Mar 03.03.2009

EL PAíS  › CóMO SE POSICIONAN LOS PARTIDOS DE IZQUIERDA EN EL ESCENARIO ELECTORAL

Todos llaman, pero nadie atiende

De cara a los comicios de octubre, las diferentes fuerzas de izquierda mantienen un agrupamiento similar al que asumieron ante el conflicto rural. Hay convocatorias al diálogo, pero todavía sin resultados. El posible regreso de Zamora.

› Por Adriana Meyer

El variopinto mosaico de los partidos de izquierda aún no comenzó a organizar su armado electoral con miras a octubre, pero es posible aventurar que el escenario quedará conformado con un agrupamiento muy similar al que adoptaron el año pasado ante el conflicto agropecuario. Esto es, por un lado el MST de Vilma Ripoll (única que ya lanzó su candidatura), el PO también con candidatos propios, y el PTS y el MAS en una posible alianza. Las últimas tres agrupaciones trotskistas recién tendrán definiciones después de sus respectivos congresos partidarios, en abril. El probable regreso de Luis Zamora a la vida partidaria no es evaluado como un riesgo de succión de votos de izquierda por los dirigentes que consultó Página/12. Otra coincidencia: todos hacen llamados “amplios”, pero terminan sin juntarse.

“Falta mucho, de acá a octubre puede pasar cualquier cosa, crisis económica mediante”, dice Alejandro Bodart, del Movimiento Socialista de los Trabajadores (MST-Nueva Izquierda). Ripoll, una de las principales dirigentes de este partido, picó en punta y anunció el año pasado que se postulará para obtener una banca como diputada nacional. Sin embargo, en caso de que haya elecciones en Capital antes de octubre, también podría competir a nivel local. “Hicimos un llamado amplio, que incluía a la izquierda y a (Pino) Solanas y (Claudio) Lozano. Pero, a medida que avanza la crisis, la alternativa electoral tiene que ser claramente anticapitalista y esos sectores no salen de los límites de la vieja centroizquierda, con puntos importantes como la defensa de los recursos, pero sin salir de la lógica del sistema”, dijo Bodart. “Hay que refundar la izquierda y la vemos muy sectaria. No creemos que el tema del campo deba ser la delimitación de la izquierda.”

La Corriente Clasista Combativa y el Partido Comunista Revolucionario, con quienes coincidieron en el apoyo a los pequeños productores agropecuarios, siguen con su posición de no participar en las elecciones. “Los demás partidos trotskistas dicen ‘juntémonos menos los que estuvieron con el campo’, en cambio para nosotros es al revés, queremos convivir a pesar de las diferencias”, agregó Bodart. Respecto de la posibilidad de ser la “pata de izquierda” de la Coalición Cívica, el dirigente dijo que al partido de Elisa Carrió esa opción le “gustaría para adornar ese rejunte, pero lo hicieron por los diarios, no hubo un diálogo directo”.

Desde el Partido Obrero opinan que “a la luz de la bancarrota capitalista y de la propia crisis en el país, conjeturar acerca de las elecciones que son dentro de ocho meses es un ejercicio de distracción política”, según dijo a este diario Marcelo Ramal. Este economista, uno de los principales referentes del PO, explicó que “el desenlace de esta crisis va a condicionar el proceso de octubre; entonces hay que intervenir en esta crisis, en los ataques del capitalismo hacia el pueblo. El desafío es construir una oposición desde los trabajadores, hay que arrebatarle al bloque derechista sojero el monopolio de la oposición”. Sin embargo, Ramal aclaró que nada de esto quiere decir que tengan un planteo abstencionista. “No sólo es prematuro hablar de nombres y candidaturas, sino que es un engaño colectivo, jugamos a que presentamos candidatos cuando no se sabe cómo va a terminar todo esto.” A su criterio, “para la izquierda tiene que haber una intervención para superar el voto confuso: que las luchas logren ir colocando a la clase obrera no sólo resistiendo la crisis sino expresando posiciones y transformarse así en oposición política, algo que hoy no existe”.

El año pasado, el PO estuvo en diálogo con el PTS para conformar una alianza, pero se frustró. Página/12 le preguntó a Ramal qué opinaba de la conformación de un “partido revolucionario de la clase trabajadora”, que al menos reúna a las agrupaciones trotskistas. “Nunca se llegó a debatir, la agenda nuestra pasa por otro lado. La crisis va a dejar otro escenario, por eso no hay que quedar atado a la cronología electoral”, respondió.

En el Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS) sostienen que ellos hicieron el año pasado un llamado al PO, al MAS y a Izquierda Socialista. Con los dos últimos habían participado en común en las elecciones de 2007 conformando el FITS. Sin descartar que esa experiencia se repita cerca de octubre, en este partido creen que será un año de crecimiento propio. “Hay una franja importante de la clase trabajadora que está haciendo la experiencia con el kirchnerismo y con las conducciones sindicales burocráticas, que tiene un oído más abierto para las ideas que tenemos desde la izquierda. Es un momento para construir una izquierda de base trabajadora, pero también con militancia estudiantil y los sectores de la intelectualidad que apuesten a un cambio de sociedad y a un gobierno de la clase trabajadora”, precisó Christian Castillo.

Más enfocados a definir ahora la cuestión de octubre, en el Nuevo MAS (Movimiento al Socialismo) que conduce Héctor Heberling sostuvieron que llamaron al PO y al PTS y que, por ahora, no tienen respuesta. “Vamos a expresar en una carta abierta la necesidad de armar un bloque político con independencia de clase, pero antes del 31 de agosto, porque si no pasa como en el conflicto de Paraná Metal, que cuando cortaron la ruta a Rosario Piccinini no tuvo mejor idea que llevar a la Federación Agraria y en los medios salió que fue el primer corte del campo en 2009”, graficó el dirigente Roberto Sáenz. “Es lo mismo que hace la UCR o el ARI, que tratan de llevar los conflictos obreros detrás del carro de la oposición patronal, o la CGT y la CTA, detrás de la confianza en el Gobierno”, añadió.

A ninguno de estos dirigentes parece preocuparles que el fundador del MAS, Luis Zamora, sea candidato en octubre: creen que su peso político actual está lejos de aquel 12 por ciento de los votos que supo cosechar tras la debacle y la rebelión de 2001.

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