Vie 10.04.2009

EL PAíS  › OPINION

Lo que dice el muro

› Por Eduardo de la Serna *

Efesios 2:13-16 Pero ahora en Cristo Jesús, ustedes que en otro tiempo estaban lejos, han sido acercados por la sangre de Cristo. Porque El mismo es nuestra paz, quien de ambos pueblos hizo uno, derribando el muro divisorio de separación, aboliendo en su carne la enemistad, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un hombre nuevo, haciendo la paz, y para reconciliar con Dios a los dos en un cuerpo por medio de la cruz, habiendo dado muerte en ella a la enemistad.

Con estas palabras reflexiona el discípulo de San Pablo el gran don de la paz alcanzada por la cruz de Jesús. Es el misterio que celebramos en la Pascua, celebramos el encuentro y acercamiento con Dios y entre los hermanos/as. Jesús derribó el muro que separaba a puros de impuros, a “buenos” de “malos”, a cercanos a Dios de alejados.

Hoy hay cientos de muros, aunque afortunadamente se han derribado otros. Se construye un muro en la frontera entre Estados Unidos y México, un muro para aislar una favela en Río, muros para creerse seguros en los barrios privados (¿de qué están privados?). Y un nuevo muro de la vergüenza se levanta en San Isidro. Quizá se pretenda aislar a muchos habitantes humildes de San Fernando de algunos delincuentes que viven en countries sanisidrenses (nadie pensará que los grandes proveedores de armas, droga, desocupación y corrupción viven en villas; los que no están en Miami o Punta del Este, probablemente estén protegidos por muros). De todos modos, a simple nivel simbólico ¿qué dice el muro? Dice que todos los de un lado son honestos, víctimas y los del otro lado son delincuentes, violentos y victimarios. Eso no parece verdad (¡no lo es!), no parece justo, no parece cristiano.

El muro derribado por Jesús en la cruz debería servir de guía a los responsables de la conducción religiosa, política, judicial y legislativa para encontrar el camino para ser artesanos de la paz. Y responsabilizar a los pobres de la grave crisis que se vive en tantos ámbitos, no sólo es mentira. ¡Es pecado!

* Miembro del grupo de sacerdotes en la opción por los pobres.

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