatriz Rojkes de Alperovich. Ambos proponen extender el período mínimo del alquiler a cinco años. El socialista Lisandro Viale tiene otro con cambios más profundos. Eduardo Macaluse, del bloque Solidaridad e Igualdad (SI, ex ARI autónomo), presentó una nueva ley que desalienta la actuación de los pools de siembra a través del arrendamiento. Destacados integrantes del bloque kirchnerista señalaron a este diario que la idea es elaborar un proyecto de consenso entre los presentados, inclinándose por el de Macaluse (ver aparte). Luego del impresionante incremento del precio de la soja, los propietarios que alquilan sus tierras aumentaron su rentabilidad un promedio del 42 por ciento con respecto a octubre de 2007, cuando se sembró la oleaginosa. Según datos de la Compañía Argentina de Tierras, la inmobiliaria agropecuaria más grande del país, el alquiler del campo llega a ser, según las características de la explotación, hasta el 52 por ciento del costo total de producción.

El proyecto presentado por Macaluse se basa en las ideas de la Federación Agraria. “El propósito es incentivar a los propietarios a que alquilen sus tierras a los pequeños productores que están siendo expulsados del campo por los pools, que ofrecen mayores rentas y concentran cada vez más el negocio”, explicó el diputado a PáginaI12. Para estimular a que los arrendadores alquilen sus tierras a pequeños productores se proponen desgravaciones del Impuesto a las Ganancias y devoluciones de IVA para los contratos a pyme. Además, al extender el período de arrendamiento hasta cinco años se busca sacar del negocio a los grupos que no son del campo, sino oportunistas que aprovechan sólo las épocas de bonanza.

A pesar de la implementación de las nuevas retenciones móviles, los propietarios de tierras aumentaron fuertemente su rentabilidad en los últimos meses. Con datos de la página de Internet de la inmobiliaria del campo Compañía Argentina de Tierras, PáginaI12 comparó la situación de los arrendadores en octubre, cuando se sembró soja por última vez, con la actualidad, con las retenciones móviles funcionando. Por ejemplo, en un campo de 150 hectáreas en la zona núcleo, entre Córdoba y Santa Fe. En octubre se alquilaba a 322 dólares la hectárea; hoy el alquiler trepó a 452 dólares, un 40 por ciento más. Es decir que en seis meses pasó de cobrar por un campo de 150 hectáreas de 152 mil pesos a 214 mil pesos la campaña.

Aunque las cuatro entidades del campo se mantienen unidas en declaraciones públicas, el nuevo proyecto ya comienza a abrir grietas entre los líderes del campo: “Cualquier tipo de condicionamiento al derecho de propiedad va a resultar en una caída de la inversión primero y luego de la producción”, señaló a PáginaI12 Ricardo Buryaille, vicepresidente de Confederaciones Rurales Argentinas. Pablo Orsolini, vicepresidente de Federación Agraria, salió al cruce de su compañero en las rutas desde marzo de este año, al señalar que “lo dice porque desconoce los temas profundos del campo. Nosotros queremos una agricultura con agricultores. Esta ley nos librará de los pools, que no son más que financistas en busca de negocios de corto plazo”. Según datos de Márgenes Agropecuarios, la revista de referencia del sector, en el caso del campo citado en el párrafo anterior, en el momento de la siembra la rentabilidad del productor antes de pagar el alquiler era de 434 dólares. Al pagarle 322, le quedaron 112. En la actualidad, con la soja a 550 y las retenciones en el 46 por ciento, ese campo deja 681 dólares la hectárea. Pagando el alquiler actualizado de 452 dólares le quedan 229. Aunque en porcentaje el productor incrementó sus ganancias más que el rentista de la tierra, en ambos casos el propietario gana mucho más que el que trabaja.

En zonas como Chaco, Formosa o Santiago del Estero, regiones en las que hasta hace poco más de un lustro se podían comprar 100 hectáreas por 20 mil dólares, también el alquiler de un campo subió fuerte y llega a significar hasta el 52 por ciento del costo de un pequeño productor.

Según datos de la Compañía Argentina de Tierras, en octubre de 2007, un productor sojero pagó por adelantado por un campo de 150 hectáreas en Santiago del Estero un alquiler de 161 dólares la hectárea. Seis meses después, con el nuevo precio de la soja y el actual esquema de retenciones móviles, ese alquiler subió un 40 por ciento y ya se paga 226 dólares. Con lo que el propietario pasó de ganar 76 mil pesos la campaña a 107 mil pesos.

Funcionarios del Poder Ejecutivo señalaron a PáginaI12 que “el espíritu de las retenciones móviles es que el productor recupere algo de lo que le queda al rentista y así sucedió: los que trabajan la tierra aumentaron más sus ganancias que los rentistas, pero no fue suficiente porque volvieron a subir de manera desmedida los alquileres. Por eso una ley de arrendamiento completaría el nuevo marco”. Uno de los argumentos del Gobierno para sostener que el arancel de exportación de la soja debe ser el más alto es que el precio de esa oleaginosa es el que marca la renta del campo en el país. Como más de la mitad del área sembrada está ocupada con soja, el poroto en cuestión se convirtió en parámetro para discutir el precio de la tierra y su renta.

Aun con las retenciones móviles el negocio inmobiliario de los dueños de la tierra desde octubre, cuando se sembró soja por última vez, es espectacular. Con los datos de la Compañía Argentina de Tierras, se puede realizar el ejercicio de cuánto gana un inversor comprando la tierra, alquilándola una campaña y luego vendiéndola. En un campo de 2000 hectáreas en la zona núcleo, en octubre, ese negocio dejaba un total de 5,2 millones de pesos: 3,1 millones por la valorización de la tierra y 2,1 millones de arrendamiento. Seis meses después, en el momento de la cosecha, cuando la soja había aumentado un 100 por ciento y el Gobierno había implementado las retenciones móviles, el mismo cálculo arrojaba una ganancia de 15,2 millones de pesos, un 150 por ciento más. Ganancia extraordinaria, conseguida sin trabajar, gracias al aumento del precio de la oleaginosa.

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