EL PAíS › QUé SE JUEGAN EL OFICIALISMO Y LA OPOSICIóN EN LAS ELECCIONES LEGISLATIVAS
El 28 de junio, el kirchnerismo expondrá su mayoría parlamentaria. De los 127 diputados que se renuevan, 63 responden al Gobierno, mientras que en el Senado son 13 sobre 24. Pero aun perdiendo varias bancas mantendría la primera minoría y, con aliados, incluso la mayoría.
› Por Miguel Jorquera
A poco menos de tres meses para las elecciones nacionales legislativas, oficialistas y opositores sacan cuentas en medio de las negociaciones para sellar acuerdos electorales y listas de candidatos. El 28 de junio el kirchnerismo pondrá en juego su ajustada mayoría parlamentaria tras un año de deserciones en su propia tropa, la ruptura de la Concertación y el distanciamiento de los aliados transversales. De las 127 bancas que se renuevan en la Cámara de Diputados, 63 pertenecen al oficialismo. Mientras que en el Senado arriesgará 13 de las 24 bancas que se elegirán en ocho provincias. En tanto, el grueso del abanico opositor, nucleado en dos frentes políticos (de un lado, CC, UCR y PS, por otro el macrismo con el PJ disidente), buscará arrebatarle al kirchnerismo la mayoría en el Congreso. Sin embargo, los cálculos no son tan lineales como parecen. Según los sondeos previos, el Gobierno –aun perdiendo varias bancas– mantendría su condición de primera minoría y hasta podría sostener la mayoría parlamentaria con una nueva política de alianzas.
Los números crudos dicen que en la Cámara baja el kirchnerismo arriesga en esta elección la mitad de las bancas en juego: 63 de los 127 diputados. Pero no son los únicos que renuevan. En el interbloque del PJ anti K –Francisco De Narváez, Felipe Solá y los Rodríguez Saá– se juegan 15 de sus 25 diputados. Sus socios del PRO deberán renovar 6 de sus 9 bancas: 5 en Capital, donde se eligen 13 diputados. En el otro bloque opositor, la UCR también pone en disputa la mitad de sus 24 legisladores. Los socialistas 4 de sus 10 propios, todos en Santa Fe, donde se eligen 9 legisladores. La CC de Elisa Carrió corre menos peligro: sólo pone en juego 3 de los 18 diputados. La mayoría de ellos llegó al Congreso en la elección de 2007.
La madre de las batallas será la provincia de Buenos Aires. Los K pondrán allí todas las fichas para defender sus 20 bancas –que incluyen varias de sus principales espadas– y dos de sus aliados incondicionales. Si lo logran, retendrán su condición de primera minoría y podrían alcanzar quórum propio con sus aliados y nuevos socios parlamentarios. En 2007, con el 46 por ciento de los votos, el kirchnerismo alcanzó en la provincia 20 escaños; la CC 9 (20 por ciento); Unión-PRO 4 (9 por ciento) y la UCR 2 diputados (6 por ciento). Esta vez, el oficialismo no sólo deberá hacer una excelente elección, sino ver qué caudal electoral reúnen los dos frentes opositores que encabezarían De Narváez (Unión-PRO) y Margarita Stolbizer (CC-UCR): clave para el reparto de las 35 bancas en juego.
Otras provincias que aparecen favorables al oficialismo también pueden poner en riego sus números parlamentarios, aunque manteniendo la mayoría. En Chubut, el PJ pone en juego las 2 bancas que se renuevan; igual que en Formosa y La Rioja. En Tucumán 4 de las 4; en Entre Ríos 3 de las 5; en Jujuy, La Pampa, Misiones, Salta, San Juan, Santa Cruz y Santiago del Estero 2 de las 3 que se eligen. Diferente será el caso en el Chaco, donde la UCR arriesga 3 de los 4 diputados que serán electos.
La Capital, Córdoba y Mendoza aparecen entre los territorios más hostiles al kirchnerismo. En la Ciudad de Buenos Aires, los K se juegan una de las partidas más difíciles, 3 bancas propias y la de un aliado. Pero, a la vez, el PRO debe defender sus 5 diputados. En Córdoba el PJ –alineado con el Gobierno– también arriesga 3 de los 9 en disputa, una cifra que podría mantener si el peronismo y los transversales –que controlan la capital provincial– hacen por separado una buena elección.
Otra es la situación en Mendoza, donde a pesar del panorama adverso, con la alianza entre radicales y cobistas (ver página 6), sólo hay un diputado K entre los 5 que renuevan: los otros cuatro pertenecen a la oposición. Allí, el oficialismo apostará al poder territorial del gobernador Celso Jaque, para sumar algún legislador más. En Santa Fe también habrá problemas para el kirchnerismo: la provincia renueva 9 bancas, donde, con las deserciones de 2008, apenas 3 son K; el PS pone en juego 4. La fuerza que reclute ahí el Gobierno dependerá de la postura final de Carlos Reutemann y de si Agustín Rossi enfrenta al Lole y al PS con una lista K.
La disputa en ocho provincias puede ser no tan dramática para el kirchnerismo en la Cámara alta. El bloque mantiene 39 senadores propios (dos más que la mitad más uno). En Santa Fe, la elección puede definirse entre el socialismo y el reutemismo, pero no está en juego ninguna banca K. En Mendoza y Córdoba la situación es sustancialmente diferente: en ambas provincias el kirchnerismo tenía la representación mayoritaria (2 de los 3 senadores). Ahora, su esfuerzo estará puesto en conservar la minoría (1 de los 3), para lo cual debe salir segundo en cada uno de esos distritos. Lo mismo que en Catamarca, donde el PJ buscará reemplazar a Ramón Saadi y mantener la banca. En Corrientes, el kirchnerismo se juega a vencer a los candidatos radicales y quedarse con los dos senadores (ahora tiene 1), como anticipo de la disputa por la gobernación. En Chubut y La Pampa, la elección sería más apacible para el oficialismo, que mantendría las 2 bancas por la mayoría. Mientras que en Tucumán, un triunfo del PJ –que controla la gobernación– le arrebataría los 2 escaños por la mayoría que hasta ahora ostenta la bussista Fuerza Republicana. Si los cálculos K se ratifican en cada una de las provincias, el oficialismo mantendría 36 senadores (la mitad de la Cámara) y la mayoría, si suma a los aliados neuquinos del MPN y otros socios circunstanciales.
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