Vie 27.09.2002

EL PAíS  › DUHALDE PASO UN DIA EN BRASILIA MIENTRAS CARDOSO SE DESPIDE

Mesa limpia pero con poca comida

Lula habla de republiquetas,pero está más dispuesto a ampliar el Mercosur que Cardoso y Serra, que ven sólo un área de libre comercio.

› Por Martín Granovsky

El Presidente Eduardo Duhalde sonó gastronómico. “Estamos muy contentos porque avanzamos y limpiamos la mesa”, dijo. Igual de esdrújulo, el presidente Fernando Henrique Cardoso sonó enigmático. “Los organismos financieros internacionales todavía no hicieron todo lo que podían en relación con la Argentina”, dijo. Por suerte, el contexto de sus declaraciones indica que se trató de una crítica y que para Cardoso el FMI, el Banco Mundial y el BID no hicieron todo lo bueno que podían. Así, con flores, terminó la gira de un día de Duhalde por Brasil.
Además de flores hubo declaraciones de principios. Duhalde dijo que la Argentina y Brasil llegarán a la discusión sobre el Area de Libre Comercio de las Américas desde el Mercosur. Y también hubo autos. Los presidentes firmaron un convenio automotriz que según el ministro Sergio Amaral permitirá que en el 2003 la Argentina exporte a Brasil dos dólares del sector automovilístico por cada dólar importado. “Ello aumenta el espacio para la industria automovilística argentina”, dijo. En el 2004 la relación pasará a 2,4 dólar por cada dólar importado y en el 2005 a 2,6.
La apuesta de Brasil es a largo plazo: lograr el régimen completo de libre comercio en el 2006. Cardoso, en tanto, pareció adoptar un melancólico tono de despedida cuando sin decirlo dejó en claro que el Mercosur es una marca que quisiera dejar como herencia.
“En un momento que tan pocos creían que fuéramos capaces de llevar adelante nuestras negociaciones y de mantener viva la llama del Mercosur, Brasil y Argentina son capaces de resolver sus cuestiones comerciales”, dijo.
Ayer, ante el grupo periodístico O Estado, el candidato oficialista José Serra opinó que los tiempos fijados para desarrollar el Mercosur fueron “una monstruosidad”. “La Unión Europea necesitó 40 años y nosotros hablábamos de cuatro”, dijo. También criticó al acuerdo del mercado común porque Paraguay y Uruguay, que son la cincuentava parte de la economía brasileña, tienen el mismo poder de decisión que Brasilia. Para Serra, no es momento de discutir sobre un arancel externo común para las importaciones sino acerca del comercio libre, un terreno donde según él Brasil hizo “increíbles concesiones”.
Las declaraciones del candidato de Cardoso son abstractas porque el arancel externo común está suspendido de hecho. Sencillamente, el Mercosur está en suspenso tras la decisión de Domingo Cavallo de cambiar los aranceles argentinos.
Serra siempre se opuso a los ritmos del Mercosur impuestos por Cardoso, pero esta vez parece haber agregado su propio interés electoral de poner a la Argentina como el cuco. El candidato suele cerrar la argumentación sugiriendo que Lula convertirá a Brasil en otra Argentina, cosa que irrita a Lula, un partidario firme del Mercosur, hasta llevarlo a decir que Brasil “no quiebra, no es una republiqueta, no es la Argentina”.
Si Serra tiene una visión más comercial, Lula tiene otra más económica del Mercosur. Y está agrandado. Ayer el director del Fondo, Hoerst Köhler, dijo que incluso el próximo presidente de Brasil afirmó apoyar “los elementos centrales del programa que tenemos con Brasil, y eso es una buena noticia porque demostrará la continuidad de una política económica sólida en áreas cruciales.” Köhler no nombró a Lula, pero estaba claro que se refería a él, así fuera para ofrecerle un poco confortable (para el PT) abrazo del oso. Eso sí: por lo menos fue más exacto que los políticos argentinos afines al establishment, que aseguran que el candidato petista firmó un acuerdo con el Fondo cuando esa firma no existió en ningún momento.
Ansiosos de exhibir resultados concretos Cardoso y Duhalde acordaron, además del arreglo automotriz, otro documento para darle un poco de oxígeno al Convenio de Crédito Recíproco, una forma de impulsar un nivel de intercambio que este año cayó a la mitad. El mecanismo supone garantíasdel Banco Central para transacciones entre los dos países. Ambos gobiernos informaron que el CCR se había revitalizado, pero no dieron detalles sobre el nivel de intervención de los bancos centrales. Arminio Fraga, presidente del BC brasileño, se resistía a asumir el riesgo de bancar operaciones de hasta 200 mil dólares con 360 días como plazo de pago.

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