EL PAíS › LOS MOVIMIENTOS SOCIALES RESPALDARON EL PROYECTO DEL EJECUTIVO
Con una movilización en apoyo al acampe kirchnerista frente al Congreso, distintos grupos oficialistas argumentaron a favor del aumento de las retenciones móviles sin cambios. Los ruralistas cerraron un rato su carpa y después se defendieron.
La Plaza del Congreso escapó ayer de la frivolidad del toro inflable Alfredito y de la pingüina gigante Cristina. Los movimientos sociales kirchneristas convocaron a una “asamblea” para defender “al gobierno nacional y popular” y en apoyo del proyecto de ley enviado por el Ejecutivo. Para evitar algún disturbio, la carpa de los ruralistas se mantuvo cerrada hasta que concluyó el acto, cuando se reabrió para un espectáculo folklórico. “Nosotros la próxima semana vamos a ratificar la resolución 125, la concreción del Plan de Redistribución Social y vamos a aprobar una ley complementaria para los pequeños productores”, dijo el diputado Edgardo Depetri, el último de la larga lista de oradores que se dirigieron a los militantes que participaron de la movilización.
Durante casi dos horas, diputados, dirigentes sociales, funcionarios y productores rurales desfilaron por un camión que sirvió de escenario improvisado. Las banderas de Libres del Sur, el Movimiento Evita, Barrios de Pie, el Frente Transversal, el Movimiento Popular de Liberación, la Federación Tierra y Vivienda y la Juventud Peronista llenaron, entre otras agrupaciones, la calle Solís entre Hipólito Yrigoyen y Rivadavia. Los diputados kirchneristas Carlos Kunkel, Cecilia Merchan, Jorge Coscia y el socialista Ariel Basteiro aplaudieron a la decena de oradores, entre los que estuvieron Julio Piumato, de la CGT; Eduardo Sigal, del Frente Grande, y el legislador porteño Juan Cabandié.
“Ellos pretenden que la renta extraordinaria se quede en los bolsillos de los Miguens, los Biolcatti y los Llambías. Se resisten a que la ganancia extraordinaria sea redistribuida”, aseguró Humberto Tumini, de Libres del Sur, el primero en tomar la palabra. El dirigente social aseguró que en el acto estaban expresadas “las mayorías y no las minorías de ricos y poderosos”. “No va a haber apriete que pueda con el voto de los diputados”, sentenció. Uno de los más aplaudidos fue Carlos Armando, un productor agropecuario de San Francisco, Córdoba, que les pidió a sus compañeros ruralistas “que se pongan una mano en el corazón y que digan que los productores estamos ganando bien”.
El productor sojero reconoció que estuvo a punto de salir a cortar la ruta cuando comenzaron los piquetes de rurales. “¿Cómo tenés cara?”, dijo que le preguntó su mujer cuando había agarrado la campera para salir de su casa. “Tenés dos 4x4, tenés una hermosa casa, tenés campos”, lo fustigó la patrona. Armando dice que no les va a hacer caso a los consejos de familiares que le dicen que se calle la boca porque lo van a matar. “Antes yo tenía un montón de amigos y ahora en Córdoba no me quieren hablar”, aseguró. En su pueblo lo acusan de haber recibido un millón de pesos de Néstor Kirchner para que hable a favor de las retenciones, pero él contesta que no le hace falta ese dinero, “si los productores de soja trabajamos poco y ganamos mucho”.
A unos cien metros, la carpa de los productores rurales estaba cerrada y apenas había gente alrededor. “Esa no es la carpa verde, es la carpa de cuatro cortados verdes”, bromeó Armando, que finalmente llevó un mensaje conciliador: “Hay gente de campo que es bastante buena”. Más tarde llegó el turno de Pérsico, del Movimiento Evita, que alentó a los militantes “que no vienen por un choripán, sino que vienen por convicción”. Al instante la tribuna empezó con el cantito: “No venimos por el chori/ no venimos por el pan/ venimos por un gobierno/ nacional y popular”. El dirigente social tomó uno de los slogans de las entidades ruralistas y se preguntó: “Si el campo somos todos, ¿qué parte es la que nos toca a nosotros?”.
“Sepan disculpar las molestias. Reabrimos la carpa a las 18.30.” Ese cartel colgaba de la carpa de las entidades rurales. Un rato antes de la hora señalada ya habían empezado a rearmar el lugar donde se iba a presentar un show folklórico. Mientras se aglutinaba gente alrededor del vallado, un hombre trataba de ponerle calor a la tarde con cantitos improvisados. “De Aaaaangeli/ De Aaaaangeli”, vivaba tibiamente y solitario. “¿Hay que llamarlo a D’Elía para que calienten, che?”, preguntó provocando risa. Y agregó: “¡Mirá que son fríos, eh!”. Pero el clima mejoró cuando comenzó a sonar un tema del Chaqueño Palavecino. “Que viva De Angeli”, “que viva el campo”, se animaron algunos. Douglas escuchó el silbido de un puesto ambulante de maní y garrapiñada y preguntó si se trataba del ruido del tren bala. Es hijo de un productor rural de Carlos Casares, provincia de Buenos Aires, y ayer estaba en la plaza “en contra de las medidas que quieren tomar los pingüinos éstos”. “Me parece que son confiscatorias”, aseguró. Consultado por PáginaI12 sobre el acto kirchnerista, afirmó su respeto a que se manifiesten pero aseguró que “a ellos no les va a llegar la distribución de la riqueza”. “El Gobierno no es creíble –agregó–, muestra tanto resentimiento, se pelea con todos: con los militares, con la Iglesia, con los medios.”
Informe: Sebastián Abrevaya.
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