Un delegado de la lista “Celeste y Blanca” de la Unión Obrera de la Construcción (Uocra) fue recibido ayer a tiros en la sede de ese sindicato en Lomas de Zamora. La semana pasada ya le habían impedido presentar una boleta para las elecciones internas del próximo 11 de noviembre. Esta vez el rechazo cobró forma de balacera, que provocó heridas a cuatro sindicalistas. Más tarde, la Justicia encontró en el local una escopeta 1270 enterrada con siete cartuchos, una pistola 9 mm y seis bombas de estruendo. La conducción nacional del gremio, liderado por Gerardo Martínez, dispuso la intervención de las regionales de Lomas de Zamora y Quilmes, base de apoyo de los autores de los disparos.

“Fuimos recibidos a escopetazos desde adentro de la sede”, dijeron desde la puerta los activistas que durante todo el día pidieron la intervención del gremio. Las doscientas personas reunidas allí empezaron a responder a los disparos con piedras y cascotes que tenían a mano.

La Uocra de Lomas de Zamora estaba dirigida por Víctor Grossi, un peronista de la derecha católica formado entre la dirigencia sindical de los años ’80. Grossi mantuvo su poder sindical con alineamientos marcados por el compás de los tiempos políticos. Durante la crisis del año 2001, por ejemplo, formó el Movimiento Social y Solidario (Mossol). Desde allí manejó miles de pesos de los planes sociales durante el gobierno de Eduardo Duhalde. Eso consolidó su poder, dentro y fuera del gremio.

Con el kirchernismo se hizo kirchnerista y mantuvo nutridos contactos de los delegados el ex presidente en la provincia de Buenos Aires, aunque en las últimas elecciones se presentó como uno de los dos candidatos en Lomas de Zamora de la lista de Roberto Lavagna.

Con Gerardo Martínez mantiene el mismo tipo de vínculo. Quienes lo conocen aseguran que la relación pasa por momentos de encuentros y desencuentros. Grossi formó parte del corazón político de la Uocra, pero luego de un distanciamiento con Martínez terminó fuera de la conducción. Hasta ayer se mantenía fuerte construyendo un cerco de poder por afuera y escogiendo como aliado al mejor postor.

El 11 de noviembre, las internas iban a poner en juego su mandato de secretario general. Pero quienes conocen la política de Lomas de Zamora dicen que lo que se juega no es sólo una interna, sino el control de la caja del gremio.

Los alrededores del edificio de la calle Portela 571, donde está la sede gremial, nuclearon ayer a representantes de la “7 de Mayo” y de la “Blanca y Celeste”, las dos listas de la oposición. Luego del primer intento de las presentaciones formales empezaron los disparos.

Daniel Figueredo, uno de los heridos, aseguró ante las cámaras de televisión que lo atacaron con una Itaka desde el techo del edificio. El entró en el hospital Luisa C. de Gandulfo de Lomas de Zamora con una herida de bala en la pantorrilla de su pierna izquierda. Los otros tres heridos recibieron disparos en el abdomen, el estómago y una pierna.

“El estado es grave”, dijo Francisco Benítez, de la “Celeste y Blanca”. “Pero que quede bien claro que los dirigentes que están al frente del gremio no pueden responder así a los trabajadores, hay formas y formas.” Y en esa misma intervención, Benítez habló de “mafiosos” dentro del gremio, de beneficios de la conducción para quienes buscan ganar dinero sobre la base de la “explotación de los trabajadores”.

La causa quedó en manos de la fiscal de Lomas de Zamora Viviana Giorgi; la provincia reforzó la presencia de policías y, en medio de la furia, un grupo de manifestantes intentó dar vuelta un patrullero.