Dom 10.11.2002

EL PAíS  › ELISA CARRIO LANZO SU CANDIDATURA A PRESIDENTE POR EL ARI

“Vamos a edificar un nuevo país”

Con el teatro Coliseo lleno y los socialistas ausentes, la diputada oficializó su candidatura y presentó equipos. Destacó el crecimiento del ARI en un año, pese a “estar desnudos y sin dinero”, y presentó las Bases para debatir la plataforma.

› Por José Natanson

Consiguió un partido nacional propio, presentó las bases de un programa de Gobierno y lanzó su candidatura presidencial. Ayer, en un teatro Coliseo colmado, la líder del ARI Elisa Carrió dio un paso más en su objetivo de consolidarse como la gran referente de la oposición. “Para que este país sea digno es necesario que no haya un pobre más”, sostuvo la chaqueña que vivió un festejo agridulce: los socialistas, sus principales aliados políticos, decidieron no participar del acto, en una movida que deja la relación al borde de la fractura y complica los planes políticos de Carrió.
El acto
El acto comenzó poco antes de las cuatro de la tarde. En el escenario, unos cincuenta dirigentes del ARI, entre diputados, intendentes y concejales, se ubicaron bajo un cartel que decía “Bases para una república de iguales, Carrió presidente”. En las gradas se acomodaron grupos del ARI, de la juventud y de las universidades, llegados desde diferentes puntos del país: banderas de “Chaco presente”, de la Juventud de Mendoza, de Entre Ríos, de Rosario. Y también del Gran Buenos Aires: La Matanza, San Miguel y San Martín. Los organizadores hablaban de tres mil personas. Aunque la cifra parece exagerada, el teatro estaba colmado. En cualquier caso, fue la mayor convocatoria del ARI en su cortísima historia.
El acto comenzó con breves discursos de los pequeños partidos aliados. El último fue el de Juan Carlos Dante Gullo, que arrancó algunos silbidos y gritos de “no a la violencia”. Cuando concluyó, mientras los militantes gritaban “se ve, se siente, la Gorda presidente”, se proyectó un video que sintetiza la trayectoria política de la chaqueña.
Con la canción “Resistiendo” de Susana Rinaldi de fondo, en la pantalla gigante se proyectaban fotos de la diputada en los comienzos de su carrera, antes de romper con el radicalismo, caminando con el crucifijo. Después, fragmentos de su intervención en el Congreso, cuando lideró la oposición a los superpoderes de Domingo Cavallo. “Vienen por más porque son insaciables”, gritaba una Carrió enojadísima. Finalmente, imágenes de Carrió en campaña, vestida con un poncho, hablando en La Quiaca.
Cuando terminó el video, el locutor presentó a los responsables de coordinar el programa del ARI: la ex asesora de Carrió y actual diputada Marcela Rodríguez, el sociólogo José Nun; la historiadora Hebe Clementi; Lucy de Cornelis, de Mujeres en Lucha; el diplomático Miguel Angel Espeche Gil; el experto en educación Gustavo Lambruschini, y el economista Rubén Lo Vuolo, al que las barras del ARI aplaudieron como si se tratara del mismísimo John Maynard Keynes.
Presencias y ausencias
Carrió sabía que algunos referentes importantes del Partido Socialista, como el ex titular del PSP, Rubén Giustiniani, o dirigentes claves del PSD, como Norberto La Porta, no participarían del lanzamiento. Sin embargo, nadie, ni siquiera ella, imaginó que ningún dirigente socialista se acercaría al Coliseo, y que se limitarían a mandar una adhesión fría, que la chaqueña ordenó no leer en el acto para evitar abucheos.
En privado, Carrió se queja de la decisión de los socialistas de armar su propio bloque de diputados, de las presiones por el candidato a vice y del proyecto de Giustiniani para despenalizar el aborto presentado la semana pasada. Los socialistas dicen que hace tiempo de que se enteran de los movimientos de Carrió por los diarios y discuten algunas decisiones claves –e inconsultas– de la diputada, como la de cerrar las puertas a una alianza con Aníbal Ibarra en la Capital.
El viernes por la noche, la conducción del PS decidió no asistir al acto, llevando el conflicto a un punto de difícil retorno (ver nota en página 4). “Lo siento por Alfredo (Bravo), porque es una relación personal que excede lo político”, explicó Carrió a Página/12 una vez que concluyóel acto. “Pero esto consolida la idea de que tenemos que formar una fuerza homogénea. La decisión la tomaron ellos y para mí es un tema cerrado”, agregó.
No había ningún socialista, pero sí estaban los diputados del ARI, como Rafael Romá y María América González, además de referentes distritales, como el porteño Eduardo Jozami. Llegaron adhesiones del escritor Ernesto Sabato y del PT de Brasil. Y hubo, además, dos presencias inesperadas: Rafael Bielsa, candidato a jefe de Gobierno de la Ciudad con el respaldo de Néstor Kirchner; y Gustavo Gutiérrez, el diputado que trabajó junto a Carrió en la Comisión Antilavado, cuyo partido, el Demócrata de Mendoza, apoya la candidatura de Ricardo López Murphy.
El discurso
El dirigente metalúrgico Alberto Piccinini, un histórico del ARI, proclamó la candidatura de Carrió. “Es para Menem que lo mira por TV”, cantaban las barras, mientras Carrió saludaba con los brazos levantados. Camisa blanca con flores celestes, pantalón del mismo color y un saquito combinado, la diputada estrenaba imagen y discurso.
“Un año atrás nos estábamos encontrando muchos de los están acá y algunos que hoy no quisieron estar”, recordó la chaqueña, en la única referencia a la crisis con el socialismo. “Pasó un año y hoy el ARI es un partido nacional, con representación en los 24 distritos. Es la difícil tarea de caminar desnudos, sin recursos y sin dinero. Vamos a fundar un contrato moral porque si no hay contrato moral en cinco años nos saquean el país”, agregó.
En sintonía con su nueva estrategia comunicacional, Carrió aclaró que no iba a pronunciar un discurso de barricada. No apeló a sus clásicas metáforas sobre huracanes y partos, y su intervención fue concreta y programática (ver recuadro): mencionó los planes para generar empleo, el proyecto para recrear una empresa petrolera nacional, la nulidad de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final y la renegociación de la deuda.
En un tono que por momentos se volvía más intimista, Carrió apeló también a la memoria familiar: habló de “volver a la utopía de nuestros abuelos”, de “la mesa familiar bien servida” y de “recrear la idea de mi hijo el doctor”.
Concluyó con un párrafo de esperanza. “El poder puede hacer muchas cosas pero no puede destruir las conciencias. No podrán con nosotros porque a fuerza de verdad y convicción vamos a edificar un nuevo país.”
El futuro
El acto de ayer fue la gran apuesta –un tanto demorada– del ARI y de Carrió. Aunque su imagen había crecido en forma imparable a partir del colapso de la Alianza y el ostracismo de Chacho Alvarez, últimamente había sufrido un estancamiento innegable. La fugaz sociedad con Luis Zamora y Víctor De Gennaro para luchar por la caducidad de los mandatos instaló confusión, y el anuncio sobre la suspensión de la campaña creó dudas sobre su voluntad de candidatearse.
A tres meses de aquellos desaciertos, Carrió salió a recuperar terreno. Por eso, además de la proclamación de su candidatura y la presentación del PARI, la diputada difundió ayer las bases de su programa de gobierno, con el que aspira a neutralizar las críticas sobre su supuesta falta de proyecto y a mostrar una imagen diferente al internismo peronista.
De ahora en más, la diputada deberá dedicarse de lleno a la ardua tarea del candidato: trabajo en el plan definitivo a través de comisiones, recorridas por el conurbano, viajes al interior y la estratégica definición sobre su compañero de fórmula.
No será sencillo. En principio, deberá resolver viejos inconvenientes: su falta de recursos, sus dificultades para ampliar su espacio con nuevas alianzas políticas, la excesiva dependencia mediática. Y también tendrá que enfrentar problemas nuevos: la virtual ruptura con el socialismo es ungolpe durísimo para Carrió, que podría perder a su principal sostén partidario y a su socio político más fuerte.
En este contexto, y a pesar de los esfuerzos, su futuro político aún es una incógnita. Más allá de los episodios puntuales, hay problemas que parecen más de fondo: muchos, incluso los integrantes del círculo íntimo de la chaqueña, sostienen que ha llegado el momento de revisar su estilo excesivamente personalista de conducción. A pesar de todo, ayer Carrió parecía contenta. “Si pude irme del radicalismo y separarme de (Raúl) Alfonsín, también voy a poder enfrentar esto”, aseguraba.

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