Jue 04.06.2009

EL PAíS  › EL JUICIO POR EL ASESINATO DE FLOREAL AVELLANEDA

Acerca de los límites de lo racional

› Por Adriana Meyer

“Si alguien me mandaba a matar a mi mamá era irrazonable”, dijo el general de brigada retirado Heriberto Justo Auel respecto de los límites de las órdenes impartidas por los genocidas durante la dictadura. En una nueva audiencia del juicio por el secuestro de Iris Avellaneda y su hijo Floreal, y el asesinato del joven, declaró también el subjefe de la Policía Bonaerense durante la dictadura, Horacio Celia, señalado como responsable de estos hechos por el imputado Alberto Aneto. Ante la estrepitosa caída de su coartada, el ex policía intentó involucrar a otros represores para sembrar la duda, pero la declaración de Celia no generó ningún interrogante que pudiera haberlo beneficiado.

Aneto también había acusado al ex coronel del Ejército Jorge Felipe Calatayud, ex jefe de la Unidad Regional Nº 3 de San Martín, pero el tribunal informó que está enfermo y en camino de ser declarado insano mentalmente.

El abogado Jorge Brioso, que representa a la familia Avellaneda, pidió que Celia fuera eximido de prestar juramento de decir verdad porque sus respuestas podrían resultar “autoincriminatorias”, pero la presidenta del tribunal Lucila Larrandart le hizo saber que ya había sido convocado como testigo. Celia repasó su carrera policial, dijo que llegó a ser segundo del imputado general Fernando Verplätsen en la Jefatura de la bonaerense en 1982. Confirmó que esa fuerza estaba bajo el control operacional de las Fuerzas Armadas, y que los jefes militares a los que respondían en San Martín eran los de Campo de Mayo. También dijo que había operativos conjuntos de personal militar y policial “en apoyo a las Fuerzas Armadas”, y que a la policía le tocaba “hacerse cargo de las secuelas”. En ese sentido, dijo que “los civiles muertos en estos procedimientos debían ser enterrados como NN, como los indigentes que por estos días se mueren de frío”. Desde el golpe del 24 de marzo de 1976, al que llamó “revolución”, dijo reportar al imputado general Santiago Omar Riveros, y afirmó que recordaba el operativo en el que fueron secuestrados Iris y Floreal.

Antes del final de la audiencia, con la emisión del documental Escuadrones de la Muerte de Marie-Monique Robin, declaró el general Auel, vinculado al área de Inteligencia y que fuera intensamente promovido en los ’80 como posible jefe del Ejército por Bernardo Neustadt. Fue convocado por la defensa como testigo de concepto.

–¿Cuáles eran los límites en las órdenes a cumplir? –le preguntó el fiscal Marcelo García Berro.

–Jamás he visto torturas en el ámbito militar –respondió Auel.

–Esa no es la pregunta, sino si la orden de torturar era de cumplimiento obligatorio –le aclaró la jueza Larrandart.

–El límite era la razonabilidad, nunca me ordenaron matar a mi mamá, que sería una orden irrazonable –contestó el testigo.

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