Lun 07.07.2008

EL PAíS  › LA POSTURA ANTE EL CONFLICTO RURAL MARCó DIVERGENCIAS EN LA CENTRAL

Las cicatrices de la CTA

La relación con el Gobierno y con la Federación Agraria profundizó las discusiones internas entre tres sectores. Aunque admiten las diferencias, todos coinciden en que “no está en riesgo la unidad de la Central”.

› Por Julián Bruschtein

A partir del conflicto desatado por las entidades del campo que reclaman la suspensión de las retenciones móviles, la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA) vio profundizado el proceso de debate interno en el que se encuentra desde la llegada del kirchnerismo al poder. Las posiciones coinciden en que “no está en riesgo la unidad de la Central”, pero las diferencias se acentúan a medida que pasa el tiempo. Los docentes cercanos al Gobierno, los estatales opositores y los abiertamente oficialistas discuten el destino de organización obrera que surgió para enfrentar las políticas neoliberales de los ’90.

En el seno de la Central existen tres posturas bien definidas. Por un lado, el sector del actual titular de la CTA, Hugo Yasky, junto a los dirigentes de los maestros porteños y bonaerenses Francisco “Tito” Nenna y Roberto Baradell, que mantienen una postura más cercana al Gobierno. Por otro lado, los sectores vinculados a la Asociación Trabajadores del Estado (ATE), junto a otros gremios, entre ellos el secretario general adjunto de la CTA nacional, Pablo Micheli, el ex líder de la CTA, Víctor De Gennaro, y el diputado y economista Claudio Lozano. Finalmente, en una tercera posición, se encuentran el diputado Edgardo Depetri y el líder de la Federación de Tierra y Viviendas (FTV), Luis D’Elía, con posiciones de apoyo definido a las políticas gubernamentales.

La relación de la CTA con la Federación Agraria (FA) provoca rispidez entre sus integrantes. Hace semanas, en pleno conflicto, se organizó en la sede de ATE nacional una charla con el dirigente Eduardo Buzzi, vocero de la mesa de enlace de las cuatro entidades que estuvieron a la cabeza del lockout durante cien días. “Con la FA hemos sido históricos aliados, pero hoy tenemos un distanciamiento proporcionalmente inverso al acercamiento de ellos a la Sociedad Rural –aseguró Yasky a PáginaI12–. Pero esto no quiere decir que a nivel individual, en un futuro, no se vuelvan compartir espacios de debate.”

El adjunto de la CTA, Pablo Micheli, estimó en cambio que “con Buzzi hay una buena relación porque en todo caso es el único que plantea cuestiones de fondo, como los impuestos a las petroleras o a la minería”. Luego de aquella reunión, D’Elía planteó públicamente que de allí “no hay retorno”, pero luego aseguró que iba a “dar la pelea desde adentro”.

La tensión que ya existía entre las distintas posiciones se acentuó cuando debieron discutir la participación de la CTA en la concentración de Plaza de Mayo a la que había convocado el gobierno nacional el 18 de junio, el mismo día que la presidenta Cristina Fernández de Kirchner anunciaba el envío del proyecto de retenciones móviles al Congreso. En aquella reunión, en Piedras al 1000, estaban los que impulsaban la idea de “marchar a la convocatoria orgánicamente”, mientras otros creían que no. El espacio de Yasky planteó que “había que movilizarse en contra de la derecha y los sectores reaccionarios que aprovecharon para empujar el clima desestabilizador”. A pesar de encontrar que las retenciones móviles “son una medida correcta pero desproporcionada”, en el entorno de Micheli pusieron reparos al análisis de sus compañeros y señalaron que “la derecha también está en el Gobierno”. Finalmente, se definió la libertad de acción para ir a la Plaza, pero “a título personal, sin ninguna simbología identificatoria de la Central”, según confiaron fuentes de la central que fundó Germán Abdala.

El devenir del debate interno de la CTA tuvo sus picos en los últimos años. Con el concepto de autonomía como una de sus principales banderas, en la elección de autoridades para la mesa nacional, D’Elía había sido puesto a un lado por su condición de funcionario del Gobierno como secretario de Tierras, y Depetri pasó de la Secretaría de Organización a desempeñarse como vocal. Aunque no sucedió, este año circuló a modo de chicana el rumor de que el piquetero Raúl Castells, enconado opositor al kirchnerismo, se iba a afiliar a la central; esto enfureció a D’Elía, quien mantiene un duro enfrentamiento con el dirigente.

Para Yasky, “la Central siempre se encuentra en debate interno. Pero sin duda que, a partir de la profundización del perfil reaccionario del reclamo del sector agrario, hacia dentro de la Central se fueron sintetizando las posiciones para bancar las retenciones. Afirmando la autonomía, pero también nuestra opción por la distribución de la riqueza”, y agregó que iban a seguir insistiendo sobre “la reactivación del consejo del salario”.

Por su parte, Micheli destacó que “se puede sostener el equilibrio interno sin tener por qué quedarse callado”. Resaltó que siguen avanzando en la “construcción del movimiento político y social” que fue votado por la central obrera hace unos seis años y que podría “presentarse como opción electoral para el 2011. Sin desconocer los avances que hubo, ya van más de cinco años de mandato y el gobierno nacional muestra que va hacia la derecha”.

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