Jue 24.01.2002

EL PAíS

“El Gobierno se está rindiendo ante el establishment financiero”

Elisa Carrió dialogó largamente con Página/12. Explicó que se considera la única oposición. Detalló sus críticas a Duhalde y a Ruckauf. Habló de los saqueos, de los cacerolazos, de los reclamos contra la Corte. Cuestionó la forma en que se hizo la devaluación. Su autocrítica, sus profecías, su relación con Zamora.

› Por Eduardo Tagliaferro

Desde hoy liderará a una treintena de legisladores. Fuerza considerable en un Parlamento que, además de elegir al Presidente, es por estas horas su principal sostén político. Sus enemigos están siendo cuestionados por una población enardecida y dispuesta a batir sus cacerolas. Elisa Carrió, la titular del ARI, se muestra alegre porque “la gente haya echado a patadas” a Domingo Cavallo y Fernando de la Rúa. Frente “al portón de su casa”, asegura, está viendo pasar al resto del cortejo. En diálogo con Página/12 recuerda que hace dos años dijo que se estaba frente a la caída de un régimen, eso la lleva a afirmar que el suyo “es un triunfo del discurso”. Se muestra preocupada por la crisis, dice que “que estamos en medio de un parto y que se debe aliviar el dolor”. Claro que no evita la ironía y afirma que el “gobierno de unidad nacional es un intento de cerrarle las piernas a la parturienta”.
–Usted viene denunciando la existencia de un pacto entre el radicalismo y el peronismo. ¿Por qué no tuvo una actitud más activa en la asamblea legislativa que, pacto mediante, eligió a Eduardo Duhalde?
–Habíamos dicho que no creíamos en un Presidente elegido por una Asamblea Legislativa. No lo digo por la elección de la persona, sino por la precaria legitimidad que otorga este tipo de elecciones. Nosotros proponíamos que debía convocarse a elecciones presidenciales. En el final de todo régimen, de todo modo de acumulación, existe un pacto de sobrevivencia de las fuerzas políticas tradicionales. El de Olivos pretendió ser un pacto de continuidad. Este es de sobrevivencia.
–Los reclamos populares coinciden en pedir la renuncia de la Corte Suprema, ¿cómo se termina con la injusticia en la Justicia?
–Nosotros sostuvimos que antes de 2003 tiene que existir una elección de Presidente y quien goce de la confianza pública tendría que convocar a una constituyente que refunde todos los poderes del Estado. A esta tarea no sólo tendrían que ser convocados los partidos políticos sino también los emergentes sociales que están surgiendo en estos cacerolazos. Esta constituyente supone la puesta en comisión de la Justicia federal y de la Corte Suprema.
–Desde diciembre, cuando se disparó la crisis, viene manteniendo un bajo perfil. ¿Por qué?
–En estos momentos uno tiene que contribuir con la no violencia. La sociedad ha tomado un protagonismo que debe ser alentado. Nosotros, más que nadie, tenemos que ayudar a que el parto sea lo menos doloroso. El menor dolor posible está dado por la no violencia. Creo en el poder de la no violencia. Quienes apelan a la violencia son los que pretenden garantizar su sobrevivencia. Es el rasgo que se percibe detrás de los saqueos.
–¿Sospecha que los saqueos fueron organizados políticamente?
–La historia determinará qué papel jugó Carlos Ruckauf y qué rol cumplió también la Policía Bonaerense en estos episodios. Tarea que cumplieron por acción u omisión, por lo menos otorgando zona liberada. Pese a la presión que tuve para ser la convocante a una plaza u otro tipo de concentración, estaba convencida de que la participación no debe ser convocada ni liderada por nadie.
–Sin partidos políticos, los reclamos no se encauzan ni sintetizan.
–No considero que las movilizaciones deban encauzarse. La nuestra puede ser considera una victoria de discurso. Es un triunfo, que todo un pueblo pida la renuncia de la Corte Suprema y que le reclame a los banqueros por la plata que se llevaron. Son los pueblos los que paren otros pueblos.
–Teniendo en cuenta que hay un virtual cogobierno entre peronistas y radicales, el ARI queda como el mayor partido de oposición. ¿No piensa reclamar la titularidad de la Auditoría General de la Nación?
–Formalmente la Auditoría le corresponde a la UCR, pero en realidad el partido de oposición somos nosotros. Todo tiene su tiempo. Hay momentospara hablar y otros para callar. El mundo no gira al ritmo de la ansiedad mediática que reclama un hecho nuevo todos los días. No me gusta hacer politiquería solicitando lugares o espacios.
–¿Conformará un interbloque con fuerzas afines a su partido?
–Desde mañana (por hoy) formalizamos un interbloque parlamentario que tendrá unos 30 diputados. En el participarán los legisladores del Frente Grande liderados por José Vitar, los del Partido Socialista Popular, los del Partido Intransigente, por supuesto que los del ARI y otros grupos.
–¿No invitarán a Luis Zamora a sumarse a este bloque?
–Tengo una muy buena relación personal con Zamora, pero fue él quien siempre marcó una fuerte diferencia con nosotros. Que no coincidamos en un mismo espacio parlamentario, no es un problema nuestro.
–¿No se autocrítica de haber cometido errores en la Comisión de lavado?
–Siempre recuerdo que Lisandro de la Torre firmó en soledad el dictamen de la comisión parlamentaria que investigó el tema de los frigoríficos. Hace falta que corra el tiempo y se dimensionará este informe. Que Domingo Cavallo haya sido nuestro primer crítico y que haya sido echado por la gente habla por sí solo. Algo parecido sucede con Horacio Liendo, quien hoy no puede caminar por la calle. Yo sabía que enfrentarlos no era gratis. Quizá muchos no tomaron conciencia de que esta investigación no era gratis. Cuando la sociedad deja de respaldarte el establishment se ensaña. Que de más de 50 operaciones de inteligencia que tramaron contra nosotros: el gobierno, la SIDE, el BCRA nosotros hayamos pisado el palito en alguna no es tan grave. Quiero destacar que los periodistas más reconocidos de este país nos respaldaron. Nos apoyaron los periodistas y no las empresas periodísticas, salvo Página/12.
–No considera que se perdió la oportunidad de desenmascarar a la asociación de políticos y empresarios que se beneficiaron durante los últimos doce años.
–Fue a partir de nuestro preinforme que la Justicia suiza comenzó a investigar. Con Graciela Ocaña fuimos en julio pasado a Ginebra. Nuestra presentación motivó que el fiscal Carlos Stornelli fortalezca sus investigaciones y que el juez Jorge Urso pida las informaciones que hoy determinaron el hallazgo de dos cuentas que pueden ser la punta del ovillo para esclarecer hechos terribles, tal vez el de la AMIA. Espero que el Fincen envíe la información de las cuentas de Cavallo.
–¿Cómo se supera la actual crisis?
–Hay tres matrices que son fundamentales. La de la identidad, a partir de la reconstrucción de una nueva. Una identidad colectiva que tenga memoria, perseverancia y austeridad. Por no tener memoria quisimos ser del primer mundo sin serlo. No tuvimos austeridad. Necesitamos una matriz constituyente. Una nueva Constitución, una nueva representación política que conduzca a un sistema semiparlamentario al estilo de la V República en Francia. Una reforma del estado que no sea un simple ajuste sino un rediseño estatal. No confió en el personal contratado y si en el plantel de planta permanente del estado. Es imprescindible una redistribución del ingreso, una redistribución de la palabra y de la Justicia. Una nueva matriz económico-social a partir de la moneda nacional, una reforma tributaria profunda. Un seguro de desempleo como el propuesto por el Frenapo. Un replanteo de las economías regionales.
–¿Su propuesta económica incluye la devaluación?
–Estábamos de acuerdo con la devaluación porque no se podía seguir con la ficción. Pero antes de ella hubiéramos tomado un montón de medidas, por ejemplo un shock redistributivo, la pesificación de deudas y depósitos con un cambio fijo uno a uno, una reforma tributaria con un mix de monedas que permitiera llegar a la flotación del peso. Si la primer medida es la devaluación se bajan los salarios y los ahorros. El error de Remes Lenicov fue plantear la devaluación como una solución.
–¿Algo cambió con Duhalde?
–El modelo es el mismo. En estos momentos el Gobierno se está rindiendo a los miembros del establishment económico y financiero. El modelo se mantiene en la medida en que se trata de recomponer a los grupos dominantes que fueron copartícipes de la fiesta. Se puede apreciar en la reforma de la carta orgánica del BCRA y la facultad de los bancos para pedir redescuentos. Seguramente entregaran su cartera de créditos más sucia. La que incluye a grupos como Gualtieri, los Yoma, los Macri.
–¿Cómo sigue está crisis?
–Estamos en la mitad de un parto. Tuvimos tres contracciones y en cada una se está cada vez más cerca del parto. El gobierno de unidad nacional es cerrarle las piernas a la parturienta. Con no violencia e inteligencia hay que facilitarle a esta sociedad hacer el parto.
–¿Cómo la trata la gente en la calle?
–La gente me sigue abrazando y saludando. Incluso más que antes. Es cierto que el 20 de diciembre, el día que renunció Fernando de la Rúa, un señor se acercó de muy buena manera y nos dijo a un grupo de legisladores “el cacerolazo también es para ustedes”. Después de eso se subió a una Feroza importada y se fue. Seguro que era un votante de Cavallo.

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