EL PAíS › LA MERMA EN LA REPRESENTACIóN DE LAS ORGANIZACIONES KIRCHNERISTAS EN LAS LISTAS DE CANDIDATOS
Pese a la fuerza que hicieron para sumar candidaturas, son muy pocos los dirigentes sociales en las listas del oficialismo. Creen que es por el crecimiento del trabajo formal –y de los sindicatos– y por sus diferencias internas.
› Por Martín Piqué
Había pasado mucho tiempo, quizá demasiado si se pretende incidir en política, hasta que una imprevista decisión de Luis D’Elía volvió a colocar a los movimientos sociales en el centro de la escena política. Fue una caminata desde Liniers hasta Plaza de Mayo. El hecho obtuvo espacios en los diarios y en pantallas, también realimentó la visión estigmatizante y discriminadora de ciertos medios. La iniciativa de que los militantes de movimientos sociales cruzaran la ciudad a través de la avenida Rivadavia coincidió con la puja por el cierre de las listas y la definición de las candidaturas. Para ciertas interpretaciones, la movida ideada por D’Elía era un gesto desesperado para pelear por espacios de representación en las urnas. Días después, el resultado de las negociaciones de último momento y la movilización pudo comprobarse en el anuncio de los nombres que integraban el Frente para la Victoria. Apenas Edgardo Depetri, dirigente de la CTA y fundador del Frente Transversal, aparecía con chances de ser electo –en su caso, reelecto– como diputado nacional. Otros representantes del sector habían sido postulados pero sólo para cargos provinciales. Eran Fernando “Chino” Navarro, hombre del Movimiento Evita, y la esposa de D’Elía, Alicia Sánchez, responsable de la mujer de la FTV.
Una revisión atenta de los espacios que obtuvieron los movimientos sociales en las listas refleja un retroceso. Una declinación que no es dramática, pero que tampoco se puede negar.
- Depetri ocupa el puesto 17 de la lista de diputados nacionales. Es el único con (muchas) posibilidades de entrar al Congreso.
- Gastón Harispe (Movimiento Octubres, va 25 en la lista) y Jorge “Cholo” Ancona (Movimiento Evita, 28º) también se postulan para diputados nacionales, pero su ubicación en la boleta los reserva a un rol testimonial, limitado a hacer campaña.
- Los dos representantes del sector con chances concretas de ingresar a la Legislatura bonaerense son Navarro y Sánchez. El primero, uno de los dirigentes del Movimiento Evita, es un hombre influyente en la tercera sección electoral (sur del conurbano). Navarro tiene peso en Lomas de Zamora, su distrito de origen, donde fue candidato a intendente. Su labor como diputado provincial le fue reconocida por el gobernador Daniel Scioli. Ocupa el lugar número 8 de la lista de la sección. Responsable de género de la FTV, esposa de D’Elía, Sánchez sigue en la boleta: va 9.
- En territorio bonaerense, lo que resta son unas pocas candidaturas a concejal que los movimientos sociales consiguieron imponer en la discusión local con los intendentes. La FTV tiene posibilidades de sumar concejales en los municipios de Lobos y Almirante Brown. El Movimiento Octubres puede ubicar a dos delegados municipales en pequeñas localidades pertenecientes al partido de Pergamino.
- En el resto del país, la representación electoral de los movimientos sociales podría crecer con algunos legisladores provinciales. Se trata de casos puntuales, que mayoritariamente fueron acordados con los gobernadores en ejercicio: hay ejemplos en La Rioja, Salta, Misiones y Mendoza.
¿Cuál es la razón que explica la baja en la representación de los movimientos sociales que surgieron en la lucha contra la desocupación a fines de los ’90? Como portavoz de un proceso que vivió desde adentro, Depetri enumera varias causas que explican la declinación. Algunas son externas a los movimientos, como el peso que fue ganando el trabajo formal –y junto al repunte del empleo, el sindicalismo– como “eje organizativo” de los sectores populares. Otras causas son propias de la evolución política de las agrupaciones de desocupados desde finales de los ’90 hasta la actualidad. En la enumeración de razones se percibe cierta autocrítica por la incapacidad para construir procesos de unidad. Se trata de una autocrítica que en todo caso deberá ser colectiva.
“En esta coyuntura electoral, los movimientos sociales no obtuvimos el nivel de decisión que sí tuvimos en la elección de 2007. Nuestro protagonismo en las listas del Frente para la Victoria ha estado condicionado por el acuerdo político de Néstor Kirchner con el PJ y la CGT. Pero también por un mayor protagonismo de los trabajadores en el escenario nacional. En ciertos sectores del pueblo se produjo un corrimiento del eje organizativo desde el barrio y el territorio hacia el trabajo formal”, argumenta Depetri.
La otra parte de su análisis consistió en mirar (y mirarse) hacia adentro. “Los movimientos sociales no han construido unidad. Tampoco lograron visibilidad en los medios, ni un crecimiento en el desarrollo territorial. Eso conspiró contra una mayor presencia de los movimientos no sólo en las listas del Frente para la Victoria sino también en otras listas. En lo que tiene que ver con el kirchnerismo, la falta de unidad debilita nuestra incidencia en el debate de las políticas organizativas, públicas y de Estado”, dice Depetri. Su conclusión es que el objetivo de las organizaciones que surgieron como actor político a fines de los ’90 debe ser construir con el Estado y establecer espacios de unidad con los trabajadores. “No estoy ni enojado ni eufórico. Soy consciente del escenario actual”, admite Depetri.
El tono de sus palabras parece ganar en entusiasmo cuando se le pregunta por el 28 de junio. “Hay una consolidación de la candidatura de Néstor Kirchner. Estamos en ofensiva y ellos (por el peronismo disidente) están parados”, diagnostica.
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