EL PAíS
› SIGUE EL CRUCE VERBAL ENTRE FUNCIONARIOS DEL FONDO Y EL MINISTRO LAVAGNA
Un “chantaje” con el sello de Washington
La número dos del FMI, Anne Krueger, advirtió que si el país cayera en cesación de pagos habría programas sociales del Banco Mundial y del BID que “deberían ser suspendidos”. Lavagna le contestó que la Argentina ya no está recibiendo financiamiento y que este año lleva pagados 3800 millones a los organismos.
“No nos tenemos que chantajear a través de la prensa”, declaró ayer el titular del FMI, Horst Koehler, a la BBC de Londres. A confesión de parte... Fue al final de un día en el que llovieron las presiones de Washington sobre la administración Duhalde, para que modifique la decisión de no pagar al Banco Mundial y al BID los vencimientos de deuda de octubre si no hay acuerdo con el Fondo Monetario. Anne Krueger, la número dos del Fondo, insistió con que habría “serias consecuencias” para la Argentina si cayera en cesación de pagos con los organismos internacionales. Y amenazó: “Hay programas sociales y otros programas con el Banco Mundial y el BID que deberían ser suspendidos”. En tanto, el secretario del Tesoro, Paul O’Neill, dijo que el gobierno norteamericano está “ansioso” para que “la Argentina demuestre que implementará las políticas necesarias” para recibir la ayuda del FMI. El titular del Banco Mundial, James Wolfensohn, mostró la zanahoria: “Puedo asegurarles que asistiremos a la Argentina de manera significativa”, prometió. Pero aclaró que antes debía haber acuerdo con el FMI y también le sugirió al Gobierno pagar los vencimientos.
“Estamos tratando de seguir adelante con las negociaciones, pero, ustedes saben, para un tango se necesitan dos”, les respondió Roberto Lavagna. “Desde el principio de agosto las condiciones técnicas para el acuerdo están dadas y por razones que el Fondo debe explicar, el Fondo no llega a la misma conclusión”, disparó. El ministro abrió ayer su agenda de interlocutores en Washington, con la intención de esquivar el callejón del FMI. En un aparte de la Asamblea Anual Conjunta del Fondo y el Banco Mundial, se reunió con el vicepresidente del Eximbank, Jeffrey Miller; con el subsecretario del Departamento de Estado de Estados Unidos, Adams Larson, y con el titular del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el uruguayo Enrique Iglesias, el máximo aliado de la administración Duhalde en Washington. Sin embargo, una vez más pudo comprobar que todos los caminos conducen al Fondo. Y en el Fondo hace rato que detestan el tango.
Como es su costumbre, Krueger no se anduvo con rodeos y aprovechó cada una de las preguntas que le hicieron los periodistas sobre la Argentina para lanzar mensajes amenazantes. “No creo que se necesite mucha elaboración. Obviamente, hay serias consecuencias si no honran sus deudas”, amenazó la subdirectora del Fondo. Como informó este diario, el único “castigo” concreto sería no recibir nuevos créditos por parte del Banco Mundial y el BID, ya que el FMI igualmente no iba a prestar fondos frescos al país. Sin embargo, Krueger quiso poner el dedo en el nervio más sensible de la realidad argentina: “Hay programas sociales y otros programas con el Banco Mundial y el BID que (en el caso de default) deberían ser suspendidos. Algunos de ellos forman parte de la red de protección social y por eso estamos preocupados”, dramatizó.
Lavagna recogió el guante y respondió puntualmente a la advertencia. “La Argentina no está recibiendo financiamiento externo y por el contrario lleva pagados en términos netos 3800 millones de dólares”, afirmó. Pero admitió que “hay un programa de asistencia social cuya concreción está condicionada a un acuerdo con el Fondo”.
En conferencia de prensa el miércoles, antes de partir hacia Washington, el ministro dejó entrever que el default argentino tendría un alto costo para los organismos que debería pasar a pérdidas una porción sustancial de sus carteras. De hecho, el 8 por ciento del total de préstamos del Banco Mundial están colocados en la Argentina, una cifra que equivale al 30 por ciento de su patrimonio. En el caso del BID la situación es todavía más grave: el 20 por ciento de sus créditos fueron otorgados a la Argentina, lo que representa el 65 por ciento de su patrimonio. Así, el default argentino implicaría muy probablemente una rebaja en la calificación crediticia de ambas entidades, elevando su costo de financiamiento en los mercados. Pero Krueger relativizó el argumento. Para los organismos internacionales “no sería el fin del mundo si las negociaciones fracasaran”, ironizó. El presidente del Banco Mundial fue aún más directo: el banco “sobrevivirá” en caso de que Buenos Aires suspenda sus pagos, aseguró. Cuando un periodista le preguntó si no sería una carga insoportable para el país pagar con sus reservas más de 1000 millones de dólares en octubre a los organismos, el australiano contestó que “a la Argentina le conviene desembolsar esa cantidad para evitar un empeoramiento de sus problemas financieros. Sería muy perjudicial para el país no pagar”, advirtió. Luego, apelando a su experiencia, especuló: “No sé si van a poder pagar o no, pero yo llevo en este negocio bancario 40 años y he aprendido que es mejor ser optimista que pesimista”, señaló.
Lavagna intentó sondear ayer diversos atajos para sortear a los burócratas del Fondo. Pero Wolfensohn dejó en evidencia que sólo hay una puerta para entrar en Washington, y una vez que se cierra no hay chance de abrir otras. “Debemos esperar a que haya una solución argentina, que sea aceptable para el FMI”, afirmó y explicó que recién después de que el Gobierno firmara una acuerdo con el Fondo el Banco podría asistir “significativamente” al país.
El “chantaje” –en palabras de Koehler– no vino sólo del Fondo. O’Neill también se sumó a la partida. En los últimos días, Lavagna ensayó diversos contactos con los ministros de Economía del Grupo de los 7 (países más industrializados), con el objetivo de que presionen sobre el Directorio del Fondo para lograr un acuerdo.
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