EL PAíS › EL EX JUEZ FEDERAL CARLOS BRANCA FUE ABSUELTO POR EL CASO DE LA ADUANA PARALELA
Estaba acusado de asociación ilícita y contrabando agravado. Era la tercera vez que lo juzgaban. Fue imputado después de que lo filmaran con una cámara oculta. Otras diez personas también fueron declaradas inocentes.
El ex juez federal Carlos Branca fue absuelto en el juicio que se le seguía bajo la acusación de asociación ilícita y contrabando agravado, por haber brindado, presuntamente, protección a una banda de contrabandistas. El caso, conocido en 1996 por una cámara oculta, debió ser llevado a juicio oral tres veces; la primera vez quedó a medio camino por la oportuna enfermedad de un juez y la segunda, en la que Branca también había sido absuelto, fue anulado por irregularidades. El tribunal oral en lo Penal Económico Número 3 no dio a conocer los fundamentos de la absolución, ya que difundirá sus argumentos la próxima semana; el fiscal y la Aduana, que actuó como querellante, habían pedido que se lo condenara a cuatro años de prisión.
Junto con Branca, otros diez imputados fueron declarados también inocentes. El tribunal oral que lo juzgó es el mismo que resolverá la situación de Carlos Menem por la venta ilegal de armas a Croacia y Ecuador.
Branca había sido imputado de cubrir las actividades de una banda de contrabandistas que operaba en Ezeiza, ingresando ilegalmente artículos importados como palos de golf, perfumes y otras mercaderías de free shop. Un arrepentido del grupo, el ex combatiente de Malvinas Marcelo Paolini, que trabajaba como guarda de pista del aeropuerto, contó cómo operaba la banda ante una comisión legislativa que investigaba la llamada Aduana paralela. Paolini se prestó a filmar con una cámara oculta al juez, material que fue difundido por el programa Telenoche Investiga. El arrepentido fue uno de los once acusados en este juicio oral. Al hacer la acusación, la fiscalía consideró que la banda había logrado introducir objetos de lujo en 38 vuelos acreditados.
El ex juez fue destituido en diciembre de 1997; pasó los primeros diez meses del ’98 en prisión. En la cárcel conoció a quien se convertiría en su socio y abogado defensor, Roberto Schlagel, ex secretario del juzgado federal de Dolores, que estuvo detenido por fabricar pruebas en el caso Coppola.
El primer juicio contra Branca y otra veintena de acusados demoró seis años en llegar a la instancia oral. A los tres meses de empezado, uno de los jueces, Héctor Acuña, se enfermó. La ley estipula que si el proceso oral se suspende por más de diez días debe anularse para empezar nuevamente de cero. Eso fue lo que ocurrió debido a que Acuña no llegó a recuperarse de su enfermedad a tiempo. El juez, conocido en el ambiente por tener en su despacho una foto de Menem, tiene fama de esquivar los casos complicados y este año volvió a tener un gesto parecido cuando dejó su cargo justo cuando estaba por comenzar el proceso contra el riojano por la venta ilegal de armas a Croacia y Ecuador. Su renuncia tuvo como efecto la postergación del inicio de las audiencias contra Menem.
En el 2005 se realizó el segundo juicio a Branca, ya con menos acusados, porque el paso del tiempo había hecho prescribir la mitad de las imputaciones. Los jueces absolvieron a los principales imputados: Branca, su secretario, los funcionarios de la Aduana y de la Policía Aeronáutica. Pero la absolución fue impugnada y la Cámara de Casación anuló la sentencia, tras señalar que el tribunal había ignorado pruebas importantes. Así el caso llegó a su tercer juicio oral.
Branca escuchó el veredicto absolutorio tomado de la mano con sus tres hijos y su esposa en la diminuta sala de audiencias del tribunal. Tras su expulsión del poder judicial y la cárcel, el ex juez pasó los últimos años dedicado al ejercicio de la abogacía, donde ha tenido como clientes a narcos y ex policías. Ayer, antes de que se diera a conocer el fallo, el ex magistrado hizo uso del derecho a decir unas últimas palabras. “Somos una suerte de leading case del derecho penal, porque llevamos doce años de proceso y, en consecuencia, hemos tenido más pérdidas que ganancias”, señaló. También se definió como un “hombre de bien” y aseguró que “de ninguna manera hicimos del delito un estilo de vida”.
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