Alex Freire es el cuarto candidato en la lista de legisladores del Partido Socialista porteño. Otros cuatro datos definen su identidad: es hincha de Boca, vive en Almagro, es militante gay y vive con VIH. “A mí no me tienen que votar porque soy gay, sino por mi trayectoria”, aclara de entrada. Freire forma parte de la Federación Argentina de Lesbianas Gays, Bisexuales y Trans y es el director ejecutivo Fundación Buenos Aires SIDA, desde donde sostiene un trabajo social con las travestis. “La política de Macri hacia la diversidad es represiva, expulsiva y de mucho maltrato. Si fuera por Macri, a las travestis las mandaría de una patada a la provincia, sin reconocer que son tan ciudadanas como él”, destaca Freire.

Freire recibe a Página/12 junto a su pareja José María, con quien quiere casarse. Cuando fueron a sacar fecha, los recibió la jueza y les dijo que lamentaba no poder aceptar su pedido. Hicieron un acta con un escribano –le salieron de testigos los candidatos socialistas Roy Cortina y Verónica Gómez– y van a presentar un amparo hasta que llegue a la Corte Suprema. Es el cuarto amparo de este tipo y forma parte de la campaña “Los mismos derechos con los mismos nombres”.

El candidato empezó a militar en un colegio de varones en Caballito, en 1983. Formó parte de la Federación Juvenil Comunista. “Allí pasé por el proceso de definir mi identidad sexual. En quinto año, ya sabía plenamente que era gay”, recuerda. Se fue del partido por “la homofobia dentro de los partidos políticos, no sólo en la Federación Juvenil Comunista”. A los 20 años se enteró de que tenía VIH. “En ese momento, me dijeron que iba a vivir poco tiempo. No tenían medicamentos para darnos. Eso quebró mi vida, pero también la fortaleció”, explica. Hoy tiene 39 años. “Yo me infecté por no saber usar preservativo. Por eso necesitamos una ley de educación sexual que se implemente sin prejuicios”, advierte.

Desde 1989, Freire trabajó con grupos de personas viviendo con VIH. En 1995, formaron la Fundación Buenos Aires SIDA. En ese momento, le tocó ir al programa de Mirtha Legrand. “Enseñé a usar el preservativo en la mesa de Mirtha. Ella tomó de mi copa y yo expliqué que no se transmite el VIH de esa forma”, relata. Después fue columnista en los programas de Raúl Portal y Mario Socolinsky. La fundación tuvo otro hito en 2005, cuando participaron del acto en el que se le puso un preservativo gigante al Obelisco (medía 67 metros y era rosa). Hoy hacen operativos de prevención en discotecas y dan consejerías en escuelas de la ciudad y la provincia de Buenos Aires. Ya trabajaron con 35 mil adolescentes en el conurbano.

En un hotel alojamiento de Constitución armaron una oficina atendida por travestis, que entregan preservativos y hacen el test de VIH a quienes lo solicitan. Allí armaron una academia de peluquería y costura para las que quieren aprender un oficio y salir de la prostitución. “Ahora no está en funcionamiento porque Macri cerró el programa Nuevos Roles Laborales, que es el que permitía financiarlo. Lo cerró apenas asumió”, detalla Freire.

El candidato remarca que el PS es el primer partido en crear una secretaría de diversidad. “En todos los partidos hay gays y lesbianas, pero no lograrían nunca en otro partido ocupar un espacio en su lista. Se tienen que disfrazar de heterosexuales para poder crecer en su espacio”, describe. Detalla que su inserción en la lista parte de un trabajo conjunto de años.

Freire se detiene sobre una de las declaraciones de Gabriela Michetti: “Apoyo la unión civil, pero no tengo claros temas como la adopción gay”. “Es una pena que la vicejefa no se haya empapado de temas tan relevantes. No existe la ‘adopción gay’. Yo no pago ‘impuestos gays’, ni tomo un ‘subte gay’, ni compro ‘milanesas gays’. Al niño no se lo transforma en homosexual. Es una adopción y punto”, remarca. “Que Michetti tenga una discapacidad motriz hace que a muchas personas les dé la sensación de que comprende de las desigualdades, pero en la práctica no lo ha hecho: forma parte de un modelo que excluye, que persigue y que tiene una política de guetos para las travestis –advierte—. Macri lo que quiere es sacárselas de encima.”