“Queremos alianzas lo más amplias posibles y que se elijan candidatos en forma democrática para evitar la guerra de egos”, responde Patricio Echegaray, secretario general del Partido Comunista, cuando Página/12 le pregunta sobre las aspiraciones frente a las elecciones de octubre. “No sabemos aún cómo se va a plasmar esto a nivel electoral”, aclara, pero abre el juego de nombres de posibles aliados de los comunistas. Y admite que la cercanía o el cuestionamiento al Gobierno aún divide aguas entre los rojos.

“Están todos muy apurados, pero la crisis cambia el tiempo de la política real; hoy octubre parece muy lejano, pueden ocurrir muchas cosas graves ante las cuales la izquierda no tiene ni posición ni debate”, opina el dirigente del PC.

A fines de 2008, en el PC Capital fue derrotado el grupo antikirchnerista que quería una alianza con Pino Solanas, y se impuso el sector que está dispuesto a trabajar con el Partido Solidario, del cooperativista Carlos Heller. En la provincia de Buenos Aires, un sector apunta a trabajar con el Frente Transversal, Edgardo Depetri, Hugo Yasky, el Frente Grande y hasta Luis D’Elía, aunque el espacio mayoritario tiende a conversar con Martín Sabbatella, la Constituyente Social y el sector de la CTA vinculado a Víctor De Gennaro. En territorio bonaerense, el Partido Solidario estaría a punto de obtener su personería, lo cual influiría en ese escenario.

“Con el PI, el Frente Grande, Libres del Sur, los humanistas y Diálogo por Buenos Aires tenemos conversaciones en todos lados, en cada provincia. Con otras fuerzas hay contradicciones mayores, como Proyecto Sur, porque tienen más diferencias sobre la caracterización del Gobierno”, precisa Echegaray. En un intento de mostrarse como eje de la unidad, el secretario general del PC reparte una de cal y una de arena sobre el kirchnerismo: “Estuvimos muy de acuerdo con el viaje de la Presidenta a Cuba, con la protesta por la declaración de la CIA, con la recuperación de la soberanía de Aerolíneas y de las AFJP. Tenemos simpatía por la nacionalización del comercio de granos, lo decimos hace mucho tiempo. Y en otra cantidad de temas estamos en contra, básicamente los que tienen que ver con la pereza en una política de distribución más fuerte de recursos. Urge volcar la copa, aunque se rompa. Y en el plan anticrisis no hay que canjear despidos por rebajas salariales”.

A su criterio, en Argentina “se está organizando una derecha muy peligrosa”, en parte “sobre la derecha peronista, Duhalde y el PRO”, y en parte “sobre sectores del radicalismo y la Coalición Cívica, que quieren impulsar a la gauchocracia como ariete y plan de desgaste gubernamental. Es una derecha irresponsable, agresiva y fascista, vinculada con el genocidio de la dictadura y con sectores reaccionarios de la Sociedad Rural”. Por eso, consideró necesario que “la izquierda elabore una propuesta de salvación nacional, para que la crisis no golpee a los sectores más débiles, y sea la base programática de acuerdos electorales”.

Sobre la posible postulación de Luis Zamora, Echegaray fue lapidario: “Siempre en las elecciones está la tendencia a mover proyectos individuales y personales, la pequeña visión sobre la banca propia, que está superada por la gravedad de la situación. No nos parece importante hacerles el juego a eventuales gurúes salvadores”.