La líder de la Coalición Cívica, Elisa Carrió, fue a visitar ayer al ex presidente Raúl Alfonsín, con el que se encontraba muy distanciada (políticamente, claro está, porque vive a poco más de una cuadra). En una involuntaria semejanza con la frase de Julio Cleto Cobos, el vocero de la Coalición Cívica aseguró que ella “quería ver a Alfonsín porque era lo que su corazón le dictaba”. También aseguró que el encuentro no tuvo contenido político y que Lilita lo fue a ver por su estado de salud.

La relación entre Carrió y Alfonsín era gélida. El ex presidente había dicho que Carrió “es traidora e hipócrita”. La dirigente más de una vez dijo que cuando tenga ochenta años no va a seguir intentando controlar a su partido. El encuentro de ayer lo gestionaron amigos en común, entre ellos el ex jefe de Gobierno Enrique Olivera. “Me alegro de que haya ocurrido el encuentro. No le daría más interpretación más allá del afecto personal”, se limitó a decir el legislador de la CC, que también se encontrará con el ex mandatario cuando le entregue el diploma de ciudadano ilustre que le otorgó la Legislatura.

“Era una reunión estrictamente privada, personal, íntima, de su corazón y no admite otra interpretación”, explicó el vocero de la CC, Matías Méndez. Descartó por completo que hubieran discutido una futura alianza entre la CC y la UCR, así como otros temas de política. Alfonsín tuvo una relación personal muy estrecha con el padre de Carrió, que era el principal dirigente alfonsinista en Chaco. Estuvo en muchos asados con el padre, la vio crecer desde su infancia y también asistió al primer casamiento de Lilita. Cuando la dirigente fundó el ARI, se fue profundizando la distancia hasta que terminaron públicamente enfrentados.

“La intención era restablecer una relación en lo personal”, confiaron en la CC. Ayer se vieron, luego de que Alfonsín volviera de un tratamiento que se hizo en Estados Unidos por un tumor en el pulmón. En los últimos tiempos, también lo visitaron la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, Ricardo López Murphy y Eduardo Duhalde y lo llamó el vicepresidente Julio Cobos, a quien se lo dictó su corazoncito radical.