EL PAíS
› EL DIFICIL ACUERDO ENTRE EL GOBIERNO Y LAS PROVINCIAS PERONISTAS
Si no hay plata, lo mejor es el miedo
Los gobernadores dicen que apoyan políticamente a Duhalde en el corte a la coparticipación. El Presidente lo sabe, pero por cualquier cosa el Gobierno distribuyó a los jefes de las provincias un informe de la SIDE. Dice que hay 250 “focos potenciales de insurrección civil”.
› Por Martín Piqué
Cuatro horas encerrados en el chalé presidencial de la quinta de Olivos. El tiempo que invirtió ayer el presidente Eduardo Duhalde para debatir con los gobernadores del PJ demuestra que el presupuesto 2002 y la coparticipación están entre los temas que más preocupan al Gobierno. Se entiende: la asistencia financiera externa –de la que depende todo el plan económico– no llegará si antes no se concreta una “concertación real” que tenga el apoyo de las provincias. Pero al mismo tiempo el Ejecutivo sabe que el presupuesto 2002 debe tener la aprobación del FMI, que exige una reducción en los fondos coparticipables.
Este panorama llevó al Gobierno al dilema de aprobar un recorte a la coparticipación sin perder el sustento político que aportan los mandatarios del PJ. En esta intrincada tarea se encontraban en Olivos. Anoche surgía una salida que consiste en “hacer el presupuesto entre todos”, a cambio de que Duhalde reciba el respaldo de los –hasta ahora esquivos– jefes provinciales.
Después de más de cuatro horas, los interlocutores no se habían puesto de acuerdo en el monto del nuevo piso de coparticipación, que reemplazará a los 1364 millones previstos desde los Pactos Fiscales de la gestión de Fernando de la Rúa. Para eso habían estado junto a Duhalde el ministro de Economía, Jorge Remes Lenicov, el secretario de Hacienda, Oscar Lamberto, el ministro de Producción, José Ignacio de Mendiguren, el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, y el ministro del Interior, Rodolfo Gabrielli. El propio Duhalde destacó la asistencia de tantos ministros del Gabinete:
–Acá están acá los ministros que deciden –recalcó a los gobernadores.
Era una cuestión importante, ya que las provincias temen que en la gestión de Duhalde se repita de alguna forma la contradictoria relación que tuvieron con Chrystian Colombo y Domingo Cavallo durante los dos años de De la Rúa: con Colombo coincidían en los números, pero luego Cavallo bochaba los acuerdos y la negociación volvía para atrás.
Con estos preocupaciones en mente, los gobernadores llegaron a Olivos después de que el santacruceño Néstor Kirchner concertara una reunión para las seis de la tarde. Ya en el encuentro, José Manuel de la Sota expresó lo que habían acordado con sus pares unas horas antes en las instalaciones del Consejo Federal de Inversiones (CFI):
–No puede haber un divorcio entre ustedes y nosotros –le dijo De la Sota a Duhalde, transmitiendo el apoyo que había sido acordado al mediodía.
Pero además de expresar el respaldo, los gobernadores se quejaron de los temas que más les preocupan. El salteño Juan Carlos Romero pidió a Duhalde que “no se aísle”, tomando de esa forma una preocupación de la mayoría del Frente Federal. Además, los gobernadores cuestionaron que los planes de asistencia alimentaria que fueron anunciados lleguen a sus distritos recién a partir del 31 de enero. Los representantes del Ejecutivo escucharon, y luego explicaron cuáles son los condicionamientos que impone el FMI. “La ayuda externa no viene si no hay una concertación real con apoyo de las provincias. Pero es imposible armar un presupuesto que no tenga el apoyo del Fondo”, argumentó el ministro Remes Lenicov. De todas formas, el eje de la reunión fue el gesto de respaldo de las provincias a la Nación: “Presidente, si estamos acá es porque usted tiene que contar con nosotros”, le dijo a Duhalde el jujeño Eduardo Fellner.
El encuentro fue hermético, el gobernador de La Pampa, Rubén Marín, fue el único que habló con los periodistas. Antes de entrar a la quinta presidencial, adelantó que los gobernadores estaban detrás de un “punto de equilibrio que le permita a la Nación cumplir con sus roles y a las provincias hacer lo mismo”. “No podemos hoy entrar en un conflicto con la Nación”, agregó, revelando lo que se había acordado en el CFI, en donde algunos gobernadores –De la Sota y el bonaerense Felipe Solá, especialmente– pidieron a sus pares que bajen el tono de las críticas: –No hagamos chicanas periodísticas –solicitó Solá, el gobernador que hoy por hoy está más cerca de Duhalde, como representante del peronismo bonaerense.
La sugerencia del sucesor de Carlos Ruckauf estaba dirigida a los miembros del Frente Federal. Los argumentos de Solá se reforzaron por un informe de la SIDE que había llevado De la Sota. El dossier del organismo de inteligencia contenía un mapeo de todo el país en el que aparecían 250 “focos potenciales de insurrección civil”.
La reacción de los gobernadores fue unánime. “No hay margen para que las provincias se diferencien de Duhalde”, destacó a este diario uno de ellos. En esa línea, los mandatarios provinciales reconocían que la situación social es explosiva, y que la población identifica al Ejecutivo como el gobierno del PJ. Por eso, analizaban, si el oficialismo llegara a caer, no habría más oportunidades para el peronismo. Con estos temores en el horizonte, los gobernadores salieron a respaldar con todo al Presidente. “Vamos a acompañar todo lo que venga”, confesaba anoche a Página/12 el vicegobernador de una de las provincias del Frente Federal.
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