EL PAíS › LA PRESIDENTA ENCABEZA LA DELEGACION ARGENTINA EN LA CONFERENCIA ANUAL DE LA OIT
Cristina Fernández de Kirchner arribará hoy a Ginebra, junto al ministro de Trabajo, Carlos Tomada. Insistirá en que la Organización Internacional del Trabajo sea incorporada al G-20. También integra la comitiva el secretario general de la CGT, Hugo Moyano.
› Por Nora Veiras
“Hace justo diez años la Argentina era invitada a la reunión del Fondo Monetario Internacional (FMI) como la mejor alumna del ajuste; ahora es invitada a la Organización Internacional del Trabajo (OIT) porque en el marco de la crisis internacional no apeló a políticas de ajuste, sino que, al contrario, hizo eje en el mantenimiento del empleo y en una mayor presencia del Estado.” En diálogo con Página/12, el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, recorrió el derrotero de la historia reciente para explicar los motivos de la participación de la delegación argentina, encabezada por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, en la Conferencia Anual de la OIT, que se desarrollará a partir de mañana en Ginebra, Suiza. El objetivo de las deliberaciones es alcanzar un pacto global mundial en defensa del empleo.
En su ponencia, CFK insistirá en la propuesta para que la OIT sea incorporada al G-20, los veinte países desarrollados y emergentes de la economía mundial. “Así como están el FMI y el Banco Mundial, nuestra idea es que la OIT tenga el mismo estatus en el G-20: la voz de los trabajadores es la voz de la economía real, el día a día de la producción y el trabajo”, consideró Tomada, que el martes participará en la reunión de ministros de Trabajo del G-20 en un panel junto a Hilda Solis, su par en el gabinete de Barack Obama. El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, ya respaldó la iniciativa de la Presidenta, que en abril pasado sorprendió al director regional para América latina y el Caribe de la OIT, Jean Maninat, cuando se realizó en Buenos Aires un seminario por los 90 años de la organización.
La comitiva argentina estará integrada además por los ministros Lino Barañao (Ciencia y Tecnología), el canciller Jorge Taiana y el secretario general de la CGT, Hugo Moyano. Los representantes de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA) también participarán, pero esta vez no viajó su titular, Hugo Yasky, porque el tema de la libertad sindical no está en la agenda de la cumbre. La CTA viene reclamando, con el aval de un fallo de la Corte Suprema de Justicia, que el Estado le otorgue la personería gremial para equiparar su estatus institucional con la CGT. Tomada consideró que “un modelo sindical de sesenta años no se cambia de un día para el otro. No es sólo por ley o resolución”, pero concedió que “tampoco se puede estar contra los procesos”.
Tomada es un habitué de las deliberaciones de la única organización de Naciones Unidas de representación tripartita: empleadores, trabajadores y gobiernos. “Estoy yendo desde los ’70, en los ’90 acompañando la representación de la Confederación General del Trabajo y entre el 2005 y 2006 como presidente del Consejo de Administración que integran 18 de los 183 países miembros”, recordó el ministro. “Desde el 2003 estamos insistiendo en que las políticas económicas son buenas en la medida que estén direccionadas a la creación de empleo. A nosotros nos miraban por la crisis del 2001 y en el 2004 nos invitaron para exponer el caso argentino por la expansión de las fuentes de trabajo”, remarcó Tomada.
El 2 de abril pasado el documento del G-20 que se reunió en Londres prometió: “Vamos a emprender una ampliación fiscal concertada y sin precedentes, que salvará o creará millones de empleos que de otro modo se habrían destruido y que, para finales de año, representará cinco billones de dólares, elevará la producción en un 4 por ciento y acelerará la transición hacia una economía ecológica”. Veinte días después, en Buenos Aires, en el seminario aniversario de la OIT especulaban con que la crisis internacional podría cobrarse hasta dos millones de empleos en América latina.
El ministro de Trabajo, que ya lleva seis años continuos en el cargo, comentó a este diario que “la crisis no tiene que ser una excusa para la precarización o los despidos: hoy la demanda social en el mundo es que haya una proyección de estabilidad en el empleo que pasa por una alianza entre empresas privadas y políticas públicas que protejan el trabajo”. Tomada señaló que “si hubiéramos dejado actuar sólo al mercado, se hubieran producido miles de despidos: muchos empresarios tienen el reflejo pavloviano de manotear los telegramas. En cada plan oficial de créditos o subsidios ponemos como condición el compromiso del mantenimiento de las fuentes de trabajo”.
–¿Qué cifras manejan sobre la cantidad de despidos que se produjeron en el marco de la crisis internacional?
–Hay dando vuelta muchos datos inventados. Algunos son números ridículos, hay consultoras privadas que hablan de 75 mil. En la Argentina no hay despidos colectivos. Más que despidos lo que hay es una retracción de las nuevas contrataciones, es un fenómeno que tiene que ver con las expectativas.
La Presidenta tendrá un relevamiento directo del impacto de la crisis en el mercado laboral internacional de boca de los propios protagonistas: mañana después de su exposición en el plenario recibirá a una delegación de la Central Sindical Internacional integrada por unos treinta líderes gremiales de todo el mundo.
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