Vie 23.01.2009

EL PAíS  › EL HOMICIDIO DEL MILITANTE DEL FPV

Cinco tiros

La autopsia mostró que fueron cinco balas las que terminaron con la vida de Juan Giglio en Avellaneda. Vínculos con la interna de River.

› Por Alejandra Dandan

Durante la reconstrucción de las últimas horas de vida de Juan Giglio, los investigadores se toparon con una nueva pista: su relación con las internas de River Plate. El dato se lo entregó al fiscal Roberto Russo el concejal del Frente para la Victoria Ramón Leiva, con quien Giglio compartió el mediodía del martes. La nueva pista ahora se suma a las sospechas del crimen mafioso, aunque nadie descarta ninguna hipótesis, desde un ajuste de cuentas hasta un crimen pasional.

Juan Giglio murió asesinado el martes alrededor de las cuatro de la tarde en su antigua oficina de la avenida Mitre 321, en el corazón político de la ciudad y donde funcionaba su ONG, Avellaneda Solidaria, desde hace años. Giglio era un militante de las segundas líneas del FpV, de 58 años, ex militante de la JP en los ’60. En la escena del crimen apareció un mensaje mafioso: “Los que no tienen códigos terminan así”.

Tras las primeras noticias se pensó que Giglio había muerto de dos disparos, pero los médicos forenses de Lomas de Zamora determinaron que recibió cinco tiros de un arma calibre 22. El primero en la cara, otros tres en la nuca y el quinto apenas lo rozó. Al parecer, no hubo pelea: Giglio estuvo sentado en el escritorio y su atacante frente a él.

Aunque la noticia de su muerte conmocionó a la política local, muchos políticos no se pronunciaron. Giglio se enroló en las filas del kirchnerismo de la mano de José Alessi, un viejo dirigente local que le peleó la intendencia a Baldomero “Cacho” Alvarez en 2007. Giglio acompañó a Alessi como candidato a concejero escolar. Alessi perdió, Cacho ganó. Aunque Alessi no dejó su enfrentamiento con Cacho Alvarez, Giglio cambió de lugar. En los últimos meses, su puesto de trabajo estaba con Fabián Dadic, un concejal del FpV que ahora se pasó al “cachismo”. A raíz de esas nuevas y viejas alianzas, varios de los dirigentes de Avellaneda que en un principio levantaron las primeras sospechas del crimen político ayer salieron a bajarle el tono.

“A las nueve de la mañana estuve en el entierro –dijo Alessi a este diario–. Sentimos mucha consternación, pero en este contexto prácticamente descartamos el móvil político, porque vemos que él no revestía un riesgo político para nadie.”

No sucedió lo mismo con el eje River Plate. Giglio era un fanático del club y parte de la Agrupación de Darío Santilli en la que, los que saben, señalan a Diego, el legislador porteño de PRO, como el hombre fuerte. Uno de los conocedores de la política del club ayer no pudo confirmar ni descartar nada ante Página/12 pero advirtió: “Mirá, toda la violencia de los últimos tiempos del club viene del oficialismo, desde las batallas de los quinchos al crimen de Gonzalo Acre, y eso está vinculado a las internas políticas del club pero también a la política nacional: cada miembro de la comisión directiva tiene una relación política y cada jefe de la barra brava está relacionado a los partidos. No es una novedad, es una relación directa”.

Quizás, una de las pistas concretas pueda surgir del análisis de las llamadas y de los mensajes de texto que quedaron registrados en su teléfono celular.

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