Jue 10.07.2008

EL PAíS  › RUMORES DE CAMBIOS DE GABINETE PARA CUANDO CONCLUYA EL CONFLICTO AGROPECUARIO

Temporada de ruleta de versiones

A lo largo del conflicto han corrido rumores sobre cambios en el elenco oficial. Alberto Fernández, Julio De Vido y Carlos Zannini, entre los involucrados. Sin embargo, en la Casa Rosada aseguran que no habrá nada en el corto plazo.

› Por Daniel Miguez

En forma paralela a los vaivenes del largo conflicto de los empresarios del campo con el Gobierno han crecido y decrecido las versiones sobre la intención de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner de hacer cambios en su gabinete. Ahora que esa contienda se ha derivado al Congreso, y ya se está pensando en una nueva etapa de gestión de la Presidenta, renacen en los pasillos oficiales los rumores con respecto a que un eventual relanzamiento podría incluir el relevo de ministros. Sin embargo, desde fuentes muy cercanas a CFK le aseguraron a PáginaI12 que, al menos en el corto plazo, “no está previsto ningún cambio”.

En Balcarce 50, cuando alguien habla de cambios la expectativa se centra en los ministros de mayor peso y, entre ellos, específicamente en el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, el hombre por cuyo escritorio pasa la mayoría de los temas de Gobierno, incluido el desgastante conflicto de las cámaras agropecuarias. Como principal negociador en el conflicto, la sojización por momentos erosionó su figura tanto como a las tierras. Pero en los momentos más críticos, cuando ofreció su renuncia a la Presidenta, obtuvo como respuesta un rotundo: “¡¿Estás loco?!”.

En esta semana renacieron las especulaciones y volvieron a circular viejos rumores que dicen que dejaría la Jefatura de Gabinete para pasar a la Cancillería. Incluso algunos dijeron que iría como embajador a Uruguay. Y ayer muchos creyeron ver un dato incontrovertible de su próximo alejamiento, al notar su ausencia en el acto de la Presidenta en Tucumán por el Día de la Independencia, cuando Fernández estaba en su departamento con el cuello duro por una dolorosa contractura debido a que sus cervicales, según dice su gente más cercana, dan cuenta de los cinco años que lleva en el cargo más aún que sus ojeras.

También los íntimos del jefe de Gabinete aseguran que está dispuesto a dejar el cargo cuando la Presidenta se lo solicite, pero que por ahora “no ve ninguna voluntad” en la cima del Gobierno para hacer esa movida.

Con respecto a las hipótesis sobre sus variados destinos, Fernández dijo más de una vez informalmente que no quiere ser ministro de Relaciones Exteriores ni mucho menos embajador. “Después de ocupar este lugar que me dieron Néstor y Cristina, ningún puesto en el Poder Ejecutivo me va a satisfacer”, le comentó hace poco a un amigo que lo consultó sobre el tema. Y ese amigo lo reafirmaba con una pregunta al periodista: “¿Te imaginás a Alberto como ministro, esperando sentado a que lo atienda el jefe de Gabinete, o como embajador, tratando que le dé bola el canciller?”.

Hay otro dato relevante que no avala la conjetura de cambios. Apenas se cierre la etapa legislativa del conflicto de las cámaras agropecuarias, cuando el Senado transforme en ley las retenciones móviles, Fernández tiene una ardua tarea por delante: volver a armar las condiciones para firmar el Acuerdo del Bicentenario con los principales actores económicos y sociales, incluidos los ruralistas. Esta tarea, según los cálculos oficiales, debería demandarle entre uno y dos meses. Sería raro que la Presidenta encomiende ese trabajo a alguien que está por relevar.

Algunos funcionarios de la Casa Rosada creen que los cambios en el gabinete podrían darse en el mediano o largo plazo. Los que se anotan en la primera opción suponen que puede ocurrir a partir de la primavera y cuando las aguas estén calmas para el Gobierno y Cristina Kirchner haya podido reconstruir su imagen, de modo tal que el recambio no pueda ser leído de ninguna manera como consecuencia de una crisis. Los que ven más lejos creen que la renovación de figuras ministeriales se dará el año que viene, antes de las elecciones legislativas, así varios de los ministros cesantes pasarán a ocupar lugares estelares en las listas de candidatos.

Aunque el jefe de Gabinete a veces afirma que cuando le toque dejar el Gobierno se retirará por un largo tiempo de la política –de hecho está refaccionando su estudio de abogado y fantasea con volver a dar clases en la Facultad de Derecho de la UBA–, quienes apuestan a una más o menos generalizada reconversión ministerial en legislativa, ven a Fernández ocupando una banca de senador.

Otra pregunta que se suele escuchar en las oficinas de la Casa Rosada es a cuántos ministros involucrará ese posible recambio. Algunos creen que si la Presidenta planea seguir manteniendo el equilibrio entre porteños y patagónicos, el candidato a acompañar a Fernández es el ministro de Planificación, Julio De Vido. En la intensa actividad que desplegaron estos años ambos funcionarios, así como contribuyeron a muchos de los logros del Gobierno, también estuvieron expuestos a las críticas más duras de la oposición. El resto de los cambios que pudiera haber, según estas hipótesis, no harían tanto ruido, ya que irían parapetados tras la eventual salida de esas dos figuras.

Con todo, aunque se sabe que nadie es imprescindible, es difícil imaginar la ausencia de ambos. Para el cargo de jefe de Gabinete hay quienes ven un buen sucesor en el secretario Legal y Técnico, Carlos Zannini, un hombre de máxima confianza de los Kirchner, a quien, según dicen sus allegados, no le entusiasma mucho ese lugar de inevitable exposición. Otros tomaron nota de la cada vez más asidua presencia del intendente de Tigre, Sergio Massa, a veces en la Casa de Gobierno y mucho más en la quinta de Olivos.

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