EL PAíS › INHUMARON LOS RESTOS DE CASULLO
En una ceremonia conmovedora, como la definieron quienes participaron, fueron inhumados ayer los restos del investigador, docente y escritor Nicolás Casullo. Fue en el Cementerio Británico, y acudieron sus allegados y amigos más íntimos del ámbito académico y político.
El lugar elegido tiene que ver con la tradición de su familia, que fue referente de importancia en el metodismo británico de principios del siglo pasado. Casullo fue educado en esa tradición y su novela El frutero de los ojos radiantes gira en torno de la figura de su abuelo, que se hizo religioso tras penosas circunstancias familiares.
En la ceremonia del adiós hablaron dos pastores de la Iglesia metodista, que se permitieron hacer reflexiones en las que cruzaron lo bíblico con lo social, hablaron de la ausencia de Dios también como un camino de esperanza, y en el momento en que el cajón fue depositado en la tierra leyeron un poema del salvadoreño Roque Dalton. Uno de ellos había acudido a uno de los encuentros de Carta Abierta, espacio de apoyo crítico de algunos referentes culturales al kirchnerismo del que Casullo era un firme impulsor.
También lo despidieron los intelectuales Ricardo Forster, Alejandro Kaufman y Horacio González. “Fue un momento de dolor compartido, de mucha emoción más que de grandes palabras”, fue lo único que pudo expresar Lilia Ferreyra, que estuvo en el cementerio pero confesó sentirse bloqueada por la pena.
“Nicolás estaba leyendo La Amistad, de Maurice Blanchot, así que como tuve que hablar, elegí una cita de ese libro, que plantea la amistad como pudor, él era muy pudoroso”, expresó Forster a PáginaI12. “La tristeza invadió todo, predominó el cuerpo, el afecto, una amistad de 25 años, las historias compartidas, hicimos todo juntos por eso para mí será una ausencia muy grande, pero puedo decir que tuve el privilegio de haber sido su amigo”, completó el filósofo.
Casullo era escritor, ensayista, novelista, docente de la carrera de Comunicación Social en la Universidad de Buenos Aires, además de la Universidad de Quilmes, y director de la revista Pensamiento de los Confines. Como tantos otros intelectuales del país, debió exiliarse en noviembre de 1974. Su primer destino fue Cuba, por cuatro meses, Caracas fue el segundo y en 1976 viajó a México donde vivió hasta 1983. Su último libro fue Las cuestiones, editado el año pasado, en el que analizó el fenómeno del populismo en América latina, y recorrió las vanguardias políticas de los años ’60 y las distintas formas de la memoria sobre aquel tiempo.
“Se habita un tiempo donde lo mediático roba casi todo lo real de la realidad. La carencia de ideas y programáticas de una oposición política no constituida definidamente provoca que esta ausencia haya sido reemplazada, cooptada, tal vez casi de manera definitiva, por la lógica de la información de masas (movilero, locutor, entrevistador, periodista analista). Una lógica mucho más eficaz, y con sello de época, en la trama de la sociedad, donde los medios en su ‘no hacer política’ hacen la sustancial política diaria que confirmaría la imprescindible muerte de la política, dejada atrás como lo zángano y corrupto de la vida de los argentinos”, escribió Casullo recientemente en su revista de ensayos.
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