Dos torres de alta tensión correspondientes a las líneas de transmisión eléctrica que administra Transener fueron derribadas en la noche del jueves en la localidad de 25 de Mayo, provincia de Buenos Aires. El atentado, que fue denunciado en la mañana de ayer por la empresa, dejó sin luz a una importante franja de la población del área metropolitana, ya que las torres pertenecen a las líneas Ezeiza-Henderson I y Ezeiza-Henderson II, del sistema de transmisión en 500 kilovoltios Comahue-Buenos Aires. Pese a que el hecho se produjo en el atardecer del mismo día del incendio de los vagones del ferrocarril Sarmiento, que el gobierno nacional también atribuyó a un atentado, voceros de la empresa Transener intentaron por todos los medios desligar un hecho del otro.

El corte de las riendas que sujetaban las dos torres provocó su caída en pleno campo, desconectando el servicio desde las 20.54 horas del jueves. “Como consecuencia de las caídas de dichas torres, se produjo un corte en el suministro de energía eléctrica de 2477 megavatios, que afectó a distintas regiones del país, los que fueron restablecidos en un tiempo promedio de 30 minutos”, detalló la empresa en un comunicado. La reconexión se logra mediante un “bypass” para permitir que la energía siga circulando en paralelo al tramo interrumpido, o bien reconectando la parte de la distribución desatendida al fluido proveniente de otra línea de alta tensión.

La empresa explicó además que, “con las primeras luces del día, y luego de ser habilitada el área por los organismos de seguridad que intervienen en la investigación de los hechos vandálicos ocurridos, personal de la empresa encaró las tareas de despeje, limpieza y sustitución de las torres caídas”. La mención a los “hechos vandálicos” fue la única alusión de Transener al carácter del incidente o propósito de sus autores. Sin embargo, no había noción exacta de las personas o sector del cual provinieron.

Transener, al igual que otras empresas eléctricas que operan a nivel nacional, viene enfrentando un conflicto sindical declarado por parte de Luz y Fuerza. La primera reacción de directivos cercanos a la empresa fue acusar al gremio por los hechos, hipótesis que se sustentaba en que el martes pasado hubo paro y en el día de ayer estaba previsto hacer otra medida de fuerza. Por otro lado, analistas del sector no dejaban de señalar que las relaciones entre empresa y Gobierno están tensas –a pesar de la estrecha relación de origen– porque no logran ponerse de acuerdo en el ajuste de las tarifas. El último aumento, segmentado, no dejó contentos a distribuidores ni transportistas, e incluso en Transener se estudiaba la posibilidad de apelarlo.