EL PAíS
Duhalde dice que no hay denuncias en el Senado
Sobre el asunto de las coimas, sostuvo que “hay mucho ruido y pocas nueces”. El Presidente dio a entender que la revelación del “Financial Times” fue una operación de los banqueros. Pampuro había dicho que el escándalo había deprimido al Presidente.
Si se deprimió, la depresión parece no haber durado mucho. Eduardo Duhalde minimizó ayer la investigación sobre las supuestas coimas en el Senado con una frase de estilo campechano: “Hay mucho ruido y pocas nueces”, dijo. “No hay ninguna denuncia y el periodista que escribió la información (por Thomas Catán, del Financial Times) no sabe si es un lobbysta o un empleado”, argumentó. Con esa expresión, Duhalde quiso restarle importancia al nuevo caso de sobornos en el Congreso, el mismo caso que según su amigo y secretario general de la Presidencia, José Pampuro, lo había puesto en un “estado de depresión e impotencia”.
Al referirse a la causa sobre las supuestas coimas que está investigando el juez federal Claudio Bonadío, Duhalde dijo que “no está preocupado”. Y expresó cierto descontento con la situación, porque “sale un caso que después nadie se hace cargo y se arma semejante lío”. En la opinión de Duhalde, la difusión del episodio –que puso otra vez al Senado bajo la lupa de la Justicia y desencadenó una pelea entre senadores y banqueros– se explica por la “situación de debilidad de las instituciones”.
Las declaraciones de Duhalde intentaron restarle importancia al caso. Hace unos días, su asesor Pampuro había contado que las noticias del Congreso lo habían deprimido. Pero ayer el Presidente quiso mostrar lo opuesto. Y le bajó el tono al caso de los supuestos sobornos, que generó sospechas sobre los miembros de la Cámara alta y luego reveló las incompetencias de un lobbysta allegado a varios senadores, Carlos Bercún, que trabaja para la Asociación de Bancos Argentinos (ABA) y el Citibank. Al mismo tiempo que disfrutaba de esos contratos, Bercún cobraba 19 mil pesos por un contrato con el Ministerio de Economía.
Pero además, como revelara Página/12, Bercún habría cobrado 3 mil pesos mensuales durante la gestión de Pedro Pou en el Banco Central. La información difundida por este diario, asimismo, divulgó los vínculos de Bercún con senadores en ejercicio y otros con mandato cumplido: Carlos Verna, y los ex Ricardo Branda, de Formosa, y Augusto Alasino, de Entre Ríos, entre otros contactos. De esa forma, aunque las sospechas en el caso se concentraron sobre Bercún, los senadores siguen vinculados al caso, de alguna manera. Sobre ese lado apunta el juez, en especial luego de que el corresponsal del Financial Times declarara que el asesor de los banqueros que había revelado el pedido de soborno habría sido un “lobbysta”.
En este contexto, Duhalde ayer quiso minimizar el episodio, argumentando que “no hay una denuncia” y que el periodista que destapó la olla “no sabe si hubo un lobbysta o un empleado”. Así pretendió bajar el tono un caso que, por ahora, sólo demostró las incompatibilidades y la violación a la ley de ética pública que cometió Bercún. Pero en los pasillos del Senado, en estricto off the record, se cuentan otras historias. Y si en el Gobierno confiaban en que el caso se diluiría con los días, el titular del Senado, Juan Carlos Maqueda, terminó con las ilusiones. “Algo hubo”, admitió Maqueda en una entrevista del diario Clarín, y despertó el enojo de todo el Gobierno. Para Duhalde, sin embargo, sólo hay “mucho ruido”.
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