“¡¡Arriba!! ¡¡Arribaaaaaaaa!”, grita un grupo de adolescentes a coro sobre las orejas de un niño. El niño con los ojos vendados estira un brazo todo lo que puede levantando una cola con la mano. “¡¡Ahí!! ¡¡Ahí!!”, vuelven a gritarle y el gallito ciego, entonces, logra estampar el rabo en un burro gigante, pintado con la cara de Alfredo De Angeli.

“Ponele la cola a Alfredito” es el último boom entre los púberes que se acercan a la Plaza del Congreso. El modo, además, con el que las organizaciones sociales kirchneristas intentan hablar del campo con los visitantes más chicos. O quizá también con los adultos que hacen de esta Plaza del Congreso una especie de kermesse con los sabores de pueblo.

En el puesto de al lado, un enorme cartel como el de un videojuego invita a disparar en un tiro al blanco sobre “los que nos mienten”. Abajo, el listado con nombres de algunos medios de prensa son presas de caza contra los que una mujer levanta, apunta y dispara la pelota de plástico que le pasan.

En el puesto de al lado, todavía, dos ancianos de pelo blanco levantan los cuellos como cigüeñas aprisionadas entre tanto cartel. Pintaron una hoz en un letrero, con una sigla gigante de colores rojos demasiado parecida a otras más conocidas y en medio de esa sucesión interminable de puestos y en medio de los juegos, la sigla puede tomarse como parte de los juegos. “P.O.R”, dice el cartel. “¿Pero cómo se le ocurre que vamos a ser del PCR?”, dice, detrás, uno de ellos. “Esto es el Partido Obrero Revolucionario de Jaime Posadas”, explica. Y avanza, con ganas, y la kermesse vuelve a meterse en una especie de túnel del tiempo. “Posadas analizó el movimiento de masas peronista desde 1947 en adelante, donde miró el costado socialista del movimiento de masas. Chávez en Venezuela es un ejemplo que parte en esta etapa y va del nacionalismo a plantear el socialismo, del nacionalismo al Estado obrero; pero Posadas lo dice ya en 1968, viendo a Velazco Alvarado en el Perú”.

Los stand tan hablados son un desprendimiento de las carpas reinstaladas esta semana en la Plaza del Congreso por el conflicto con el campo. Frente al Congreso, están las bases de las organizaciones y movimientos kirchneristas; al otro lado de la plaza, en cambio, hay una carpa blanca de los autoconvocados del campo y un puesto del siempre sinuoso Raúl Castells.

Durante estos días, unos y otros le apuestan a una especie de vigilia para permanecer en acampe por lo menos hasta el miércoles próximo. En ese tiempo, el programa estará concentrado en dos puntos fuertes: las marchas lanzadas por kirchernistas y antikirchernistas para el martes y la votación de la ley de retenciones en el Senado. Ambas plazas se preparan, entonces, para esas dos instancias.

El campo va a vallar el extremo donde tiene la carpa y va a contratar a su seguridad privada. Los dirigentes además se van al interior para conseguir micros donde traer a su tropa. Dicen que algunos están muertos de miedo, en pánico por lo que puedan toparse en Buenos Aires. La carpa, que esta vez no es verde sino blanca, a lo mejor será la única. Los autoconvocados le ofrecieron el espacio a la Mesa de Enlace para no “andar dividiendo fuerzas” y ganar tiempo: los dirigentes iban a instalar la carpa verde el lunes, pero como en medio de una carrera de fanáticos para los autoconvocados, eso era ¡demasiado tarde!

“Yo soy peronista, quiero decir”, dice Ramón Portillo, El Negro de La Matanza de nuevo en el otro extremo de la plaza, donde no hay chacareras sino mucho de León Gieco y algunas cumbias. Durante la mañana cortó morrones, cebollas y zapallitos para 20 kilos de fideos donde comieron entre 100 y 120 personas del FTV y se invitó a un plato caliente a los que pasaron, unos 80 más. El Negro sabe de eso porque tiene un comedor hace años, es un pintor que no gana plata con la militancia política, quiere aclarar, sino con su trabajo de pintor. Por eso dice eso del peronismo. “Yo estoy acá –explica– porque apoyo las retenciones, pero eso no quiere decir que esté de acuerdo con todo lo del Gobierno; en este momento, hay que estar acá, y eso hago.”

Y eso suena bien.