EL PAíS › CLAUDIO TAMBURRINI CONTó SU FUGA DE LA MANSIóN SERé ANTE EL TRIBUNAL ORAL Nº 5
El ex arquero y actual filósofo dio su testimonio en el juicio en el que se juzga a dos ex jefes de la Brigada Aérea de Morón y a un jefe militar de Mar del Plata. “Estoy seguro de que estuve en Seré porque volví muchas veces”, aseguró.
A 23 años de dar testimonio por primera vez en el Juicio a las Juntas, a seis de publicar su historia en formato de libro y a apenas dos de la filmación de Crónica de una fuga, Claudio Tamburrini volvió a relatar ayer ante el Tribunal Oral Federal Nº 5 pormenores de su cautiverio en Mansión Seré y de la fuga que protagonizó junto a otros tres secuestrados el 24 de marzo de 1978. Fue durante una nueva audiencia del juicio a los ex jefes de la Brigada Aérea de Morón de la que dependía el centro clandestino, brigadieres retirados Hipólito Mariani y César Comes, quienes permanecen excarcelados y fueron autorizados a no presenciar las audiencias.
Tamburrini fue secuestrado en su casa de Ciudadela el 23 de noviembre de 1977. Por entonces era arquero de Primera División del club Almagro. Fue justamente mientras conversaba sobre fútbol cuando un guardia le reveló que el centro clandestino estaba bajo la órbita la Fuerza Aérea Argentina. Ayer recreó durante dos horas la historia que luego guionó junto al director Adrián Caetano para la película que cuenta la historia de su cautiverio y la huida que protagonizó junto a otros tres prisioneros.
Doctor en filosofía e investigador de la Universidad de Gotemburgo, radicado en Suecia desde poco después de su liberación, Tamburrini relató los variados tormentos que se aplicaban en Mansión Seré y recordó como jefe de la patota de interrogadores a un suboficial aeronáutico de apellido Scali, quien fue identificado por un prisionero que había sido su amigo de la infancia. “Creo que ese conocimiento le jugó en contra a Jorge Infantino, que también fue mi compañero en el colegio nacional Tomás Espora de Liniers, porque fue trasladado y permanece desaparecido”, dijo.
“El trato se puso muy duro a partir de febrero, cuando yo llevaba casi tres meses detenido, porque se escaparon dos presos que eran del barrio Carlos Cardel”, relató. Convencido de que iban a ser asesinados, fue su compañero de cautiverio Guillermo Fernández quien lo instó a idear un plan de fuga. “Había pasado la Navidad, no nos liberaban y yo también llegué a la conclusión de que no me iban a liberar de inmediato o bien nos iban a matar, de modo que le dije que sí”, añadió. Con lujo de detalles relató el enfrentamiento con los otros prisioneros en torno del tema de la fuga y finalmente el escape, en la madrugada del 24 de marzo de 1978, cuando junto a Fernández, Carlos García y Daniel Russomano huyeron desnudos por una ventana del centro clandestino de Morón.
“Estoy seguro de que estuve en la Mansión Seré porque de allí yo me fui caminando y porque luego volví muchas veces”, aclaró. Pocos meses después de la fuga “me invitaron a comer un asado en Parque Leloir y fui con el dueño de casa a comprar carbón. Ibamos en su auto y me mostró la Mansión Seré, contándome lo que se decía del lugar entre los vecinos. Yo la reconocí de inmediato, pero no abrí la boca”, dijo.
Poco antes de salir del país, a fines del ’79, decidió volver. “Lo hice en coche y entré al predio, pero la casa ya había sido quemada, porque luego de nuestra fuga la Fuerza Aérea decidió borrar las huellas”, explicó. “Yo permanecí 120 días en la Mansión Seré y luego estuve un año y dos meses en la clandestinidad, ayudado por compañeros, hasta que salí por la frontera a Brasil”, precisó. Tamburrini volvió al lugar en 1984, tras la vuelta de la democracia, como testigo de un reconocimiento ocular ordenado por la Cámara Federal de Capital Federal en el marco del juicio a los miembros de las juntas militares, donde testimonió por primera vez.
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