Ante los primeros síntomas de que la crisis financiera internacional va a tocar, aunque sea lateralmente, a la Argentina, los dirigentes de la CGT coincidieron en ser prudentes en sus demandas y priorizar que “se mantenga el nivel de actividad” y “el poder adquisitivo de los trabajadores”. De eso básicamente se habló en la reunión de ayer del Consejo Directivo.

En la misma reunión se decidió archivar el pedido de que el Gobierno disponga otorgar a fin de año a los trabajadores 500 pesos por única vez. Desde la Casa Rosada, como informó días atrás PáginaI12, ya habían anticipado que, dado el escenario internacional, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner no tomaría esa medida.

Los síntomas negativos que empezaron a ver los dirigentes gremiales es que en algunos rubros ya se producen suspensiones de trabajadores y merma de horas extra, más a modo preventivo para no acumular stock ante el riesgo de lo que se puede venir que por un efecto negativo concreto en el presente. Y también están circulando versiones de posibles despidos si es que la merma de exportaciones por la crisis mundial es significativa. Por eso, ahora los principales objetivos del secretario general Hugo Moyano y de su gente son que no caiga el poder adquisitivo de los asalariados y que el país mantenga el actual ritmo de producción para que no haya pérdidas de puestos de trabajo, según contó a este diario un alto dirigente gremial.

El jefe del sindicato de Sanidad, que es secretario de Prensa de la CGT, Héctor Daer, le apuntó a eso cuando declaró ayer que la central sindical va a ayudar para “mantener el nivel de actividad y que continúe el proceso de crecimiento sostenido en el país”.

Lo hizo en el marco de una pregunta que apuntaba a saber si el Consejo Directivo se había reunido por la preocupación sindical por una merma en la actividad económica. “No fue en términos de preocupación, sino de colaborar para mantener el nivel de actividad y que no se caiga este proceso de crecimiento sostenido de los últimos años. Sobre todo porque, para que se sostenga, debe mantenerse el poder adquisitivo de los trabajadores”, dijo.

“Los trabajadores, el Gobierno y los sectores empresarios y de la industria tenemos que buscar los instrumentos para sostener el trabajo argentino, la mano de obra argentina; lo que no podemos hacer es que algún sector empresario presuponga alguna crisis que no existe hoy y esté planteando este tipo de medidas”, agregó Daer.

Como vocero de la reunión, el dirigente contó que allí se habló de la crisis financiera y que hubo coincidencia en que en esta ocasión no impactará en la Argentina con la misma fuerza que otras debacles de este tipo.

“Hicimos un análisis de la situación, de las posibilidades de que esto termine; cuándo y en dónde termina es una situación que nadie puede predecir, ni siquiera en el seno donde sucede, en los Estados Unidos”, sostuvo Daer sin salir del lugar común, pero luego avanzó con un pronóstico: “Es muy probable que no sea como otras crisis anteriores que hemos tenido, pero nosotros estamos dispuestos a elevar propuestas, a llevar adelante los acuerdos que hagan más sólida esta etapa de crecimiento y no retroceder”.

Dentro de las propuestas posibles que puede hacerle la CGT al Gobierno, Daer tachó la de los 500 pesos no remunerativos en diciembre. Esa suma, señaló, “ni fue presentada, ni fue pedida, ni fue gestada”. Pero a la vez dejó una hendija abierta: “Faltan 80 días para terminar el año y tenemos que avanzar viendo en el camino; nunca se planteó, ni se descartó”.

Cuando los periodistas quisieron saber si la CGT pediría la reapertura de los convenios colectivos de trabajo, el dirigente respondió: “Las paritarias son algo dinámico que llevan adelante los distintos sindicatos, según cada sector y actividad. La CGT se reúne periódicamente con sectores empresariales, y lo que vamos buscando es cómo mejoramos la calidad de vida de los trabajadores y los ciudadanos”.

Más allá de la voz oficial de la CGT, el secretario adjunto de la central gremial, el metalúrgico Juan Belén, señaló que en su sindicato ya hay trabajadores suspendidos. “Ya tenemos problemas de suspensión de trabajadores, reducciones de jornadas laborales y eliminación de horas extraordinarias, si bien no podemos todavía cuantificar su alcance”, afirmó. La industria metalúrgica es una de las más perjudicadas por el fuerte vínculo que tiene con Brasil en el negocio de las autopartes, ya que pierde competitividad ante la devaluación del real.