EL PAíS › SIN DETENIDOS NI AVANCES EN LA INVESTIGACIóN POR EL TRIPLE CRIMEN DE GENERAL RODRíGUEZ
Cuatro meses atrás desaparecían los tres jóvenes empresarios luego asesinados. Hubo detenidos notorios y supuestas pruebas que resultarían determinantes. Pero todo quedó en la nada. No hay presos, no se conoce el móvil y ni siquiera se sabe si fue por la efedrina.
› Por Raúl Kollmann
Mucho ruido, ninguna nuez, ningún detenido. Hace exactamente cuatro meses, Sebastián Forza, Leopoldo Bina y Damián Ferrón estaban desaparecidos. El cálculo oficial –que también está en discusión– es que los mataron el lunes 11 de agosto, pero la realidad es que la investigación es, hasta el momento, un fracaso resonante y no está claro ni cuándo los mataron ni por qué, tampoco hay noción de adónde estuvieron en General Rodríguez antes del asesinato y, sobre todo, cuál fue la mano de obra del triple homicidio y quién dio la orden. Hace dos semanas, las esperanzas estaban puestas en las imágenes del celular de Damián Ferrón. Su hermano demostró que no fueron tomadas cuando estaban secuestrados sino en un partido de fútbol. Hace siete días la esperanza era una llamada misteriosa, realizada desde el celular de Forza cuando supuestamente estaba secuestrado. Hoy se dice que esa llamada no existió, que fue un error del informe de la compañía telefónica. Antes todavía, se hablaba de la mansión de narcos de Hernán De Carli, en General Rodríguez, que en un sótano de esa casa los mataron y hasta se mencionó que allí se detectaron drogas. Hoy, De Carli está en libertad, igual que el supuesto superproveedor de efedrina, Ricky Martínez. Hay una veta a la que, por ahora, no se le encontró vínculo con los asesinatos: la detención de Mario Segovia, el hombre del Rolls Royce de Rosario. Contra él sí hay elementos contundentes respecto del tráfico de efedrina, pero hasta el momento no aparece en el mapa del triple crimen.
En el esclarecimiento del triple crimen trabajaron hasta ahora la fiscal porteña Ana María Yacobucci y en la actualidad los fiscales de Mercedes, José Ignacio Bidone y Daniel Vivanco. Las viudas de los tres jóvenes asesinados y su abogado, Miguel Angel Pierri, elogian el trabajo de los funcionarios judiciales e insisten que la investigación es seria, pero transcurridos cuatro meses quedan más dudas que certezas. Además, queda la preocupación por la existencia de demasiados casos sin esclarecer: el triple crimen de los policías en La Plata, la desaparición de López, la increíble desaparición de Sofía, en Tierra del Fuego, la de Florencia Penachi en Capital Federal, los asesinatos de María Marta García Belsunce, Solange Grabenheimer y Nora Dalmasso. En ninguno de esos casos hay un detenido.
1 ¿Dónde mataron a Forza, Ferrón y Bina?
Esta semana, la Procuración dio a conocer un informe suscripto por la doctora Erna Virginia Creimer, directora de Coordinación de Institutos de Investigación Criminal y Ciencias Forenses. Es un texto de 13 páginas en el que, en realidad, se analizan los estudios realizados por los peritos que hicieron los trabajos de autopsia, balística y rastros. Lo curioso es que Creimer llegó a una conclusión contraria que la fiscal porteña Ana María Yacobucci, que se dedicó dos meses a estudiar justamente dónde fue el asesinato. Página/12, que accedió al trabajo de Creimer, le pidió opinión a cuatro prestigiosos forenses y criminalistas. Las opiniones son muy controvertidas.
Para Yacobucci, el triple crimen se cometió en el lugar donde aparecieron los cadáveres, esencialmente porque uno de los proyectiles, calibre 40, fue encontrado a 13 centímetros de profundidad, tenía partes de hueso y sangre, lo que demuestra que la persona estaba viva antes de ser atravesada por el proyectil. En cambio, Creimer afirma que los proyectiles encontrados fueron pocos y el enterrado tal vez quedó en la tierra porque lo pisaron los policías que encontraron el cuerpo. Desde la fiscalía porteña contestan que un pisotón hunde un proyectil algunos milímetros, nunca 13 centímetros.
El otro argumento de Creimer es que se encontró poca sangre en el lugar. Los integrantes de Policía Científica de la Bonaerense dejaron por escrito que había mucha sangre en el lugar del hecho, pero, además, para el forense Osvaldo Raffo, con miles de autopsias en su carrera, los homicidios por arma de fuego no suelen producir baños de sangre.
En conclusión, Creimer y ahora los fiscales de Mercedes dan por seguro que a Forza, Bina y Ferrón los mataron en otro lado y luego tiraron allí los cuerpos, mientras que Yacobucci y los forenses y criminalistas consultados por este diario creen que el lugar del crimen fue el kilómetro 11 de la ruta 6, en el descampado donde se encontraron los cuerpos.
2 ¿Cuándo los mataron?
Está claro que los tres estuvieron juntos en el Wal Mart de Bernal hasta el mediodía del jueves 7 de agosto. Un testigo dice haber visto a Forza, Bina y Ferrón con dos personas más, un hombre y una mujer. Yacobucci probó que todos se dirigieron luego a General Rodríguez. Todo fue registrado con los celulares en las distintas antenas del trayecto y en las filmaciones de las autopistas.
Para la versión oficial, tanto de Yacobucci como de Bidone, el triple homicidio se cometió el 11 de agosto, entre 36 y 48 horas antes de encontrar los cuerpos. Así lo afirman los que hicieron las autopsias.
Sin embargo, ninguno de los forenses consultados por este diario pudo responder a la siguiente pregunta: ¿Por qué Bina tenía el rostro perfectamente afeitado e incluso los genitales estaban depilados? ¿Por qué los tres tenían la ropa interior totalmente limpia? No tiene sentido que los hayan tenido secuestrados cuatro días –desde el jueves 7 hasta el lunes 11– y que en ese tiempo les permitieran afeitarse y mantener impecable la ropa interior. Los forenses admiten que no es imposible que los hayan matado aquel jueves, pero gran parte de los investigadores están convencidos de que los cuerpos se hubieran visto mucho antes de aquel miércoles.
Otro dato de importancia es que la camioneta de Ferrón se encontró, quemada, el mismo jueves a la noche, en Flores. Por lo general, los homicidas queman los vehículos para no dejar huellas, pero por alguna razón importante. En este caso podría ser la decisión de matar a los tres. La pregunta que queda flotando en el aire es si no quemaron la camioneta después de cometer el triple homicidio, con lo cual los habrían matado el mismo jueves.
Creimer sostiene que primero asesinaron a Ferrón, luego a Bina y finalmente a Forza. Los otros forenses descreen de esta secuencia: es muy difícil diferenciar los procesos de descomposición. Los cuerpos se pudren más rápido o más lento por características personales, medicación tomada y decenas de otras variables. Es otro punto controvertido.
3 Forza y la cocaína
El trabajo de Creimer argumenta que Forza registra cocaína en sangre y que la habría consumido en forma compulsiva. Los forenses consideran que nadie podría sedar a una persona con cocaína, que justamente produce euforia, el efecto contrario. Por otra parte, Raffo sostiene que se encuentran rastros de cocaína hasta diez o doce días después de una ingesta. Por último, en off the record, los allegados a Forza admiten que era consumidor. En privado, su esposa, Solange, ha dicho que consumía en los últimos tiempos.
4 ¿Dónde los tuvieron?
Está aceptado por todos, Yacobucci y los fiscales Bidone y Vivanco, que los tres viajaron a General Rodríguez, allí se encontraron con alguien para cerrar un trato o terminar un negocio, los secuestraron y los mataron. Una de las hipótesis es que fue en una quinta e incluso se habló de un sótano y un bunker. Es que si hubo muchos disparos y no los mataron en el descampado donde los encontraron, la lógica indicaría que el lugar del homicidio tendría que ser o apartado o cerrado, de manera que los vecinos no oigan semejante secuencia de tiros.
Cuando se allanó la mansión de De Carli, se difundió la versión de que allí se produjo la matanza. El curioso dueño de casa demostró que no estuvo en la Argentina desde mayo, no se le encontró ninguna llamada sospechosa y el testigo de identidad reservada que lo acusaba naufragó en todos los datos que aportó. Hasta llegaron unos expertos mexicanos que detectaron droga con un sofisticado aparato y después resultó que sometidos los elementos a un estudio más riguroso en La Plata, el resultado fue negativo. Fue otra movida espectacular, esta vez del juez federal de Zárate-Campana, Federico Faggionatto Márquez, que quedó en la nada.
5 Videos y llamadas
La investigación del triple crimen produjo numerosos episodios transmitidos como espectaculares. Los últimos dos fueron las fotografías y los videos encontrados en el celular de Damián Ferrón y la llamada de las 20.20 del celular de Forza. Ambas pruebas quedaron en la nada, pero resulta difícil de entender que se hayan hecho públicas sin ningún tipo de chequeo. Por ejemplo, los videos del celular de Ferrón resultaron ser de una canchita de fútbol de Ciudad Evita donde él jugaba desde hacía quince años. Las tomas fueron hechas por un niño. Respecto de la llamada de Forza, supuestamente a las 20.20, cuando ya estaba secuestrado, resultó ser un error de la compañía telefónica.
Los fiscales Bidone y Vivanco están trabajando en otra prueba que podría ser de importancia. Haciendo un relevamiento de todos los celulares que hicieron o recibieron llamadas en las cercanías del Wal Mart de Bernal el 7 de agosto a la mañana y luego comparando esos celulares con los que hicieron o recibieron llamadas en General Rodríguez el 7 de agosto por la tarde, surgieron dos celulares que tienen esa característica: fueron accionados en los dos lugares donde estuvieron las víctimas.
6 El móvil del triple crimen
Inicialmente, la Policía Federal apoyaba la hipótesis de que podría tratarse de una venganza por una defraudación o deuda que provenía del negocio de la venta de medicamentos truchos o robados. Forza tenía veinte causas judiciales por ese motivo y amenazas, que él mismo denunció. Poco a poco, todo fue virando hacia la efedrina, aunque la Corte Suprema, que se expidió sobre la competencia, afirmó que no existían indicios categóricos que señalaran al comercio de efedrina como el móvil de los homicidios.
Lo cierto es que las viudas admiten que escucharon hablar a sus maridos de efedrina y parece totalmente probado que los tres jóvenes se reunieron con mexicanos en el Open Pilar el 25 de julio. El tema seguramente era la efedrina. Las hipótesis que se deslizan son las siguientes:
- Que los jóvenes vendieron una partida de efedrina adulterada con sal, en cuyo caso la orden del asesinato salió de los patrones de los laboratorios, tal vez mexicanos.
- Que desplazaron a otros del negocio de la venta de efedrina a los mexicanos, lo cual llevaría a la conclusión de que quien ordenó el triple homicidio es argentino.
- Que debido a un conflicto con los mexicanos, ya sea por adulterar efedrina o por no cumplir con una entrega, terminaron dando los datos para que la policía descubriera el laboratorio de los mexicanos en Maschwitz. Aquello terminó con la detención de nueve mexicanos, Luis Tarzia, el argentino vinculado con ellos, y el dueño de la quinta donde estaba el laboratorio, el también mexicano Jesús Martínez Espinoza. La traición, supuestamente, se paga con la vida. La orden habría partido de algún jefe mexicano.
7 Los ejecutores
La mano de obra que cometió el crimen está relacionada con quienes dieron la orden. Si no se conoce el móvil y los autores intelectuales, menos todavía se sabe quiénes dispararon las dos pistolas.
Las versiones también son varias:
- El brazo ejecutor fueron policías bonaerenses, conocedores de la zona. El lugar donde se tiraron los cuerpos no es de paso habitual.
- Los asesinos son policías, pero podrían también ser federales, que están más en contacto con el negocio de la droga. El indicio sería que para maniatarlos se utilizaron precintos plásticos, algo que suele hacer la Federal. Después del homicidio, a las víctimas les quitaron esos precintos y se los llevaron, lo que indica que no quisieron dejar ese rastro.
- El triple asesinato fue ordenado por mexicanos, pero la ejecución corrió a cargo de killers venidos de Paraguay. El argumento para sustentar esta hipótesis es que varios mexicanos que aparecen en la causa, entre ellos Martínez Espinosa, registran visitas al Paraguay. También sucede lo mismo con Mario Segovia, ahora apodado “El Rey de la Efedrina”, y detenido cuando viajaba hacia Iguazú, en el límite con Paraguay.
8 Cabos sueltos
Pasados cuatro meses, no hay ni un detenido por esa matanza. Sí fueron apresadas personas relacionadas con la efedrina, pero no con los homicidios en sí mismos. Evidencias como el video, la llamada de Forza, detenciones como la de De Carli, Ricky Martínez o el policía Darío Atrio terminaron en la nada.
De las pesquisas, lo único que parece tener cuerpo es la detención de Mario Segovia. El sujeto aparece con un poder económico insólito –el Rolls Royce, dos Hummer, lingotes de oro, decenas de miles de euros y dólares, una mansión espectacular– y se le encontraron nueve armas, además de que usaba un nombre falso. En una pesquisa iniciada por el juez Marcelo Aguinsky y en la que se encontraron 650 kilos de efedrina disimulados en azúcar, parece claro que el proveedor fue Segovia. Lo mismo con otros 200 kilos enviados anteriormente, detectados en México. Eso demostraría que, efectivamente, era un jugador importante en el negocio de la efedrina y estaba ligado con narcos mexicanos. Hasta el momento no se detectó ningún vínculo con los protagonistas que aparecen en la escena del triple crimen. Tal vez es el cabo que falta atar. Pero al mismo tiempo, esa pista es por ahora una especulación, como casi todo lo que aparece hoy en el camino del triple crimen.
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