Cuatro ex miembros de la Regional Inteligencia Buenos Aires (RIBA) de la Fuerza Aérea, citados a declarar por la defensa de los brigadieres César Comes e Hipólito Mariani, negaron ayer cualquier vínculo con el centro clandestino Mansión Seré y explicaron que sus tareas se limitaban a garantizar la seguridad de las bases. El Tribunal Oral Federal 5, en tanto, rechazó el pedido del fiscal Félix Crous para que los reporteros gráficos puedan transmitir los alegatos y la sentencia del juicio de Mansión Seré. El tribunal que preside Guillermo Andrés Gordo no argumentó la negativa: se limitó a remitir al fiscal al escrito por el cual rechazó un pedido similar de la querella, en el cual invocó la protección de los testigos para negar la transmisión de audiencias de las que no participan. Crous apelará la medida. Del tiempo que Gordo se tome para responder el planteo dependerá cuándo podrá pronunciarse un tribunal superior.

La orden de operaciones que en junio de 1976 creó la RIBA, que dependía de la Jefatura II Inteligencia de la Fuerza Aérea, también parió la Fuerza de Tareas 100 destinada a la “lucha contra la subversión” en zona oeste: Morón, Merlo y Moreno. Por ser los jefes más antiguos de las cuatro bases de la jurisdicción, Mariani y Comes encabezaron la Fuerza de Tareas en 1977 y 1978, respectivamente. La citación de los pilotos, pedida por el abogado José Ignacio Garona, apunta a desvincular a sus clientes de Mansión Seré, tarea compleja en tanto tampoco pretende involucrar a los miembros de la RIBA, que juraron decir la verdad pero no autoincriminarse. Jorge Angel Cóceres admitió ser hombre de inteligencia, pero abocado a la seguridad de las unidades. René Omar Bustos dijo que era estafeta: llevaba sobres al Edificio Cóndor. Carlos Omar Moizo hacía relevamientos en las áreas de influencia de las bases y Andrés Luis Bruno trabajaba en contaduría.