Dom 17.05.2009

EL PAíS  › EXCLUSIVO SERIA DENUNCIA SOBRE LA PASIVIDAD DE LA JUSTICIA

Las dos causas que no fueron

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“Se ha comprobado que al menos dos causas fueron iniciadas y detenidas: la primera en 1996, la segunda en 2003”, declaró sobre el cierre de esta edición Ricardo Puga (foto), a cuyo despacho estaban siendo remitidas copias de los expedientes, con sus actuaciones e informes. En el primero de los casos, la denuncia fue estudiada por un Juzgado de Familia, cuyo titular consideró que existían motivos necesarios para continuar la investigación en el fuero Penal, a donde remitió la causa. Recomendó la realización de estudios genéticos para indagar la filiación de los hijos-nietos. Sin embargo, el juez sobre quien recayeron causa y recomendación decidió no avanzar. El segundo expediente, en cambio, es el iniciado tras la denuncia de Ariel Bueno (entrevistado por Página/12 esta semana). El daño que pudo haberse evitado no es menor: con una intervención judicial en 1996, cinco de los hijos-nietos tal vez no hubieran nacido; si las acciones se hubieran emprendido en 2003, los dos menores tampoco hubieran sido engendrados.

A lo largo de la semana, las filtraciones de las declaraciones testimoniales de C. fueron continuas. Arrecian todavía las hipótesis sobre cómo fue posible el acceso a información protegida por secreto de sumario y la difusión de detalles cuya revelación podrían comprometer la investigación y, posteriormente, la resolución de la causa. Las preguntas llegaron más allá del ámbito judicial, y sustentan un sumario ad hoc.

De momento, fragmentos extensísimos de las declaraciones protegidas por secreto sumarial siguen siendo vulnerables cada día. La fragilidad de la protección alcanza a testimonios brindados por menores de edad, asistidos por profesionales y en cámara Gesell. El viernes de la otra semana y el martes pasó declaró C., la hija de Armando L. que hizo la denuncia; el martes los dos hijos-nietos mayores (un varón de 19 y una mujer de 16); el miércoles dos hijos-nietos menores; el viernes un hermano mayor de la denunciante, presumiblemente hijo de un matrimonio anterior de Armando L. Queda por declarar otro hijo-nieto (el restante es un bebe de dos años).

El lunes comenzará la etapa de recolección de muestras biológicas de los integrantes de la familia L., a fin de que las pericias genéticas puedan determinar líneas de parentesco. El plazo para que Armando L. designara perito de parte venció sin que fuera nombrado uno; el acusado, además, continúa sin conseguir un abogado particular que quiera llevar adelante su defensa a lo largo del proceso.

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