EL PAíS › CRISTINA KIRCHNER Y LULA ACORDARON EN BRASILIA QUE EL INTERCAMBIO BILATERAL SE REALICE EN PESOS Y REALES
En su visita de Estado a Brasil, la Presidenta firmó varios acuerdos conjuntos con Lula en busca de afianzar la integración. Acordaron dejar la moneda estadounidense de lado. También apurar la represa Garabí, y hablaron de la televisión digital.
› Por Nora Veiras
Desde Brasilia
Bajo un sol abrasador que hacía brillar sus cascos dorados y penachos, la guardia de honor de los Dragones de la Independencia recibió a Cristina Fernández de Kirchner en la inmensa explanada del Palacio del Planalto. Inácio Lula da Silva la esperaba como anfitrión de la visita de Estado. El despliegue ceremonial tuvo su correlato en el encuentro bilateral. “Mi querida amiga” y “mi querido amigo” fueron los apelativos con los que los presidentes de Brasil y Argentina se trataron después de firmar los acuerdos conjuntos. “La recuperación del peso y el real como monedas de intercambio, dejando de lado al dólar, no sólo tiene significación económica sino también cultural.” Cristina Kirchner destacó ese dato que según Economía entrará en vigencia el 3 de octubre como uno de los logros de su paso por Brasilia, donde se siguieron “derribando obstáculos” para la integración. Lula fue más allá y aseguró que “el pago en moneda local es un primer paso para la integración monetaria regional”.
Poco después de las 11, la Presidenta tuvo con Lula el programado encuentro bilateral. El brasileño la felicitó por la decisión de cancelar la deuda con el Club de París, reiteró su apoyo para que el ex presidente Néstor Kirchner presida la Unión de Naciones de Sudamérica (Unasur) y le anunció que el Senado está pronto a aprobar la incorporación de Venezuela como socio pleno al Mercosur. En paralelo, ministros y secretarios de Estado de ambos países debatían los últimos detalles de las negociaciones. Los presidentes se sumaron a la deliberación y después firmaron cuatro documentos conjuntos.
El titular del BNDS de Brasil y los presidentes del Banco Nación, Mercedes Marcó del Pont, y del BICE, Miguel Peirano, rubricaron el convenio para avanzar en líneas de financiamiento de proyectos conjuntos. Luego, Martín Redrado se acercó al estrado junto con su par del Banco Central de Brasil, Enrique Meirelles, y puso su firma para el inminente intercambio en moneda local. La posta la tomó el ministro de Planificación, Julio De Vido, con el acta para acelerar los tiempos de construcción la represa de Garabí, la primera central hidroeléctrica binacional.
Dos horas y media más tarde, argentinos y brasileños cruzaban en caravana la Avenida de los Ministerios para internarse en el Palacio de Itamaraty, el edificio que emerge en medio de una laguna artificial. Lula llegó antes, acompañado por su esposa, Marisa, y aprovechó para chichonear con la prensa sobre fútbol.
–Hoy de la selección habla el vicepresidente –delegó. La noche anterior, el triunfo 3 a 0 frente a Chile le había dado oxígeno a Dunga, el técnico que él juega a desplazar.
Apenas arribó CFK, los funcionarios, escoltados de cerca por los periodistas, subieron para el almuerzo de bienvenida-despedida. Desde el atril, Lula instó a “aprovechar el momento especial” que viven ambos países. “Brasil es el primer socio de Argentina. El intercambio anual asciende a 30 mil millones de dólares, diez veces más que en la última década. El 70 por ciento de lo que Argentina le vende a Brasil son productos manufacturados con alto valor agregado. Más de trescientas empresas me acompañaron a principios de agosto a Buenos Aires y son testigos de ese comercio.”
El presidente enumeró los proyectos comunes como “el aceleramiento de los plazos para la construcción de Garabí, la ambiciosa cooperación en materia nuclear por medio de consorcios productivos, el desarrollo de un satélite de observación de los océanos”. También introdujo un tema que no fue explicitado en los documentos: “Argentina debe y puede participar en la infraestructura necesaria para la explotación de petróleo”, a partir de las reservas marítimas descubiertas en la plataforma brasileña.
En las cinco carillas que duró su discurso, Lula aseguró también que en 2009 se empezará a producir el vehículo militar Gaucho, desarrollado entre los dos países, y que se está conversando para que la fábrica del Area Material Córdoba se asocie con Embraer en la fabricación de aviones. Tuvo un párrafo para avanzar en el intercambio sobre “la televisión digital que es decisiva para el desarrollo industrial y la democratización de la información”.
La integración con la Argentina la enmarcó en el proceso regional. En la última Ronda de Doha Brasil se diferenció y defendió junto con los países más poderosos la eliminación de barreras proteccionistas. Lula ayer instó a la Presidenta a concluir juntos en Doha, porque Argentina y Brasil tienen mucho para ganar. “Mi querida amiga, proponemos que en la negociación con otros bloques regionales el Mercosur hable con una sola voz”, y reiteró que “a los problemas del Mercosur se los resuelve con más Mercosur”.
“Durante el desfile cívico-militar pensaba –y tuve tiempo porque fue largo–”, empezó con una sonrisa CFK, recompuesta ya de las tres horas de ver pasar uniformes de cuanto batallón y organización quería festejar el Día de la Independencia. “Pensaba –siguió– sobre los obstáculos para construir la integración” y enumeró la “locura histórica” de aquellos que tenían como hipótesis la invasión de Brasil, las dictaduras que gobernaron ambos países y el modelo los noventa “basado en la paridad peso-dólar, en un país de servicios y no de producción y tal vez en la decisión política más terrible de no pertenecer a la región, creyendo formar parte de un supuesto Primer Mundo. Años en los que se repetía para qué ser socios de los pobres si podemos ser socios de los ricos, sin advertir que los ricos no tienen socios”.
El diagnóstico sirvió para marcar diferencias a partir del kirchnerismo: “Definimos que nuestra identidad está aquí: somos América del Sur, nuestros mejores socios son nuestros vecinos. La Argentina es como el hijo pródigo que vuelve”. Sin palabras por escrito, CFK rescató el fortalecimiento de las variables macroeconómicas que convierten al país “en una excelente opción para las inversiones”. En ese proceso destacó las inversiones brasileñas en la Argentina. Reivindicó la política de desendeudamiento que empezó su esposo con el canje y la quita, el pago al FMI –casi en forma conjunta con Brasil– y ahora el pago al Club de París. “El endeudamiento en el 2003 representaba el 150 por ciento del PBI, hoy vamos a llegar al 50 por ciento de un PBI que creció el 60 por ciento.”
Antes del brindis por los dos países y América, la Presidenta destacó “la unidad a la que pronto se incorporará Venezuela. Así lograremos la independencia económica, tecnológica y de cabezas dirigenciales que puedan vivir en una región con ideas propias, no prestadas por nadie”.
Los discursos terminaron y ministros y secretarios se dejaron seducir por un almuerzo reparador. La comitiva argentina partió rumbo al Senado y al Palacio de Justicia y de ahí rauda hacia el aeropuerto. La primera visita de Estado a Brasil había concluido con la ratificación de una decisión estratégica de integración. También con la comprobación de lo arduo del trabajo por delante para convertir en hechos las aspiraciones.
(Versión para móviles / versión de escritorio)
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina
Versión para móviles / versión de escritorio | RSS
Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux