EL PAíS › ALFONSO PRAT GAY, PRIMER CANDIDATO A DIPUTADO NACIONAL DEL ACUERDO CIVICO Y SOCIAL EN LA CAPITAL
El economista de Carrió critica la gestión del jefe de Gobierno porteño, con quien trabajó en 2002. Insiste en que hay que pedirle plata al FMI y asegura que “la Argentina debería tener déficit fiscal”.
› Por Werner Pertot
Cinco relojes idénticos se alinean en la pared detrás del escritorio de Alfonso Prat Gay. Muestran la hora de Buenos Aires, Tokio, Nueva York, Londres y Zurich. Hoy son sólo un recuerdo de su época de hombre de negocios: están todos fuera de hora. Sin corbata y con zapatillas, el candidato a diputado de Acuerdo Cívico y Social en la Capital se muestra muy crítico de la gestión de Mauricio Macri. En diálogo con Página/12, explica por qué propone volver a pedir un préstamo al FMI. “Hoy la Argentina debería tener déficit fiscal para estimular la demanda privada”, plantea el ex titular del Banco Central.
–¿Por qué quiere ser diputado?
–Esta es una elección de medio término muy importante de cara al 2011. A partir de este año, el Congreso seguramente va a controlar más al Presidente y no el presidente al Congreso. Carrió tomó una decisión muy fuerte de dar un paso al costado y dejarle el lugar a alguien que es joven, que es nuevo y que tiene frescura. La candidatura de Néstor Kirchner es el broche de oro: él ha sido el ministro de Economía virtual en los últimos años. Ese ministerio se traslada al Congreso y quiero estar en la Comisión de Presupuesto para empezar a torcer el rumbo económico.
–¿Con qué estrategia piensan alcanzar a Gabriela Michetti?
–No estoy tan seguro de que esté tan lejos. Estamos achicando las diferencias rápidamente. Nos vamos a seguir presentando como una alternativa de alcance nacional frente a una de alcance municipal y como un equipo frente a un individuo: además de Carrió, tenemos a un ex presidente del Banco Central liderando la lista, a un ex ministro de Justicia que juzgó a la Junta Militar y, en cuarto lugar, a un ex jefe de Gobierno, que conoce toda la problemática de la ciudad.
–¿Carrió va tercera para evitar una derrota ante Michetti?
–No. ¿Alguna vez has visto a Carrió preocuparse por una derrota?
–Julio Cobos dijo que su futuro se define en Mendoza. Si pierde, ¿la candidata a presidente por este espacio es ella?
–Espero que sea Carrió. Me llama la atención la similitud con la situación de Macri: si no gana en Capital, no tiene proyección para 2011. Por eso juega lo mejor que tiene, aún en contra de la voluntad de Gabriela.
–¿Cómo ve la gestión de Macri?
–No puedo decir que me desilusionó, porque no lo voté. Su punto débil es no haber comprendido que no es lo mismo manejar una empresa privada que manejar un distrito. Si bien el desmanejo de la salud viene de hace años, Macri con su concepción de empresa privada profundizó los problemas. Por ejemplo, con la centralización de compras de insumos. En un hospital no pueden faltar gasas, como ocurrió. Para la basura, propusieron investigar las bolsas, identificar a los que las tiraron fuera de horario y multarlos. Es una cosa de locos. Puede funcionar en una empresa. A Macri le falta el manejo de conflictos, que se agrandaron innecesariamente. Y tiene un esquema de prioridades presupuestarias que está a contramano de las prioridades de los porteños: sobreejecuta en bacheo y subejecuta en salud y educación. Su política financiera es endeudarse para hacer obra visible. Después se dieron cuenta de que no tenían capacidad de endeudamiento.
–Macri dice que el gobierno nacional le impidió endeudarse.
–No, el gobierno nacional lo salvó, porque se hubiera endeudado a una tasa exorbitante. Es inteligente victimizarse, pero es moralmente reprobable: Macri fue votado como un opositor a Kirchner. Sabía que no le iban a hacer las cosas fáciles. No es excusa decir: “No puedo gobernar, porque no me dejan”. El le echa la culpa al Gobierno, que le echa la culpa a la crisis internacional. Y en el medio está la gente.
–Usted trabajó en el proyecto presidencial de Macri en 2002. ¿Qué cambió?
–Lo que hubo en 2002 fue un esfuerzo espontáneo de gente que desde el sector privado se preocupó por una república que estaba desapareciendo. Ahí confluimos algunos: estaba Macri, estaba De Narváez. Después Macri eligió un camino en Capital, y nuestra preocupación era que que se estaba cayendo la Nación.
–¿Hoy lo ve como candidato a presidente?
–Es uno de los tres o cuatro con chances dentro del peronismo. La alianza del PRO con el PJ disidente es eso: la reconstrucción del PJ en el 2011. Y no se puede ser oposición estando afiliado al justicialismo.
–¿Es cierto que sacó del país 786 mil dólares durante el corralito, como denunció Graciela Ocaña cuando estaba en el ARI?
–No, no es cierto. Ocaña me denunció en 2003 por evasor. Me tomé el trabajo de pedirle a la AFIP que se expidiera y la AFIP me contestó que yo había pagado de más. Fue una denuncia mediática y no sé si no fue hasta una prueba de amor a Kirchner.
–¿Está imputado en una causa por “delito de administración fraudulenta”?
–Lo desconozco. Entiendo que es una denuncia ómnibus que hizo Mario Cafiero. Era una denuncia sobre “los responsables del corralito”. En 2001, no estaba en el país y mal puedo ser el responsable del corralito.
–¿Por qué plantea que hay que volver a pedir un préstamo al FMI?
–Porque, si no, no tenemos política fiscal. Si encontramos una fuente de financiamiento más simpática, adelante. El que nos lleva al FMI es Néstor, que negoció mal la deuda y nos dejó fuera del sistema crediticio. La única fuente de financiamiento hoy es la plata de los jubilados. Hoy la Argentina debería tener déficit fiscal para estimular la demanda privada. No lo podemos tener, porque no hay manera de financiarlo. Hay un Fondo que tiene más plata que nunca y que está liderado por un socialista francés que está a la izquierda de Néstor, porque exige a los gobiernos que bajen impuestos y aumenten el gasto. Desde que asumió, Cristina no hizo más que subir impuestos. En esto Macri se parece a Kirchner. La política de ajuste hoy no es el Fondo, sino la de la suba de impuestos.
–Con el préstamo, ¿no volverían las misiones y las recetas del FMI?
–No tendría ningún problema en que me evalúen si hacemos las cosas bien. En la Argentina agrandamos giles y, entre ellos, a los burócratas del Fondo. Uno se sienta, les explica las cosas y los puede convencer. Hoy, están dispuestos a prestar casi sin exigencias. Ahora si vamos a ser tan estúpidos de pagarle todo cuando no había que pagarle y después dejar pasar la oportunidad de que nos presten...
–¿Los fondos previsionales deberían haber permanecido en las AFJP?
–Aclaro de entrada: estamos a favor del sistema de reparto. Pero el fin no justifica los medios. Estoy a favor de las escuela pública, pero cuando sea gobierno no voy a cerrar las escuelas privadas. No le hubiéramos robado la plata a los jubilados. Había nueve millones de aportantes que hace un año habían optado por mantenerse en el sistema de capitalización.
–¿A qué le llama “robar”?
–Por ejemplo, la Anses le compró al gobierno nacional un bono a siete años a valor nominal, cuando ese bono en el mercado vale la mitad. Eso para mí es quedarse con la plata de los jubilados. O financiar un proyecto cuya tasa de retorno es inferior a la tasa de inflación.
–¿Qué harían ustedes con esos fondos?
–Aumentar las jubilaciones. La Anses tiene un superávit de 15 mil millones de pesos y la jubilación promedio está 40 por ciento por debajo del salario promedio. La Anses se sigue quedando con el 15 por ciento de coparticipación. Usaría el cinco por ciento para crear un ingreso ciudadano a la niñez, otros cinco puntos se los devolvería a las provincias y los otros cinco los usaría para aumentar las jubilaciones.
–¿En ningún caso utilizaría esos fondos para financiar obra pública?
–Esa discusión está contaminada por una falsa ideología. No tengo problema en que financie obra pública, si hay un comité de inversiones, si hay transparencia y se establece cuál es el retorno, que debe ser superior a la inversión esperada.
–Si se rebajaran las retenciones a la soja, ¿de dónde saldrían los fondos para reponer el bache en el Presupuesto?
–No tiene por qué reponerse. Una gran triunfo de la comunicación de almacenero de Kirchner es el de decir: “Hay que tener superávit fiscal”. En la lógica de Néstor del almacenero, siempre tengo que tener caja. Miremos Estados Unidos: va a tener 12 por ciento de déficit. Buscó fuentes de financiamiento y se endeudó para rescatar la economía. Nosotros atamos la rebaja impositiva de las retenciones no a la caja de almacenero de Néstor, sino a la creación de un plan social universal. Para eso queremos la caja, no para armar listas.
–Macri sostiene que “el campo es el gran generador de empleo”.
–Eso fue cierto en los últimos años y no veo por qué no lo sea en el futuro. El sector agropecuario es una de nuestras fortalezas. O era: dentro de poco vamos a tener que importar trigo, leche y carne gracias a Moreno.
–Pero, ¿qué ocurre con los índices de informalidad y trabajo infantil de ese sector, que están entre los más altos?
–No me consta que el campo sea el sector más informal. Eso es parte del discurso oficial. La evasión hay que combatirla, pero este gobierno no tiene la autoridad moral, cuando ha dicho: “Vengan todos los capitales que evadieron en los últimos años”.
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