EL PAíS › GRACIELA OCAÑA, MINISTRA DE SALUD
› Por Fernando Cibeira
El agobiante enero encuentra a Graciela Ocaña bien lejos de la playa en la que le gustaría estar. En su amplísimo despacho del segundo piso del edificio que el Ministerio de Salud comparte con Desarrollo Social, el principal tema es el brote de fiebre amarilla en Misiones. Además, Ocaña se ocupó esta semana que pasó de armar a toda velocidad la comisión que investigará los perjuicios que causan en la salud los agroquímicos que se utilizan para fumigar los campos, a la par de los preparativos del viaje a Cuba, que anoche emprendió junto a la presidenta Cristina Kirchner. Las vacaciones, ya casi olvidadas, se redujeron a la semana de las Fiestas.
–Hace ya más de un mes que usted planteó su preocupación por ver que el Gobierno se encerraba cada vez más en el PJ, una impresión que luego otros dirigentes de centroizquierda compartieron. ¿Recibió algún llamado o notó alguna reacción luego de sus declaraciones?
–Eso era una reflexión de alguien que integra este espacio, que se siente parte de él y que busca mejorarlo. Néstor Kirchner representa mucho más que algún sector de los tantos que apoyan el kirchnerismo, en ese sentido hice esa reflexión. Después, el encuentro de la Concertación en La Plata fue muy bueno para reencontrarnos muchos de los que formamos parte de este espacio desde distintos lugares. Hay que seguir avanzando en una institucionalización. Tampoco se puede pedirle todo a Kirchner, también nosotros tenemos que dar el paso y ayudar a estructurar el kirchnerismo. Si no sería quedarnos sentados esperando que nos llamen.
–Pero hubo ya algunos movimientos sociales, dirigentes y hasta algún diputado que anunció que no pertenecía más al oficialismo más o menos con su mismo argumento. ¿Cómo ve el futuro del centroizquierda no PJ en el oficialismo?
–Es una pena que compañeros valiosos hayan decidido dejar este espacio sin antes dar una discusión. Todos fuimos convocados por un proyecto de país y la verdad es que no veo que ese proyecto pueda ser plasmado fuera del kirchnerismo. Por ahí a algunas personas les cayó mal lo que dije, la verdad es que nunca tuve ningún comentario, pero lo hice en este sentido: hay que dar la discusión dentro del kirchnerismo para enriquecerlo.
–¿Aun con Rico, por ejemplo?
–No estoy de acuerdo con Rico. El Gobierno llevó adelante la eliminación de las leyes que garantizaban la impunidad en la Argentina y me parece que Rico no puede formar parte de este espacio. También es cierto que Rico es de un partido al que no pertenezco, pero es bastante contradictorio. Tenemos que dar estas discusiones porque si no nos quedamos simplemente en señalar lo contradictorio.
–¿Se imagina candidata a diputada en estas elecciones?
–Soy parte de un movimiento político que encabezan Néstor y Cristina Kirchner. Nunca hice política por especulación personal; siendo ministra sería un disparate estar pensando en candidaturas. Ahora, soy parte de un grupo político, eso está claro.
–¿Qué opina sobre las especulaciones en torno de una candidatura de Kirchner?
–Néstor Kirchner sintetiza a todos en la fuerza política que integramos. En ese sentido es el mejor candidato. Pero las candidaturas uno tiene que tener la decisión de serlo o no, y la verdad que no me parece pertinente que yo diga si tiene que ser candidato.
–¿Cómo ve las conversaciones que se están dando en la oposición, donde la Coalición Cívica habla con el radicalismo, socialistas y hasta se especula con la posibilidad de un acuerdo con el macrismo?
–Me remonta al pasado. Yo vengo de una experiencia como la del Frente Grande, donde se construyó una alianza con otros sectores políticos que lo que buscaba era oponerse a, en ese caso, Carlos Menem. Y la verdad que fue exitoso porque la Alianza ganó las elecciones del ’97 y después las del ’99. Pero cuando llegó el momento de plasmar en políticas públicas nuestras ideas, resultó un desastre para la Argentina. Lo que veo en la oposición es una postura de oponerse, pero no una opción de país alternativo. Eso es un riesgo. Se nota en algunas votaciones en el Congreso. Se oponen a un proyecto de ley, pero hay veinte votos diferentes dentro de ese espacio.
–Se especuló mucho con que usted era otra de las funcionarias que habían llegado de la mano de Alberto Fernández, por lo que ahora también podría irse. ¿Cómo ve su situación en el Gabinete?
–Soy una asistente de la Presidenta. Comprendo si ella por cuestiones políticas, porque no está conforme con mi tarea o por lo que sea considera que no debo estar más allí. No tiene más que llamarme y decírmelo. Sé que hay gente que está molesta porque soy una persona que pelea por sus convicciones y sus principios. Siempre tuve el apoyo político para hacer estas cosas, antes cuando estuve en el PAMI, con Néstor Kirchner, y ahora con la Presidenta. Estoy tocando muchos intereses: comerciales, de dinero y también políticos. Porque hay muchos que consideran que el kirchnerismo sólo debería ser un sector de los distintos sectores que estamos conformando esto.
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