Mar 12.08.2008

EL PAíS  › SE REANUDA HOY EL JUICIO POR LA DESAPARICIóN DE VARGAS AIGNASSE EN TUCUMáN

Los subordinados de Bussi, a declarar

Alberto Luis Cattáneo, otro de los represores detenidos en el ex Arsenal de Tucumán, contará con una unidad de traslados especiales que lo llevará al Tribunal Oral en la primera jornada de testigos que se desarrollará hoy en la provincia.

› Por Ramiro Rearte

Desde Tucumán

Luego de los testimonios de los represores Antonio Domingo Bussi y Luciano Benjamín Menéndez, el viernes pasado en Tucumán, ante el Tribunal Oral en lo Criminal Federal, hoy se espera una jornada de mucha tensión. En el proceso de enjuiciamiento que se lleva adelante por la desaparición del senador provincial Guillermo Vargas Aignasse durante la última dictadura y que tiene a ambos detenidos como los principales responsables, tendrá que declarar otro jefe militar.

Será el turno del ex segundo comandante de la V Brigada de Infantería del Ejército, Alberto Luis Cattáneo, quien deberá responder sobre la orden de traslado, realizada por él el 31 de marzo de 1976 (una semana después del golpe militar), cuando el ex senador Vargas Aignasse se encontraba detenido en la brigada. El político provincial fue llevado al penal de Villa Urquiza en calidad de “detenido por orden militar” y en estado “incomunicado”, según consta en el expediente.

Cattáneo, el reo detenido también en el ex Arsenal Miguel de Azcuénaga, será asistido por una unidad móvil del Sistema Provincial de Salud (Siposa) de Tucumán, ya que aseguraron que “no se encuentra en buen estado”. Mientras que los represores Bussi y Menéndez podrán optar por estar presentes al momento de los testimonios o no, pero de cualquier manera deberán permanecer en el edificio de los tribunales federales ubicados en Crisóstomo Alvarez y Chacabuco de la capital tucumana.

Cattáneo fue pedido por la fiscalía como testigo para corroborar parte de las declaraciones realizadas por Bussi, el viernes pasado, cuando explicó el proceso de detención, traslado y supuesta libertad de Vargas Aignasse. Es más, hasta ayer a última hora de la tarde, los empleados y el fiscal Alfredo Terraf preparaban el interrogatorio que se le leerá al represor.

Marta Cárdenas (esposa del senador desaparecido) será la primera en sentarse frente al Tribunal para contar cómo fueron los hechos de la madrugada del 24 de marzo de 1976, cuando un grupo de tareas ingresó a su casa y encapuchados (dijeron ser de la Policía Federal) secuestraron a Vargas Aignasse.

En la lista de testigos también figuran Gustavo Herrera (quien fuera objetado por Bussi), Roque Ramón Cabral y Raúl Molina. Mientras que el miércoles, a la misma hora, tendrán que presentarse Guillermo Vargas Aignasse hijo, Carlos Alberto Vega, Carlos Antonio Décima, José Víctor Gerez, Angélica del Valle Tula.

Según declaró a los medios el secretario de Cámara ante el Tribunal, Mariano García Zavalía, todos los que testifiquen en esta jornada contarán con el apoyo de psicólogos y profesionales especializados mientras duren los testimonios. Cabe destacar que mientras uno de los testigos declare, el resto esperará en una sala contigua aislada.

El diputado nacional kirchnerista Gerónimo Vargas Aignasse dijo a que su padre no era parte de la organización Montoneros, sino de una agrupación denominada Federación de Agrupaciones Nacionales Estudiantiles de Tucumán (Fanet), cuyo único desaparecido fue su padre.

“La pregunta es ¿quién delató entonces? Ensuciar la memoria de un ausente es como matarlo de nuevo, lo cual se agrava cruelmente si la mentira proviene de su propio verdugo, pues sabe que su víctima no puede defenderse. Bussi desbarató la estrategia de su defensa confesando contundentemente su responsabilidad en esta y todas las causas que lo tienen como imputado, apelando miserablemente a una absurda infamia que sólo sus familiares y algunos fundamentalistas pueden creer”, terminó.

Bussi, como responsable del gobierno de facto en Tucumán, dijo en su alegato que la detención de Vargas Aignasse la realizó cumpliendo una orden de sus superiores. Menéndez, su superior directo, estaba sentado a su lado. Bussi dijo no recordar quién era su jefe, pero sí dejó al descubierto la lógica de la represión ilegal con la existencia de cientos de centros clandestinos de detención en la provincia.

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