Lun 15.09.2008

EL PAíS  › CON MáS DE 150 ASOCIACIONES, SE FORMó LA UNIóN DE FEDERACIONES DE COOPERATIVAS DE TRABAJO

“Ni cuentapropistas, ni patrones”

Empresas recuperadas, cooperativas tradicionales y otras dedicadas a la construcción se unieron en una confederación para competir en el mercado sin generar autoexplotación y trabajo en negro.

› Por Laura Vales

Recuperar una fábrica o armar una cooperativa de trabajo juntándose con otros desocupados no fue fácil para los que hoy integran ese sector económico al que se nombra románticamente como autogestión. Pero una vez que lo lograron, los trabajadores de ese mundo creado desde la nada se enfrentan a una dificultad tal vez no menor: la de explicar quiénes son. “Ni trabajadores en relación de dependencia, ni sindicalizados, ni cuentapropistas ni tampoco patrones –dice José Orbaiceta, y arquea velozmente las cejas en un signo de interrogación–. Somos otra cosa que la crisis argentina generó.”

Orbaiceta lo señala al contar para qué se formó la Unión de Federaciones de Cooperativas de Trabajo, una organización que acaba de agrupar a federaciones de cooperativas de tres ramas antes no vinculadas:

- Cooperativas de trabajo tradicionales.

- Empresas recuperadas.

- Cooperativas nacidas de un proceso reciente, el de los planes de construcción de viviendas.

Es miércoles, día en que los integrantes de la unión se juntan para una reunión semanal en el Bauen. En la sala ya está Fabio Resino, del hotel; Jorge Bevilacqua, de la cooperativa Amigo; Orbaiceta, de Fecootra, y otros que van llegando y acomodándose en la mesa.

El Bauen fue reabierto hace cinco años. Orbaiceta viene de Ferrograf, una cooperativa gráfica mucho más antigua, nacida en los ‘70. Cuando durante la dictadura se quedaron sin trabajo en la imprenta de la Facultad de Ingeniería, sus compañeros del sindicato gráfico de La Plata les prestaron unas máquinas para empezar a trabajar. En la mesa, alguien apunta que en realidad una de las primeras cooperativas de trabajo se creó durante la primera presidencia de Perón. Es la textil Cita, que todavía existe, en la ciudad de La Plata. En cambio, las cooperativas de construcción están dando sus primeros pasos. Están integradas por antiguos desocupados que a partir del 2003, con el impulso del Estado a los planes de viviendas, formaron grupos de trabajo a nivel municipal. Aunque pensados como cooperativas temporarias, algunas lograron establecerse y crecer. Hoy trabajan en obras públicas y también para privados.

¿Por qué la unión? Resino describe: “Todos nosotros funcionamos bajo una doble lógica. Aunque no tenemos patrón competimos en el mercado, un mercado que de por sí es caníbal y salvaje. Para sobrevivir tenemos que conseguir rentabilidad, lo que nos lleva a competir, y en la carrera loca de la competencia se crea autoexplotación, trabajo en negro, desesperación por bajar los costos. Esto es lo que queremos evitar, porque tampoco tiene sentido la autogestión si no podés producir de otra manera”.

Resino habla, además, de un cambio en la forma de entenderse a sí mismas de muchas recuperadas. Años atrás primaba en muchos discursos la idea de que las fábricas reabiertas debían ser estatizadas y puestas bajo control obrero; la idea de armar una cooperativa de trabajo, en cambio, era vista casi como bajar todas las banderas. “Había recuperadas que se inscribían como cooperativas sólo para salvar la cuestión legal. Pero llegado un punto, te guste o no, lo mejor es asumir tu realidad. Si tenés el collar, los dientes y las cuatro patas...”

Para las cooperativas más antiguas, el contacto con las recuperadas les llevó aire fresco. “La novedad de los bachilleratos en las fábricas, los centros culturales, las radios comunitarias. Porque nosotros veníamos un poco aislados, metidos para adentro, cada uno en su territorio”, dice Orbaiceta. Y apunta que ellos tienen para aportar la experiencia: “Si una cosa sabemos es cómo sobrevivir a lo que venga. Pasamos por todas las crisis económicas de la Argentina y salimos a flote”.

Los números

Imposible dar números rigurosos sobre cuántos son en el sector ni qué peso tienen. Todavía poco visibles para la mayoría de los observadores, incluido el Estado, aún no hay mediciones periódicas que sirvan para contar la importancia que las cooperativas de trabajo están teniendo en la Argentina. Existen, sí, algunas cifras para una aproximación, con los recaudos del caso.

- Según el censo 2007 del Inaes (Ministerio de Desarrollo Social) y la Universidad de Tres de Febrero, las cooperativas de trabajo representan 50 mil puestos remunerados.

- Las recuperadas organizadas como cooperativas son unas 250, según los registros del Ministerio de Trabajo.

- Las cooperativas de trabajo de la construcción, creadas a partir de los planes de viviendas, son 3200 (de ellas sólo un porcentaje consigue establecerse).

La Unión de Federaciones agrupa así a unas 150 empresas entre preexistentes y recuperadas. Es una entidad de tercer grado. La integran, entre otras, la Federación Cooperativas de Trabajo (Fecootra), la Federación Argentina de Cooperativas de Trabajadores Autogestionados, (Facta), la Federación de Empresas Recuperadas y Cooperativas de Trabajo (Ferycootra), la Asociación Nacional de Trabajadores Autogestionados (ANTA). El Inaes viene apoyando este proceso de unidad.

Hacia al Estado, el reclamo de la unión es la sanción de una ley de cooperativas de trabajo (hay varios proyectos en Diputados), que garantice a los trabajadores autogestivos los mismos derechos que quienes están en relación de dependencia.

“Hoy, por ejemplo, no tenemos garantizada la obra social”, señala Bevilaqua. En algunas caos pueden afiliarse a la actividad del rubro –los gráficos, por ejemplo–, pero en otros, como el de la construcción, el gremio no los acepta. El acceso a la obra social está librado a la decisión de cada sindicato. Tampoco tienen acceso a una ART, y para jubilarse tienen que aportar como monotributistas.

Otro reclamo tiene que ver con medidas de fomento y promoción para el sector. “Si vamos al banco a pedir un crédito no somos lo mismo que Techint, aunque juntos demos más trabajo”, dice Orbaiceta.

Para Bevilaqua, “el tema de que el Estado tenga políticas para el sector depende en gran medida de cómo logremos nosotros hacernos visibles”. ¿Por ejemplo? En estos días hay dos nuevas empresas en proceso de ser recuperadas, el club Comunicaciones y la Encuadernadora Nueva Unión. Cualquiera hubiera dicho que la recuperación de empresas era algo terminado, pero sigue sucediendo. Al mismo tiempo, las cooperativas se van abriendo un camino, y hoy es mucho más frecuente que los gobiernos, a nivel nacional o municipal, las contraten.

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