EL PAíS
› A MEDIANOCHE TENIA EL 47 POR CIENTO DE LOS SUFRAGIOS Y VA A UNA SEGUNDA VUELTA CON SERRA, QUE OBTUVO LA MITAD
Lula es el record mundial de votos de la izquierda
El Partido de los Trabajadores no llegó a pasar el 50 por ciento más uno de los votos válidos emitidos, pero se perfila como el ganador de la segunda vuelta tras haber conseguido el 47 por ciento. El oficialista Serra arañaba apenas el 24 por ciento. Tercero quedó Anthony Garotinho con el 16,3 y cuarto Ciro Gomes con el 12,3. Ambos son la clave de la victoria de Lula para el 27 de octubre.
› Por Martín Granovsky
Desde San Pablo
A medianoche, el tribunal superior electoral de Brasil no alcanzó a dar los resultados definitivos de la elección presidencial. Pero con una más que probable victoria en segunda vuelta, dentro de tres semanas, el Partido de los Trabajadores ya marcó un hecho histórico espectacular: 40 millones de personas son la mayor cantidad de votos que una alianza hegemonizada por una fuerza de izquierda obtuvo en comicios abiertos y libres.
Solo un milagro al revés impedirá que Luiz Inácio Lula da Silva asuma como presidente de Brasil el 1 de enero. Página/12 pudo saber anoche que a las 20 el equipo del cuarto candidato, Ciro Gomes, ya se había comunicado con el de Lula para transmitirle su apoyo en el caso de una segunda vuelta. Con ese respaldo bastaría para ganar, pero quien busque signos más serios también los tiene a mano:
u Lula nació el 27 de octubre de 1945, diez días después que la marcha de los obreros del Gran Buenos Aires al rescate de Juan Perón. El 27 es el día que el tribunal electoral marcó para una segunda vuelta.
u La madre de Lula, llamada Eurídice, como la de la película Orfeo Negro, anotó a Lula como nacido el 6 de octubre. La fecha de las elecciones de ayer.
u Si no alcanzara con que las dos fechas sean cumpleaños del candidato petista, hay que añadir que la lista del PT es la número 13.
En Brasil no hay segunda vuelta si un candidato obtiene el 50 por ciento de los votos positivos válidos más un voto. Esto vale para la presidencia, las gobernaciones y las diputaciones. No hay segunda vuelta para el Senado, y por eso el economista Aloisio Mercadante, secretario de Relaciones Internacionales del PT, dio el batacazo al terminar primero en San Pablo y conquistar unos ocho millones de votos, más de lo que alcanzaría a cualquier candidato argentino para ser presidente.
Las elecciones paulistas indicaron que la figura de Lula fue tan fuerte que traccionó hacia arriba a los candidatos locales. Eso explicaba la euforia del candidato a presidente incluso cuando el triunfo en una sola vuelta quedaba en duda. Eso, y la comprobación de que Lula participó dos veces de un ballottage, contra Fernando Collor y contra Fernando Henrique Cardoso en 1994, pero nunca a partir de haber obtenido el tope en el primer turno y más que doblando al segundo, como sucedió ayer con José Serra.
Lula pasó el día de las elecciones saludando desde el balcón de su departamento en San Bernardo do Campo (piso 13, por supuesto), firmando autógrafos en camisetas rojas y besando mujeres. A las siete de la tarde apareció en su auto negro custodiado por gigantes en la sede del Comité Electoral del PT, en la zona sur de San Pablo. Se encerró con un pequeño grupo de gente, entre ellos Mercadante, la intendenta paulista Marta Suplicy y el jefe de gobierno porteño Aníbal Ibarra, y a las ocho apareció con su asesor Marco Aurelio García para hablar con las delegaciones extranjeras. Vestía una chomba azul y pedía desesperado aire acondicionado. No había. Lo presentó una señora de setenta y pocos, pelo blanquísimo y una sonrisa con décadas de gestación: Clara Scharf, la mujer del legendario guerrillero Marighela.
“No sabemos si hay segunda vuelta o no, si la elección termina hoy o sigue”, dijo Lula. Lo aplaudieron de pie. Estaban, entre otros, el mexicano Cuauhtemoc Cárdenas, el presidente del socialismo chileno Camilo Escalona, el del Partido Popular Democrático Sergio Bittar y el blanco paraguayo Domingo Laino. Por la Argentina llegaron, además de Ibarra, muchos diputados del ARI, como Eduardo Macaluse, Alberto Piccinini, Carlos Raimundi y Oscar González, pero Elisa Carrió prefirió ir al Chaco y LuisZamora no incluyó la victoria del PT en su agenda, dos ausencias que muestran el atraso político de la Argentina dentro de América latina.
“Algo es seguro”, dijo Lula después de los aplausos. “Sea cual sea el resultado final, el PT saldrá fortalecido del proceso electoral. Hemos tenido alegrías inmensas en varios Estados. En Río, en San Pablo, en Sergipe, en Acre...”
Su discurso no fue público y terminó textualmente de este modo: “Este es un momento excepcional en la vida de nuestro partido. Ahora, cuando se escriba la historia, se dirá que el PT empezó a ganar estas elecciones en diciembre, cuando realizó su congreso en Pernambuco. Allí decidimos ganar la presidencia. Resolvimos una política de alianzas, un programa y una campaña más profesional. Dejamos de hacer la campaña del me parece y el yo pienso. Si no es hoy la victoria, será el 27. Habrá que hablar con los otros candidatos. Tal vez no sea tan fácil, pero será una tarea convencerlos. Como antes, no nos negaremos a conversar con nadie. Y no vamos a cambiar de estrategia. Hicimos una campaña hablando bien de nuestro partido, de nuestro programa y de nuestros candidatos. Hicimos una campaña dando optimismo y esperanza, y no solamente diagnosticando miseria y más miseria. Algunos de ustedes tal vez se hayan asombrado cuando elegimos como candidato a vicepresidente a José Alencar. No es un empresario cualquiera. Es uno de los mayores empresarios de Brasil. Pero tiene una posición nacionalista, de defensa de nuestra industria. Y fue un compañero perfecto, tanto que a veces tuve que decirle: ‘Eh, José, pará un poco, que a mi izquierda no puede quedar nadie’. Queridos amigos, esta elección puede ser un gran aliento para América latina. Quiero contarles que me presenté después de tomar una decisión en mi vida: no podía ser un candidato del 30 por ciento. Y esto no es un tema de discurso. No podía ser otra vez un Lula ideologizado. Tenía que ser un Lula con amigos, con familia, con hijos, más armónico. Deben comprender mi ansiedad. Podemos llegar a ir a una segunda vuelta por el 0,5 por ciento, pero bueno, estas son las reglas de juego y las aceptamos. No importa. El 27 es mi cumpleaños. Si no ganamos esta noche, ganaremos el 27.”
El optimismo de Lula era compartido anoche por el resto de los dirigentes del PT justamente por algunos resultados que los habían impresionado a ellos mismos.
Un ejemplo era el del Estado de Bahía. Ganaba Paulo Souto, del derechista Partido del Frente Liberal, pero el petista Jaques Wagner, uno de los mejores cuadros nacionales del PT, obtenía un 39 por ciento en lugar del 31 que indicaban las encuestas previas de intención de voto.
En Río de Janeiro Rosinha Matheus, la mujer de Garotinho, no parecía estar obteniendo la victoria en primera vuelta. Y la actual gobernadora, Benedita da Silva del PT, superaba ampliamente el 21 por ciento de las encuestas anteriores.
El ejemplo de San Pablo ya mencionado ofrecía a medianoche un 30 por ciento para José Genoino, en condiciones de disputar la gobernación en segunda vuelta con el oficialista Geraldo Alckmin, que ganó el 40 por ciento de los votos.
Si además de Ciro Gomes también Garotinho termina entregando sus votos a Lula, suena a brujería que José Serra pueda no aumentar sino más que doblar sus votos de la primera vuelta para ganarle a Lula en segunda.
“Que yo sepa, no hay fotos raras de Lula, pero creo que ni siquiera mostrándolo en un orgía con hipopótamos podría perder”, decía anoche a Página/12 un viejo dirigente del PT mientras, a falta de caipirinha por la ley seca electoral, apuraba su café número veinticinco.
Subnotas