EL PAíS
› MENEM SE QUEDO SIN UN TEXTO DEL
DEPARTAMENTO DE ESTADO A FAVOR SUYO
Reich no entregó la prueba de amor
Los Estados Unidos le bajaron el pulgar a Carlos Menem. Le negaron un comunicado explícito que defienda al ex presidente y diga que es mentira lo que publicó el diario “El País” de España con declaraciones de Otto Reich. El funcionario mencionó a Menem en una conversación con periodistas sobre corruptos latinoamericanos.
› Por Martín Granovsky
Carlos Menem pasó ayer su peor día desde que pertenece al mismo palo de la familia Bush. El Departamento de Estado no emitió ningún comunicado contra el diario madrileño El País como había anunciado el ex secretario general de la Presidencia Alberto Kohan, de modo que queda en pie lo que hizo el subsecretario Otto Reich: nombrar a Menem ante una pregunta por la corrupción en América latina y mencionarlo, además, asociándolo con los casos del nicaragüense Arnoldo Alemán y el mexicano Carlos Salinas de Gortari. Eso y el pulgar hacia abajo es lo mismo.
Tal como publicó Página/12, Reich dijo a Rosa Townsend, de El País, que “este hemisferio es fértil cuando de corruptos se trata”. Y agregó: “Ahí tiene el caso de (el ex presidente Arnoldo) Alemán en Nicaragua, que supuestamente ha robado más de cien millones de dólares; nosotros apoyamos lo que está haciendo el presidente Bolaños. Y tiene el caso de Menem en Argentina y el de Salinas en México”.
Este diario consultó ayer a un importante diplomático con destinos en los Estados Unidos y en Europa, sin duda uno de los que mejor conoce no solo el estilo del Departamento de Estado sino a sus personajes.
–Me parece que no lo quieren de candidato –fue su opinión con pedido de reserva de identidad.
–¿No pudo tratarse de un error de Reich?
–No comete ese tipo de errores.
–¿No pudo irse de boca?
–Otto no se va de boca –dijo, llamando por el nombre al subsecretario de Asuntos Interamericanos.
La especulación en medios diplomáticos es que Washington puede estar allanándole el camino a Carlos Reutemann, a quien el establishment ve como el candidato de la estabilidad y el consenso. Si ese razonamiento es correcto, no se trataría de que el Departamento de Estado ungió a Reutemann. Solo que le facilita la carrera sacando del medio a un competidor molesto proveniente de la misma escudería.
–Es difícil que a Otto se le hubiera escapado siquiera el nombre de Menem si hubiera tenido la voluntad real de no pronunciarlo –dijo el diplomático veterano.
A favor de esta teoría está el hecho de que la periodista de El País compartió la entrevista con otros colegas. Eran de medios locales de Miami y hasta ahora no la publicaron, pero igual que ella la tienen grabada. El dato es clave, no solo por la grabación multitudinaria sino porque si un funcionario no se desboca a solas menos lo hará con tantos testigos. A menos, claro, que quiera pasar un mensaje. O que, como mínimo, no haga el esfuerzo por evitar que su pensamiento profundo llegue a Menem a través de un medio público como un diario con peso internacional.
El lunes por la mañana, el menemismo entró en pánico. La única razón de existencia de su jefe es presentarse como la persona indicada para recibir dinero de los Estados Unidos, o en todo caso como la persona capaz de liderar a este país postrado. Si quienes tienen que bendecirlo lo maldicen, qué queda para los enemigos. Por eso, el lunes a la noche los asesores de Menem aseguraban eufóricos que en horas más habría un comunicado del Departamento de Estado. Entonces sí la villanía de El País quedaría en evidencia y se pondría a salvo el carácter angelical del ex presidente a los ojos del Departamento de Estado.
El texto no se conoció el lunes, y tampoco el martes. La euforia promenemista de la diplomacia norteamericana llegó solo a una instrucción para que los funcionarios del Departamento de Estado dentro y fuera de los Estados Unidos supieran qué decir si alguien les hacía una pregunta. Es decir, no hubo una decisión activa.
Página/12 consultó ayer a voceros de la embajada de los Estados Unidos en la Argentina.
“Las declaraciones de Reich fueron mal interpretadas por algunos medios”, fue la explicación. “El subsecretario se refirió en términosgenerales al tema de la corrupción, pero no opinó sobre la validez de las acusaciones contra el ex presidente Menem, con quien también mantuvo una conversación telefónica el lunes último”, terminó la respuesta.
Traducción al castellano corriente:
- Reich no opinó sobre las acusaciones, lo cual es rigurosamente cierto. En la nota de El País está claro que Reich citó el caso de Menem mientras hablaba también de Alemán y Salinas en un contexto de sospechas de corrupción.
- Reich no desmintió haber hablado de Menem.
- O sea, Reich no desmintió ni negó nada.
- O sea, al menemismo no le alcanza ya un cubano-americano de extrema derecha para estar tranquilo.
Algunas radios argentinas despertaron a Rosa Townsend, la periodista que hizo el reportaje.
“Estábamos hablando de la corrupción”, contó. “Otto Reich vino a Miami a hablar de eso. Entonces, en ese contexto, hablando de la corrupción y de quiénes eran corruptos en América latina, ni siquiera yo sino otro de los periodistas presentes le preguntó: ‘¿Y Menem?’. La respuesta del señor Reich fue: ‘Bueno (coma) no solo Menem, también Salinas y también Alemán’. Luego empezó a elaborar, a dar más información con respecto a los dólares que ha robado Alemán y con respecto a Salinas. A Menem solamente lo nombró. Eso también es cierto: no elaboró sobre si había mucho o poco en la presunta corrupción.”
Townsend aclaró que Reich sí dijo lo que ella publicó que dijo, y que si ahora está arrepentido no es su problema. “Yo no puedo hacer nada”, afirmó.
Es complicado imaginar qué tipo de comunicado de la diplomacia norteamericana tranquilizaría a los menemistas. Podría decir: “El señor Reich habló de varios ex presidentes corruptos. Habló del ex presidente Menem pero no entró en detalles”. O podría tener este texto: “El señor Reich desmiente haber dicho que el ex presidente Menem ha sido condenado por la Justicia argentina”. O este: “El señor Reich niega haber afirmado que el ex presidente Menem ha sido procesado por la Justicia más limpia, proba e independiente del continente americano”. Los tres comunicados serían correctos, pero difícilmente hagan bailar una chaya de alegría a los menemistas.
Dentro del Departamento de Estado Reich es el funcionario más acostumbrado a tratar con la prensa. Como recuerda Townsend en su artículo, durante el combate al sandinismo en los años ‘80 Reich fue el director de la Oficina Diplomática, en rigor un departamento de propaganda desde donde exaltaba a los “combatientes de la libertad”, para usar la jerga de Ronald Reagan sobre los contras nicaragüenses.
Menem tuvo la desgracia de haber quedado asociado en la cabeza de Reich al ex presidente Alemán, que es uno de los blancos predilectos de los Estados Unidos cuando el Departamento de Estado habla de los funcionarios que presuntamente se enriquecieron durante su mandato y enviaron dinero al exterior. Más aún: los Estados Unidos no dieron visa a Byron Jerez, el director de Ingresos de Alemán con nombre para novela. Una decisión que suele atemorizar a los amigos de Menem, buenos conocedores de los cambiantes humores de Washington incluso con los amigos.
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