El primer día del juicio de la valija en Miami estuvo dedicado casi íntegro a la selección del jurado que tendrá que analizar el caso y dar su veredicto. Fueron largas horas de entrevistas con ciudadanos que estaban citados como posibles integrantes de ese tribunal. Pero la ronda no terminó y puede durar incluso dos días más. Al pintoresco desfile de candidatos frente a la jueza Joan Lenard, en otro tramo de la audiencia se leyó una parte de la acusación contra el único hombre que estará en el banquillo, el empresario Franklin Durán, a quien se le imputa haber actuado como agente ilegal del gobierno venezolano en una conspiración para silenciar a Guido Alejandro Antonini Wilson sobre los 800 mil dólares que le incautaron el año pasado al llegar a Buenos Aires. En esa lectura hubo menciones de Argentina, pero –todavía– ninguna alusiva a la teoría de que el dinero era para la campaña de Cristina Kirchner, algo que podría surgir en la presentación de pruebas de la fiscalía.

El jurado tendrá doce integrantes más cuatro suplentes, que son elegidos entre un grupo mucho mayor. Ayer estaban citadas para la entrevista 41 personas, concurrieron 40 y llegaron a ser entrevistadas 14, de las cuales 12 ya fueron desechadas. La jueza evalúa si pueden ser imparciales al abordar el caso y si están capacitadas para entenderlo. Para eso les hizo preguntas como éstas: ¿Usted piensa que puede ser jurado? ¿Entiende que si una persona está acusada, eso no equivale a ser culpable? ¿Tiene algún sentimiento sobre el gobierno de Venezuela? Si viajaron alguna vez a la Argentina, si tienen conocimiento sobre las actividades comerciales del país y sobre las de Venezuela fueron otros de los interrogantes.

El armado del jury no parece tarea fácil, más aún teniendo en cuenta que Su Señoría quiere tener 36 candidatos sin impugnar para elegir entre ellos. La cuestión de las preguntas desató un pequeño cruce entre el abogado de Durán, Edward Shohat, y el fiscal Thomas Mulvihill. El defensor quería que se le preguntara a la gente sobre sus conocimientos de lo que mencionó como “valijagate”. La fiscalía se opuso y la jueza concluyó que no era necesario.

Durán, de 40 años, fue socio y amigo de Antonini Wilson y es el único de los cuatro hombres que están detenidos desde diciembre último que decidió mantenerse en la postura de que es inocente. Los otros tres –Carlos Kauffman, Moisés Maionica y Rodolfo Wanseele Paciello– se declararon culpables y aceptaron colaborar con la fiscalía a cambio de una posible reducción de la pena. Todos ellos fueron grabados y filmados sin saberlo por Antonini que, al regresar a Miami después del episodio de la valija en Buenos Aires, comenzó a colaborar con el FBI como una forma de protegerse de la extradición a la Argentina y de otros posibles frentes legales, incluso en Estados Unidos. Tanto Antonini como los arrepentidos serán testigos centrales del juicio contra Durán. Sus declaraciones difícilmente se produzcan esta semana.

La acusación de la fiscalía –que representa al gobierno norteamericano– comenzó a ser leída ayer por la propia jueza Lenard y menciona a la Argentina sólo en relación a que Antonini traía la valija con los 800 mil dólares en un avión privado contratado por Enarsa, que aterrizó en el Aeroparque Jorge Newbery en la madrugada del 4 de agosto. Luego expone la teoría de que Durán actuó como agente “no registrado” de Venezuela para presionar a Antonini con el fin de que ocultara el origen y destino del dinero. Mulvihill sostiene que respondía a la dirección de inteligencia (Disip), entre otras áreas del gobierno venezolano. Durante los meses de instrucción del caso también ha sostenido que de las pruebas surgiría que el dinero era para la campaña de Cristina Fernández.

El abogado de Durán asegura que su cliente no actuó como un “espía” del gobierno de Hugo Chávez y que las conversaciones con Antonini fueron de tono amistoso. Intentará debilitar la credibilidad del valijero, mostrando que tendría protección de la Casa Blanca, y la de Kauffman, a quien dice que el FBI presionó. Según calculan en los tribunales de Miami, a lo largo de cinco o seis semanas se irá deshojando la margarita.